Tinta de Verano
Por
Teófila Martínez contra el nudismo en Cádiz
Siguen en pelotas y la alcaldesa de Cádiz les joderá el verano. A su disposición tendrá a los mirones de la poli local, agentes voyeurs autorizados
Siguen en pelotas y la alcaldesa de Cádiz les joderá el verano. A su disposición tendrá a los mirones de la poli local, agentes voyeurs autorizados (cuidado: se mira pero no se toca), que intentarán pillar a nudistas, la versión posmoderna y playera de los pecadores Adán y Eva. Teófila Martínez, una santanderina que para asombro del sonado PSOE local todavía gana elecciones compulsivamente, ha declarado la guerra a los que practican el nudismo en la Playa de Cortadura. Nada de enseñar los genitales. Ni los pechos. Aquí no se desnuda nadie.
El nudismo en las playas gaditanas está mucho más consolidado que el Trofeo Ramón de Carranza y si me apuran es hasta más antiguo que los adorados Carnavales, pero Teo, la alcaldesa rubia de bote, quiere animar el comercio local: habrá que comprar bañadores, bikinis y trikinis si insistes en tomar el sol de agosto con vistas al Atlántico sureño.
En Cortadura, la única playa natural de la ciudad y la más extensa, lindando con el término municipal de San Fernando, siempre se ha permitido el nudismo y ahora el Ayuntamiento fundamenta su tesis de ponte la ropa porque yo lo ordeno en la supuesta falta de moralidad que es mostrar el cuerpo tableta de chocolate o supermichelin sin ningún añadido de corte y confección.
Este inesperado revival de la “ley de vagos y desnudantes” mejorará la paupérrima tesorería del Ayuntamiento de Cádiz: la mirona Policía Local podrá multar con hasta 750 euros al que localice en Cortadura sin trapo alguno. Teófila aún no ha desvelado qué castigo soportará el que ose desnudarse en las playas urbanas de la Victoria, Caleta o Santa María… No hay que descartar el destierro lejos de la Tacita de Plata.
Todavía hay mentes calenturientas que asocian el nudismo con el acto sexual desenfrenado, loco, juvenil, azaroso y algo incómodo, la verdad, en la arena finísima de Cádiz y eso, argumentan, no liga bien con los valores familiares. ¿Acaso no hay familias enteras que practican el nudismo? No digo que sea lo que piense la alcaldesa, no, pero el hecho sería bien digno de analizar por el escritor algecireño Juan José Téllez, (acaba de ganar el Premio Unicaja de Poesía, antes Rafael Alberti), que el año pasado publicó un desternillante ensayo sociológico: Teoría y praxis gadita.
Ya estoy reservando localidad en el Gran Teatro Falla para las finales de los Carnavales. Teo, Cortadura y el nudismo. La chirigota que se gestó cuando el mirón de la poli vio cómo la mujer que retozaba con aquel tipo era la chica que le gustaba del coro de San Fernando.
Siguen en pelotas y la alcaldesa de Cádiz les joderá el verano. A su disposición tendrá a los mirones de la poli local, agentes voyeurs autorizados (cuidado: se mira pero no se toca), que intentarán pillar a nudistas, la versión posmoderna y playera de los pecadores Adán y Eva. Teófila Martínez, una santanderina que para asombro del sonado PSOE local todavía gana elecciones compulsivamente, ha declarado la guerra a los que practican el nudismo en la Playa de Cortadura. Nada de enseñar los genitales. Ni los pechos. Aquí no se desnuda nadie.