Es noticia
Pepe Hidalgo y su “misión” en Marbella: golf, cartas y Casino
  1. España
  2. Tinta de Verano
Agustín Rivera

Tinta de Verano

Por

Pepe Hidalgo y su “misión” en Marbella: golf, cartas y Casino

Juan José Hidalgo aparece a las 20.10 horas con un cigarrillo R1 en la boca. En el porche del hotel Río Real, frente al decadente Incosol

Foto: Pepe Hidalgo y su “misión” en Marbella: golf, cartas y Casino
Pepe Hidalgo y su “misión” en Marbella: golf, cartas y Casino

Juan José Hidalgo aparece a las 20.10 horas con un cigarrillo R1 en la boca. En el porche del hotel Río Real, frente al decadente Incosol (donde tiene un apartamento), no queda ni una silla libre. “¿Hablamos ahora?”, pregunta el presidente de Globalia, mientras pide una botella de agua mineral “con mucho hielo”. Acaba de terminar su partida de golf diaria (unas cuatro horas de media) y ya no tiene como objetivo mejorar su hándicap. Lo que quiere es divertirse.

Hoy ha jugado como si estuviera en casa. Con su cuadrilla charra. Son los amigos salmantinos (Adrián, Matías, Eliseo, Ángel Luis…), “todos unos históricos”. El campo, donde también juega Raúl del Pozo (estos días con lumbago) o Patxi Andión, empieza al lado del hotel y resulta complicado para los no profesionales. “Hay cuatro pares tres con muchas dificultades”.

El verano de Hidalgo resulta absolutamente saltimbanqui. Imprevisible. De Mallorca a Madrid. De Salamanca a Marbella. Y de ahí a República Dominicana. Y en medio, por ejemplo, una reunión en Barcelona, donde el reportero le localiza. “Llámame mañana, que ya estaré en el Río Real”. El dueño del grupo turístico que emplea a 25.000 personas y facturará este año 3.500 millones de euros (un 10% más, aunque los beneficios serán inferiores a 2009) se quedará en Marbella hasta “el 12 ó 14 de agosto”. “Bueno, hasta que me aburra”, confiesa.

Se toma agosto con “tranquilidad absoluta”, pero su móvil no para de recibir llamadas. “Formalmente está de vacaciones, pero no para de trabajar. Al 100% nunca desconecta. El trabajo es diversión”, cuenta un estrecho colaborador de Hidalgo. El empresario no gasta Blackberry, ni teléfono inteligente. Tampoco utiliza fuera de su despacho de Pozuelo de Alarcón el correo electrónico. Su equipo más cercano sabe que le puede consultar cualquier cuestión al momento, pero tampoco le necesitan. “Mis empresas ya van solas”, certifica.

Asegura que van “solas”, aunque en abril de este año se llevó un gran sobresalto cuando su hombre de confianza, José Duato, primer ejecutivo en Globalia, anunció que le abandonaba. Fichaba por Orizonia para sustituir a Gabriel Subías, destituido por el fondo de inversión Carlyle. “Él buscó otra oportunidad, reestructuramos las tres áreas de negocio… Ya no me acuerdo de Duato para nada. Nosotros tenemos una organización en todas las áreas de negocio. No pasa nada si un director se va. Si se va uno, se promociona a otro”.

Pone cara de no querer seguir hablando del asunto Duato, de zanjar la conversación de raíz. Y a su estilo, como son sus respuestas (claras, directas, muy concisas, cortantes). “Él [Duato] sabe nuestra manera de trabajar y de hacer las cosas, pero nosotros somos pioneros e inventores. No me quita el sueño Orizonia ni ningún otro. Yo nunca he copiado nada. Los competidores han intentado copiar mucho de lo que yo he inventado”. Se refiere a la popularización de los viajes al Caribe, la creación de amplia red de agencias de viajes, líneas regulares a destinos turísticos y el cobro de la comida en los aviones.

A favor de Blanco y de los controladores militares

Se lleva bien con el poder. Esté quien esté. Sea el PP o el PSOE. Cualquiera. ¿Veleta? Esta es su explicación: “Mi sistema es defender siempre al que gobierna. Tenemos que ser disciplinados y respetar al Gobierno. Las cosas son como son y hay que aguantar las situaciones difíciles”.

Respalda al ministro José Blanco frente a la amenaza de convocatoria de huelga de los controladores. “La solución es la que pide el Ministerio. No puede haber unos señores con tanto sueldo. Es una exageración que cobren 200.000 euros anuales. Los salarios de estos señores al final repercuten en las aerolíneas y al consumidor. Si las cosas nos cuestan más tenemos que trasladar eso al billete. Esta medida es buena. Hay que formar controladores, meter militares y privatizar bastantes aeropuertos”.

La huelga de celo de los controladores y la previsible que harán en agosto perjudica a todos los grupos turísticos, pero no es el único factor que impide un aumento de los beneficios empresariales. Al encender su segundo cigarrillo R1 recuerda los otros tres puntos negros del año: las cenizas del volcán “tuvimos un problemón gordo”; la debilidad del euro frente al dólar (“gastamos dólares e ingresamos euros”) y el incremento del combustible (“ha subido un 15%”). Y añade: “Habrá menos beneficios, pero no me atrevo a decir el descenso. Aún nos quedan tres meses”. Globalia cierra en octubre su año empresarial.

“Yo he creado todo desde abajo, no como Díaz Ferrán”

Díaz Ferrán y Pascual, la competencia del grupo Marsans. “No me gusta hacer leña del árbol caído”. Pero no se resiste. Ofrece un dato. “Yo he creado todo desde abajo y el 80% de sus empresas han sido dadas por el Gobierno a dedo y encima han recibido dinero para sacarlas adelante”. Su receta empresarial viaja en otra dirección: “Ellos tenían sus compañías con cuentas independientes. Globalia es una sola cuenta. Si una va mal, tira de la otra. Por eso no pasa nada si en algún momento no nos va bien un área de negocio. Disciplina independiente, pero una sola cuenta. Es lo mejor”.  

Hidalgo no descarta ingresar en la patronal en el caso que no la presida el ex dueño de Marsans. “Yo pertenezco a la CEOE y no soy persona adecuada para opinar si Díaz Ferrán debe dirigirla o no”. Finiquitado este capítulo, recuerda que Air Europa (en 2009 fue la empresa que más ganó: 20 millones de euros) la sigue pilotando su hija María José, quien empezará su segundo año de estancia en Nueva York. Hace una temporada dejó la sede de Globalia de Llucmajor (Mallorca). “Sigue acudiendo a los consejos, pero quiere formarse en idiomas y que mis nietas, de 7 y 9 años, también lo aprendan”. Luego quizá se vaya una temporada a Francia.

En Marbella no suele practicar mucha vida social. “Salgo poco, no suelo moverme demasiado de esta zona. No sé si este año hay más ambiente que otros años, parece que sí. No he ido a Puerto Banús, pero sí al Casino [en Nueva Andalucía, junto a Banús], pero no soy mucho de juergas”. Lo que se le da muy bien son las cartas. En Mallorca son legendarias las partidas de póker que organiza en la Isla, donde se juega mucho dinero e invita a amigos empresarios. También solía aparecer algún político. Este agosto aún no ha jugado al póker. “Al mus y al tute sí he jugado”. ¿Triunfa? “Digamos que me defiendo bien”.

Hidalgo apura el encuentro. Y otro cigarrillo R1. “Bajo en cinco minutos, que estoy en una entrevista”, avisa. Acude a la entrega de premio del torneo de golf que ha patrocinado Halcón Viajes. “Yo siempre les aprieto a mis directivos. Les digo que hay que gastar menos, pero seguimos siendo espléndidos y tenemos las manos abiertas, lo que quiero es que la gente se vaya contenta”, resalta a medio centenar de profesionales del canapé, tras el sorteo de viajes a Nueva York, al Caribe… “Que sigamos muchos años divirtiéndonos”, anima el presidente de Globalia. Quizá esta noche regrese al Casino. El póker aún le espera.

Juan José Hidalgo aparece a las 20.10 horas con un cigarrillo R1 en la boca. En el porche del hotel Río Real, frente al decadente Incosol (donde tiene un apartamento), no queda ni una silla libre. “¿Hablamos ahora?”, pregunta el presidente de Globalia, mientras pide una botella de agua mineral “con mucho hielo”. Acaba de terminar su partida de golf diaria (unas cuatro horas de media) y ya no tiene como objetivo mejorar su hándicap. Lo que quiere es divertirse.

Marbella