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El 'disparate' del hotel Algarrobico
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Agustín Rivera

Tinta de Verano

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El 'disparate' del hotel Algarrobico

A cinco kilómetros del destino la vía se estrecha. Vértigo por la altura y vértigo por lo que empiezo a adivinar: un mastodonte de 22 plantas

A cinco kilómetros del destino la vía se estrecha. Vértigo por la altura y vértigo por lo que empiezo a adivinar: un mastodonte de 22 plantas de altura. El hotel Algarrobico a la vista. Este disparate urbanístico, ubicado en zona protegida, preside una presunta playa virgen de Carboneras (Almería). El Algarrobico como emblema y como síntoma. Preguntemos a los nativos.

“Ni lo tiran, ni lo terminan”. Lola tiene 36 años. Nació en el pueblo. Vive en Madrid. Miguel, su marido, de la misma edad, no se explica cómo dejaron construir a la promotora Azata Sol este establecimiento turístico comiéndose la montaña. “Es salvaje, una vergüenza para todos”, insiste Lola. “Lo increíble es que si tenía todos los permisos no sería ilegal”.

En esta playa almeriense, situada en el parque natural Cabo de Gata-Níjar, la reserva natural marítimo-terrestre más antigua de Andalucía, piensan que ya que el daño es irreparable lo mejor sería que dejaran la estructura tal y como está. Que no derribaran el edificio, que contempla 411 habitaciones y se empezó a construir en mayo de 2003. ¿Qué harían con el escombro? La montaña, aseguran, saldría aún más perjudicada.

A cinco kilómetros del destino la vía se estrecha. Vértigo por la altura y vértigo por lo que empiezo a adivinar: un mastodonte de 22 plantas de altura. El hotel Algarrobico a la vista. Este disparate urbanístico, ubicado en zona protegida, preside una presunta playa virgen de Carboneras (Almería). El Algarrobico como emblema y como síntoma. Preguntemos a los nativos.