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La nueva batalla de Trafalgar
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Agustín Rivera

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La nueva batalla de Trafalgar

En el mismo lugar donde el almirante Nelson derrotó a España las dunas dejan ver la costa. Esto es la toma de Trafalgar versión ecologista. La

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En el mismo lugar donde el almirante Nelson derrotó a España las dunas dejan ver la costa. Esto es la toma de Trafalgar versión ecologista. La convocatoria la organiza el movimiento 15M de Madrid, desplazado desde la capital a esta zona de la provincia gaditana amenazada por la presión urbanística, como ya denunció El Confidencial el pasado verano.

Los indignados de la Puerta del Sol querían montar una gorda en verano. ¿Qué sitio era el más apetecible? Se pusieron en contacto con la plataforma Salvar el Palmar (57.000 personas en su grupo de Facebook) que lidera Antonio Nabú, madrileño afincado en esta salvaje y atractiva playa de la costa de Vejer de la Frontera.

“Al principio pensaron en montar un campamento, pero no lo veíamos claro. Planteamos que la mejor fecha era el 15 de agosto. En el Puente es cuando todo está lleno”, cuenta Nabú tomándose una cerveza en un mediodía azotado por el intenso viento de Levante. Lola Illescas, portavoz de Ecologistas en Acción, participa en la conversación para denunciar que la construcción de hoteles causará un daño “irreparable”. También habla del movimiento 15M. “Tiene un carácter pacifista, y humanista; a mí me encantó lo del reparto de poesías de Mario Benedetti”, relata Illescas. Y Nabú apunta: “Es un activismo democrático y lo queremos demostrar no dejando la playa sucia”.

Miguel Ángel Rodríguez, representante de Democracia Real Ya en Cádiz, denuncia los proyectos de Malcucaña, Mangueta y Trafalgar. “En lugar de preservar esta costa como una joya única, que podría y debería convertirse en un ejemplo mundial de sostenibilidad y turismo responsable, generando verdadera riqueza para los ciudadanos, nuestra clase política vuelve a unirse a los intereses de la banca y de las grandes promotoras, para hacer más de lo mismo: especular con el terreno y embarcarse en macroproyectos que benefician a unos pocos”.

Había dos marchas simultáneas. La norte salía a las 12 del mediodía desde Malcucaña-El Palmar (a la que se unió otra marcha organizada desde Conil a las 10 de la mañana que partirá del puente sobre el Río Salado), y otra desde el Faro de Trafalgar, la marcha sur.  Ambas marchas no sólo pretendían tener un aire reivindicativo, sino también un carácter de pasacalles festivo. Ambas se fusionaron en la Playa de Mangueta a las 15 horas.

La gente se fue uniendo a la marcha y la mayoría aplaudían al paso de la comitiva. “Fue muy estimulante”, relata el portavoz de la plataforma Salvar el Palmar, que aclara que ellos no han organizado la llamada toma de Trafalgar, sino que sólo colaboran con la iniciativa. La niebla fue la anécdota de la marcha. Había grupos a tan sólo 100 metros, pero no se veían. Esperaban al resto de los manifestantes hasta que se dieron cuenta que estaban al lado, todos esperándose.

Al final fueron unas 500 personas las que tomaron la playa al grito de “Nuestras costas no son mercancía en manos de políticos y banqueros", o "Que el viento de levante se lleve a los mangantes”. Sólo faltó tomar la Trafalgar Square de Londres. La iniciativa lo mismo acepta el reto.

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En el mismo lugar donde el almirante Nelson derrotó a España las dunas dejan ver la costa. Esto es la toma de Trafalgar versión ecologista. La convocatoria la organiza el movimiento 15M de Madrid, desplazado desde la capital a esta zona de la provincia gaditana amenazada por la presión urbanística, como ya denunció El Confidencial el pasado verano.