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Gadafi ‘negoció’ su exilio en la Costa del Sol
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Agustín Rivera

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Gadafi ‘negoció’ su exilio en la Costa del Sol

La Costa del Sol jamás ha tenido el más mínimo inconveniente en alojar a dictadores. Más bien, es una de las marcas de la casa. El

La Costa del Sol jamás ha tenido el más mínimo inconveniente en alojar a dictadores. Más bien, es una de las marcas de la casa. El general cubano Batista murió en Marbella en agosto de 1973. Convendría esquivar el nombre de Francisco Franco por ser demasiado obvio que no sólo inauguró pantanos, sino que frecuentó hoteles de lujo y puertos deportivos de la provincia malagueña. En 1960 Juan Domingo Perón (para Los Simpsons fue un dictador) también se hospedó en el mítico hotel Pez Espada de Torremolinos.

Puesto así, no resulta ningún disparate que Gadafi pensara exiliarse en la Costa del Sol. El territorio que abarca entre Benahavís y Málaga no es inédito para el primo hermano en lo físico del irrepetible Jesús Quintero. El loco de Libia, a través del Lybian Foreign Bank, preveía construir 1.915 viviendas, un hotel, un palacio de congresos y un campo de golf en la finca La Resinera. Se trata del latifundio más grande de la Costa, con 6.500 hectáreas, situado entre Júzcar, Pujerra y Benahavís. El enclave está afectado por el Lugar de Interés Comunitario (LIC) de las sierras Bermeja y Real y la Reserva Intercontinental de la Biosfera entre España y Marruecos.

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La Resinera estaba destinada a transformarse en Eurodisney. Ocurrió en los ochenta y fue idea del libanés Reda Alaywan, entonces propietario de la finca. París ganó la batalla, aunque aún no hay nadie que pueda entender cómo se instaló el parque de atracciones de Mickey Mouse en un lugar en el que la lluvia y los días sin sol son la norma cotidiana.

En la propiedad costasoleña de Gadafi podría galopar con libertad sin ira El Rayo del Líder, el equino que Gadafi regaló a José María Aznar en su visita a España de 2003. “Se asemeja más a un poni que a un caballo de raza árabe”, contaba Nacho Cardero. El pobre Rayo languidece en el Escuadrón de Caballería de la Guardia Civil de Valdemoro, lejos de la Primavera árabe versión Libia.

Negocios de armas aparte y tras el indulto como terrorista de la comunidad internacional, el chico malo del Magreb visitó España en 2007. La gira andaluza incluyó el alojamiento en el hotel-hacienda La Boticaria de Alcalá la Guadaira. En Málaga el presupuesto ya le pilló muy justo. Se hospedó en el NH Málaga, un cuatro estrellas de la ciudad. Allí instaló una jaima en uno de los patios del hotel. Se preveía una visita a la Alhambra. No la hizo. Michelle Obama, tres años después, aceptó la invitación.

El alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, difundió ayer por la tarde en su cuenta de twitter que el rodaje de la película The Dictator dejará en la capital andaluza un millón de euros. Aún se desconoce si Gadafi tendrá un cameo estelar en la superproducción inspirada en la obra Zabibah and the King sobre otro cómplice de tropelías de Gadafi: Sadam Hussein. Quizá cuando se estrene la película -o incluso ya hoy mismo- el dictador libio se abone al mismo trágico final de Hussein.

La Costa del Sol jamás ha tenido el más mínimo inconveniente en alojar a dictadores. Más bien, es una de las marcas de la casa. El general cubano Batista murió en Marbella en agosto de 1973. Convendría esquivar el nombre de Francisco Franco por ser demasiado obvio que no sólo inauguró pantanos, sino que frecuentó hoteles de lujo y puertos deportivos de la provincia malagueña. En 1960 Juan Domingo Perón (para Los Simpsons fue un dictador) también se hospedó en el mítico hotel Pez Espada de Torremolinos.

Muamar el Gadafi