Es noticia
Se os tenía que caer la cara de vergüenza
  1. España
  2. Tirando a Dar
Carlos Fonseca

Tirando a Dar

Por
Carlos Fonseca

Se os tenía que caer la cara de vergüenza

Ha sido como mirar por la cerradura y descubrir a la política en pelotas. Los papeles de Wikileaks han dejado al descubierto la trastienda de las

Ha sido como mirar por la cerradura y descubrir a la política en pelotas. Los papeles de Wikileaks han dejado al descubierto la trastienda de las relaciones diplomáticas y, en el caso de España, la sumisión a los intereses de Estados Unidos. Sumisión que en algunos casos está en el límite del delito, como es el caso de la muerte del cámara José Couso en Iraq por los disparos de un blindado norteamericano.

El Gobierno ha restado importancia a los documentos desvelados con el argumento de que son apreciaciones subjetivas, chascarrillos sin más de los distintos embajadores de Estados Unidos en España, que en los cables enviados a la Secretaría de Estado de su país dan cuenta del contenido de sus reuniones con ministros, dirigentes políticos y altos cargos de la administración y de la judicatura.

Así, hemos sabido de las presiones de la delegación diplomática norteamericana para que la Audiencia Nacional archivara la causa abierta contra los soldados norteamericanos que dispararon contra el hotel Palestina, en el que se alojaban los enviados especiales de numerosos medios de comunicación de todo el mundo para cubrir la toma de Bagdad, entre ellos el cámara José Couso.

Los informes revelan como el Fiscal General del Estado, el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, el fiscal del caso y hasta la vicepresidenta del Gobierno se ofrecierona echar una mano para que el sumario fuese archivado, como finalmente ocurrió pese a los “rabiosamente independientes” magistrados de la Audiencia, los únicos que salen bien parados del retrato en negro que hace la diplomacia norteamericana.

Rodríguez Zapatero dijo tras la filtración de los papeles que no opinaba de estas cosas. Le deben parece pecata minuta, y el presidente Obama, tras semanas de silencio, ha calificado de vergüenza lo que ha hecho Wikileaks

¿Chascarrillos? O es verdad lo que relatan los cables, o es mentira. Si es verdad, alguien debería haber dimitido por actuaciones como mínimo vergonzosas, que en algún caso lindan con el delito. Si es mentira, el Gobierno español debería haber exigido un desmentido claro y las consiguientes disculpas de las autoridades norteamericanas. Quien calla otorga y el Gobierno ha hecho mutis por el foro. También los señalados han guardado un clarificador silencio, salvo algunas manifestación de carril, del tipo “escrupuloso respeto al Estado de Derechos” y otras vacuiades.

El PP ha guardado un clamoroso silencio, cosa rara en un partido que aprovecha cualquier circunstancia para criticar al Gobierno. Había gato encerrado en su falsa discreción: las reuniones de algunos de sus dirigentes con el embajador de turno, que aprovecharon para descalificar a compañeros de partido. Conductas que causarían sonrojo en cualquier persona.

Se supone que el embajador cumplía con su trabajo, pero yo pensaba que una carrera tan cualificada y valorada, de gente que mea colonia, era, como decirlo, más decorosa. Aprovecha el diplomático una cena con José María Aznar y su mujer para dar cuenta de los comentarios de salvapatrias del entonces ya retirado presidente del Gobierno. Supongo que pediría disculpas para ir al baño y tomaría nota en el papel higiénico, a modo de Jack Kerouac, que escribió su En el camino en un rollo de papel continuo.

Sólo la izquierda parlamentaria (no, no, ahí no está el PSOE) ha exigido la creación de una comisión de investigación para saber si lo que recogen los cables es cierto y, en su caso, exigir las responsabilidades políticas y penales a que pudiera haber lugar. No habrá comisión ni nada que se le parezca, porque todos los “grandes” tienen cosas que ocultar.

Rodríguez Zapatero dijo tras la filtración de los papeles que no opinaba de estas cosas. Le deben parece pecata minuta, y el presidente Obama, tras semanas de silencio, ha calificado de vergüenza lo que ha hecho Wikileaks. Su creador, Julián Asange, está en la cárcel por un presunto delito deviolación y abusos sexuales. La justicia determinará si esas imputaciones, que él niega, son ciertas, pero esta circunstancia ni resta valor ni desvirtúa el contenido de la documentación hecha pública.

A mí me parece que conocer la trastienda de la política es un ejercicio muy sano de democracia y en este caso muy poco decoroso para sus protagonistas. Los ciudadanos tenemosderecho a saber, a conocer. Nuestro voto en las urnas legitima al Gobierno de turno, pero no es un cheque en blanco para que haga lo que quiera. La política no lo justifica todo. Bien por Assange y su luz y taquígrafos.

Hasta el próximo lunes.

Ha sido como mirar por la cerradura y descubrir a la política en pelotas. Los papeles de Wikileaks han dejado al descubierto la trastienda de las relaciones diplomáticas y, en el caso de España, la sumisión a los intereses de Estados Unidos. Sumisión que en algunos casos está en el límite del delito, como es el caso de la muerte del cámara José Couso en Iraq por los disparos de un blindado norteamericano.

José Couso Julian Assange