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No se pueden poner puertas al campo
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Carlos Fonseca

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Carlos Fonseca

No se pueden poner puertas al campo

Sortu no podrá participar en las elecciones municipales y forales del próximo 22 de mayo porque es una continuidad de la ilegalizada Batasuna, lo que no

Sortu no podrá participar en las elecciones municipales y forales del próximo 22 de mayo porque es una continuidad de la ilegalizada Batasuna, lo que no impedirá que la izquierda abertzale sea una opción en las urnas. Lo hará en las listas de Bildu, la coalición entre EA y de Alternatiba, con candidatos sin relación alguna con Batasuna y sus marcas electorales precedentes para evitar que sean anuladas por estar “contaminadas”.

Resulta obvio decir que, salvo los cinco promotores de Sortu que figuran en sus estatutos, este partido no tiene militancia formal y será imposible discernir que militantes de facto se incorporarán a las listas de Bildu. Lo previsible es que la izquierda abertzale ilegalizada se sume a sus candidaturas a las diputaciones forales y a los principales ayuntamientos, y en los municipios pequeños concurra con plataformas electorales.

El Gobierno se ha apresurado a anunciar que utilizará todos los medios a su alcance para frustrar este plan B, pero con las precauciones que Bildu piensa adoptar me parece muy difícil que logre su objetivo. La izquierda abertzale volverá así a las instituciones, y lo hará con fuerza porque la sociedad vasca, al contrario que la española, está convencida de que su apuesta por las vías exclusivamente políticas y democráticas y su desmarque de ETA es sincera.

Si el suelo de los radicales se sitúa en torno al 10% de votos con ETA activa, y el 20% en situaciones de tregua, no es descabellado pensar que en esta ocasión pueda superar dicho porcentaje si a sus votantes se suman los de EA y Alternatiba y el apoyo de quienes, sintiéndose independentistas, no se identifican con ninguna sigla pero consideran que el Gobierno ha ido demasiado lejos con la ilegalización de Sortu. El escenario político que surja del 22 de mayo obligará a replantear muchos de los actuales pactos.

Sortu cumple la Ley de Partidos

Habrá que esperar hasta mañana martes para conocer los razonamientos jurídicos en los que la Sala del 61 del Tribunal Supremo sostiene su decisión, que ha distado mucho de ser unánime. El fallo ha sumado nueve votos a favor y siete en contra, y se han anunciado tres votos particulares. Un resultado muy justo que abre la puerta a que el Tribunal Constitucional resuelva a favor de Sortu el recurso de amparo que han anunciado sus abogados.

La izquierda abertzale volverá así a las instituciones, y lo hará con fuerza porque la sociedad vasca, al contrario que la española, está convencida de que su apuesta por las vías exclusivamente políticas y democráticas y su desmarque de ETA es sincera

Si algo me quedó claro de las dos sesiones que necesitó el Supremo para abordar los recursos presentados por la fiscalía y la abogacía del Estado es que Sortu cumple a rajatabla la Ley de Partidos, pero el fiscal y el abogado del Estado creen que se trata de una treta, un fraude de ley, un engaño para sortear la legalidad y poder presentarse a las elecciones. No soy un experto, pero la falta de confianza no me parece un concepto jurídico.

Si el Gobierno, y ahora el Supremo, sostienen que Sortu es una continuidad de Batasuna y está a las órdenes de ETA, ¿no habrán incurrido sus promotores en un delito de colaboración con banda armada?. Y quienes han apoyado su legalización, como Íñigo Urkullo o Jesús Eguiguren, ¿han hecho apología del terrorismo? Obviamente no, pero es un razonamiento que cualquiera puede hacerse si ha escuchado el cúmulo de acusaciones que destacados miembros del Gobierno, del PSOE y del PP han hecho contra el fallido partido de la izquierda abertzale.

Sortu debería haber sido legalizado. Si posteriormente se hubiese demostrado que, efectivamente, estábamos ante una mera añagaza podría haber sido ilegalizado sin mayores dificultades con los instrumentos que facilita la Ley de Partidos. ¿Por qué entonces tanto miedo?

La decisión del Supremo, aunque jurídica, tiene una enorme trascendencia política. De momento, abre interrogantes sobre la estrategia que adoptará ETA y quienes desde la izquierda abertzale (EKIN) no apostaban por la creación de Sortu, sino por abrir una nueva etapa de confrontación violenta con el Estado. Estos iluminados son el verdadero peligro.

Si la banda terrorista vuelve a atentar con la excusa de que ni aún cumpliendo la ley la izquierda abertzale puede estar en las instituciones, escucharemos la voz de los agoreros con el “ya lo decía yo”. Si eso ocurriera, estoy convencido de que esta nueva izquierda abertzale respondería con el rechazo inequívoco. La prueba de que su apuesta no es coyuntural, sino de futuro. No estará en las elecciones del 22 de mayo con marca propia, pero estoy seguro de que sí la tendrá cuando en 2013 se celebren las elecciones autonómicas. Su vuelta a las instituciones es solo una cuestión de tiempo. El Gobierno sabe de sobra que no se pueden poner puertas al campo.

Hasta el próximo lunes.

Sortu no podrá participar en las elecciones municipales y forales del próximo 22 de mayo porque es una continuidad de la ilegalizada Batasuna, lo que no impedirá que la izquierda abertzale sea una opción en las urnas. Lo hará en las listas de Bildu, la coalición entre EA y de Alternatiba, con candidatos sin relación alguna con Batasuna y sus marcas electorales precedentes para evitar que sean anuladas por estar “contaminadas”.

Bildu Iñigo Urkullu