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Algo habrá que hacer con tanto banquero sinvergüenza
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Carlos Fonseca

Tirando a Dar

Por
Carlos Fonseca

Algo habrá que hacer con tanto banquero sinvergüenza

Las escandalosas, indecentes, inmorales, obscenas, groseras e impúdicas indemnizaciones que están pagando las cajas de ahorro a los altos ejecutivos que las han quebrado son un

Las escandalosas, indecentes, inmorales, obscenas, groseras e impúdicas indemnizaciones que están pagando las cajas de ahorro a los altos ejecutivos que las han quebrado son un insulto al sentido común y a los ciudadanos, a los que no dejan de pedir sacrificios sin fin. El cinturón no da para más y nos han puesto un dogal.

Vamos con los ejemplos. Don José Luis Pego, director general de Novacaixagalicia, se ha prejubilado a los 54 años (a los 67 solo los currelas) con una indemnización de 10,8 millones de euros (seguro que no es de las de 20 días por año trabajado). Otro alto ejecutivo de la caja, don Gregorio Gorriarán, se ha levantado 7,5 millones, y su compañero don Javier García Paredes, prejubilado a los 51 años, se ha embolsado 3,5 millones. Todos ellos eran gestores de una entidad quebrada que el Estado se ha tenido que quedar a costa de inyectar miles de millones de euros. ¡Y no pasa nada!

Los políticos se limitan a calificar de indecente lo ocurrido y prometen que van a poner medios para que no vuelva a ocurrir, pero nunca hacen nada, y el gobernador del Banco de España, don Miguel Ángel Fernández Ordóñez, mira para otro lado, como si la cosa no fuera con él ni fuese suya la responsabilidad de supervisar a las entidades financieras. Él, que tantas lecciones de austeridad da.

Pasarán los días y a este escándalo lo tapará otro, vendrán otros sinvergüenzas que harán mejores a sus predecesores, y seguirá sin pasar nada. Los prejubilados de oro dicen que la pasta que se llevan a casa es legal porque así lo establecen sus contratos blindados y pensiones multimillonarias, autorizados por los consejos de administración de sus entidades, en los que están representadas las comunidades autónomas, ayuntamientos y sindicatos.

Mientras tanto, cajas y bancos suben las comisiones que nos cobran por una tarjeta de crédito o de débito (que les reportan ingresos cada vez que las usamos para nuestras compras), otros euros más como comisión de mantenimiento (les dejamos nuestro dinero y encima tenemos que pagarles), más comisiones por hacer una transferencia, ingresar un talón, pedir moneda extranjera y por cada carta que te envían a casa. Hemos asumido que las cosas son así y aceptamos con docilidad y resignación su usura.

Si los responsable de controlar tanto desmán no hacen nada, tendremos que ser los clientes los que tomemos las riendas. Por ejemplo, sacando nuestro dinero de aquellas cajas intervenidas y nacionalizadas por la codicia e incompetencia de sus gestores, a los que no se les reclaman responsabilidades y se les asegura un retiro dorado.  Tal vez así se enteren de que el dinero es nuestro y no suyo.

Si don Miguel Ángel Fernández Ordóñez, a quien se le seca la boca de tanto pedir una reforma laboral en profundidad (y no la mariconada de reforma que ha hecho el Gobierno) hubiese ejercido de supervisor, como es su obligación, esto no habría ocurrido. A él y a todos los banqueros sinvergüenzas habría que exigirles responsabilidades, incluso penales, por el agujero que han hecho en las arcas del Estado a costa de los contribuyentes, pero nada de esto va a ocurrir.

Podría hablarles también de la intervenida Caja de Ahorro del Mediterráneo (CAM), “lo peor de lo peor” según don Miguel Ángel Fernández Ordóñez, donde su directora general, doña María Dolores Amorós, ha sido despedida por “buscar el beneficio propio, falsear las cuentas y realizar una gestión deficiente”, pese a lo cual se ha ido a su casa con un pensión vitalicia de 370.000 euros al año. Los nuevos gestores de la CAM nombrados por el Banco de España dicen que lo van a impedir, pero Mª Dolores tiene el papo de decir que recurrirá a los tribunales para pedir ¡justicia!

A todos éstos banqueros no les afecta la crisis, es más, les da dinero. Lo contrario que a los 95.817 nuevos parados del pasado mes de septiembre, el incremento más alto en este mes de los últimos 15 años. ¿Es esta la luz al final del túnel de la que habla el Gobierno y promete la oposición? Lo que más duele es que los responsables del Ministerio de Trabajo digan cada vez que se hacen públicas las cifras del desempleo que “es un mal dato”, como si no fuera obvio, y, acto seguido vaticinen que “el empleo repuntará en el último trimestre del año”. Y una de dos, o son unos pésimos analistas o unos mentirosos. O quizá no sea ni lo uno ni lo otro y sencillamente nos toman por tontos.

Afortunadamente, a grandes males, grandes remedios: ¡Que viva la duquesa de Alba!

Hasta el próximo sábado.

Las escandalosas, indecentes, inmorales, obscenas, groseras e impúdicas indemnizaciones que están pagando las cajas de ahorro a los altos ejecutivos que las han quebrado son un insulto al sentido común y a los ciudadanos, a los que no dejan de pedir sacrificios sin fin. El cinturón no da para más y nos han puesto un dogal.