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El Gobierno miente cuando dice que la reforma laboral va a crear empleo
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Carlos Fonseca

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Carlos Fonseca

El Gobierno miente cuando dice que la reforma laboral va a crear empleo

Decía el fascista Goebbels que una mentira repetida mil veces se convierte en una gran verdad. La patronal y el Gobierno (el de ZP antes y

Decía el fascista Goebbels que una mentira repetida mil veces se convierte en una gran verdad. La patronal y el Gobierno (el de ZP antes y el de Rajoy ahora) están aplicando la tesis del ministro de Propaganda nazi para convencernos de que la salida de la crisis pasa fundamentalmente por otra reforma laboral más. Lo han repetido ya más de mil veces y seguirán haciéndolo, pero no por ello deja de ser mentira. El último en subirse al carro ha sido Luis de Guindos, ministro de Economía, que esta misma semana ha dicho que la reforma del mercado de trabajo es incluso más importante que la del mercado financiero.

La reforma laboral es un eufemismo para no hablar de recorte de derechos, que en esta ocasión justifican con tres razones: el mercado de trabajo es rígido; el despido es caro y hay demasiadas modalidades de contratación. Mentira lo primero, mentira lo segundo, y si hay demasiados modelos de contrato es porque en su día interesó para tener mano de obra barata. El Gobierno de turno pensó que mejor un muerto de hambre que un parado, que no cotiza y además cobra.  

La realidad refuta la propaganda oficial, porque el paro no ha dejado de aumentar pese a que el anterior Gobierno ya modificó sustancialmente las relaciones laborales en beneficio de los empresarios, con el argumento de que las medidas iban a ayudar a crear empleo, pese a lo cual el desempleo afecta ya a  5.273.600 personas, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al último trimestre de 2011 que conocimos el viernes. 

Vamos con más mentiras: Los empresarios no contratan porque el mercado laboral es rígido. El pasado año se registraron 14.433.232 contratos, de los que 13.323.069 fueron temporales (el 92,31%), y 1.110.163 indefinidos (el 7,69%). De entre los primeros, algo menos de la mitad, el 44,8%, tenían una duración máxima de un mes; el 14% se suscribieron por un tiempo de entre uno y seis meses, y sólo en el 2,2% de los casos el contratado lo fue por más de medio año. El restante 39% suscribió contratos temporales de duración indeterminada (el limbo del temporal), tras los que se ocultan muchas irregularidades y chanchullos. 

La mayoría de todos estos contratos temporales (el 86,24% exactamente) lo fueron por los conceptos de “obra o servicio” y “eventuales por circunstancias de la producción”, dos cajones de sastre donde los empresarios pueden meter lo que les dé la gana sin temor a que al Servicio Público de Empleo (SEPE) le dé por comprobar si los contratos se ajustan a la realidad. ¿Es esto rigidez del mercado de trabajo? Porque a mí me parece más flexible que un junco.

Segunda mentira: Los empresarios no contratan porque el despido es caro. Si, como hemos visto, nueve de cada diez contratos que se suscriben son temporales, la indemnización que les corresponde es de 8 días por año trabajado (9 en los que se celebren en 2012), y como la mayoría no llega a un año de duración, el coste equivale a una limosna. Además, los empresarios no tienen que pagar indemnización por fin de contrato en prácticas, de formación, de interinidad o de relevo, ni si lo rescinden en periodo de prueba. ¿A esto lo llaman despido caro?, pero hombre, si está regalado. 

La realidad refuta la propaganda oficial, porque el paro no ha dejado de aumentar pese a que el anterior Gobierno ya modificó sustancialmente las relaciones laborales en beneficio de los empresarios, con el argumento de que las medidas iban a ayudar a crear empleo.

La tercera mentira es que hay muchos tipos de contratos y los empresarios se lían, pero en realidad solo hay dos, pero con muchos apellidos: indefinidos y temporales, y ya hemos visto que éstos últimos representan una mayoría más absoluta que la del PP. ¿De qué se quejan?

Si con las actuales y ventajosas condiciones laborales los empresarios no contratan, decir que lo van a hacer cuando se rebaje el coste del despido o se reduzca el número de contratos es mentira. No lo harán, y por eso la nueva reforma laboral solo servirá para rebañar (tras los recortes ya ejecutados solo queda hueso) derechos a los trabajadores con una prolongada carrera laboral y sueldos dignos (y facilitar así su despido), y preparar el terreno para que cuando la economía repunte los empresarios dispongan de instrumentos para contratar empleados de usar y tirar con sueldos infames.

Los salarios tampoco son un problema para los generadores de empleo, porque llevan ya unos años criogenizados, y lo que les queda. El Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (2012-2013-2014) suscrito esta semana por empresarios y sindicatos anticipa el cataclismo. Reproduzco literalmente:

“El aumento de los salarios pactados no debería exceder el 0,5%, con una cláusula de actualización aplicable al final del ejercicio concretada en el exceso de la tasa de variación anual del IPC general español del mes de diciembre sobre el objetivo de inflación del Banco Central Europeo (2%). Si la tasa de variación anual del IPC general español del mes de diciembre fuera superior a la tasa de variación anual del IPC armonizado de la Zona Euro en el mismo mes, entonces se tomará esta última para  calcular el exceso. De producirse este hecho, la cantidad resultante se aplicaría en una vez. Si el precio medio internacional en euros del petróleo Brent en el mes de diciembre es superior en un 10% al precio medio del mes de diciembre anterior, para calcular el exceso citado se tomarán como referencia los indicadores de inflación mencionados excluyendo en ambos los carburantes y combustibles”.

Se lo traduzco: no nos van a subir el sueldo, y si nos lo suben será una cantidad ridícula, inferior al IPC, que es lo mismo que decir que nos lo bajan. Para este viaje no tenían necesidad de meter el barril de petróleo Brent por medio.

Si después de haber leído esta columna algunos de ustedes siguen pensando que es necesaria otra reforma laboral para reactivar la economía, están en su derecho, pero para mí que no necesitan trabajar para vivir, son devotos de la cofradía del PP, o tienen familia en la CEOE. Ya me dirán.

Hasta el próximo fin de semana.

Decía el fascista Goebbels que una mentira repetida mil veces se convierte en una gran verdad. La patronal y el Gobierno (el de ZP antes y el de Rajoy ahora) están aplicando la tesis del ministro de Propaganda nazi para convencernos de que la salida de la crisis pasa fundamentalmente por otra reforma laboral más. Lo han repetido ya más de mil veces y seguirán haciéndolo, pero no por ello deja de ser mentira. El último en subirse al carro ha sido Luis de Guindos, ministro de Economía, que esta misma semana ha dicho que la reforma del mercado de trabajo es incluso más importante que la del mercado financiero.

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