Rajoy va a subir el IVA a los chuches

Tenemos un Gobierno de cínicos para el que hoy es bueno lo que ayer era malo, que defiende lo que antes criticaba, y que hace lo contrario de lo que prometió. Y todo con la insolencia de quien pretende convencer a los ciudadanos de que no hay contradicción alguna, ni en sus palabras, ni en sus actos. ¡Que se jodan!, que diría la diputada popular Andrea Fabra.

El presidente Mariano Rajoy ha presentado el incremento del IVA como una medida inevitable, aunque cuando el Gobierno del PSOE lo subió en julio de 2010, dijo que era una medida “insolidaria, injusta, contraproducente e ineficaz”, “un sablazo del mal gobernante a los ciudadanos, que ya están pagando duramente la crisis”, y “una decisión que va a afectar a todos los españoles por igual, y a pensionistas y parados más, porque dedican la totalidad de sus ingresos al consumo. Es un disparate”. Llevado por su afán didáctico para con los más jóvenes, que en ocasiones no captan los concepto, Rajoy fue extraordinariamente claro: “van a subir el IVA a los chuches”.

Dolores de Cospedal, número 2 del PP y presidenta de la Comunidad de Castilla-La Mancha, y Esperanza Aguirre, presidente de la Comunidad de Madrid, le hacían la ola entonces y se la hacen ahora, como buenas mariachis. “Un impuesto que grava el consumo es lo más perjudicial para la recuperación económica” decía la primera para atacar a ZP, y la segunda llamaba a la rebelión ciudadana y montaba “mesas petitorias” por la capital para recoger firmas de ciudadanos indignados. Cuando les preguntan por tan obvias contradicciones contestan que la “coyuntura” no era la misma entonces que ahora, que en aquel momento se podían haber tomado otras decisiones, pero la desidia de los socialistas lo jodió todo y, claro, ahora se ven obligados a adoptar medidas dolorosas que son inevitables porque el PSOE lo pudrió todo en su tránsito por el poder. En resumen, que de aquellos barros vienes estos lodos.

Felipe González subió el IVA en 1995, con Pedro Solbes como ministro de Economía. El tipo medio pasó del 15 al 16%; el reducido del 6% al 7%, y el superreducido del 2 al 3%. Otro Gobierno socialista, el de Rodríguez Zapatero, volvió a subirlo quince años después, en 2010, con Elena Salgado como titular de Economía: del 16 al 18% el tipo medio; del 7 al 8 % el reducido, y mantuvo el superreducido. Rajoy le ha dado otro empujón en solo dos años y ha incrementado en tres puntos el tipo medio, que pasa del 18 al 21%, y en dos el reducido, del 8 al 10%. Como dice Andrea Fabra, ¡que se jodan!

La subida del IVA conlleva el incremento del precio de los productos que consumimos, salvo los considerados básicos. En una etapa de recesión y crisis del consumo, no parece que la medida vaya a suponer un aumento significativo de los ingresos. Si los salarios bajan y sube el precio de la luz, del gas, de los transportes, de la educación y de la sanidad, y las familias tienen cada vez menos dinero para gastar (tampoco tienen acceso al crédito), y del poco que disponen dedican una parte al ahorro “por lo que pueda venir”, es imposible hablar de crecimiento. 

La anterior subida de 2010, por ejemplo, supuso un aumento de la recaudación del 0,5% en 2011. Sólo en los años que van de 1995 a 2003 los ingresos crecieron a un ritmo medio del 9,1% anual gracias al boom inmobiliario. Fueron los años del ladrillo y del precio desorbitado de las viviendas que llenó las arcas del Estado y vació los bolsillos de los ciudadanos.

El IVA incide directamente en el consumo y grava a todos por igual, independientemente de sus ingresos. Pagan lo mismo los pobres, los mediopensionistas y los asquerosamente ricos. Los impuestos son necesarios si queremos tener unos servicios públicos, universales y de calidad, pero tienen que ser progresivos para que pague más quien más tiene. Por ejemplo, la diputada Andrea Fabra, debería pagar más impuestos que un pensionista o un parado, ¡que se jodan!, pero este es el mundo al revés. Por cierto, ¿saben ustedes qué tipo de IVA pagan los chuches? 

Hasta el próximo mes de agosto. Feliz verano.