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Dos millonarios a prisión en Italia por el 'Chérnobil del amianto'
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Dos millonarios a prisión en Italia por el 'Chérnobil del amianto'

“La pena confirma la culpabilidad”. La satisfacción embriagó este lunes a miles de afectados por el amianto en Italia, tras la conclusión del maxiproceso contra los

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“La pena confirma la culpabilidad”. La satisfacción embriagó este lunes a miles de afectados por el amianto en Italia, tras la conclusión del maxiproceso contra los dos principales responsables de las conocidas como fábricas del cáncer, que han acabado con la vida de unas 2.000 personas. Los dos condenados por el Tribunal de Turín afrontan penas de 16 años, además de fuertes indemnizaciones, como culpables de desastre doloso y por incumplimiento de los requisitos de seguridad laborales. Un proceso que recuerda al de la película Erin Brockovich.

“Hace algunos años nadie creía que llegásemos a conseguirlo”, explica a El Confidencial Bruno Pesce, portavoz de AFEVA (Asociación de Familiares de Víctimas del Amianto) y extrabajador en la fábrica de la firma Eternit de Casale Monferrato. Solamente en este pueblo de 30.000 habitantes del Piamonte (norte), se calcula que el mesotelioma pleúrico ha acabado con la vida de 1.600 personas, un mal que se sigue reproduciendo en la sociedad casi treinta años después del cierre de la fábrica. Las insistentes manifestaciones de este pueblo le han colocado como uno de los símbolos mundiales en la lucha contra los efectos del amianto.

Los acusados, exresponsables en Italia de la firma suiza Eternit, no han estado presentes en la sala cuando se ha leído la sentencia. Ni Louis de Cartier, un anciano barón belga de 89 años, ni Stephan Schmidheiny, de 64, calificado por la revista Forbes como el Bill Gates suizo por su reconversión hacia la filantropía, han querido ver en directo las caras de muchos afectados y familiares que han abarrotado las salas del Palacio de Justicia de Turín. Más de 25 autocares, procedentes especialmente de Casale Monferrato, llevaron a la capital piamontesa a las casi 2.000 personas que llegaron para escuchar el desenlace de este caso.

Aparte de las penas de prisión, el Tribunal ha establecido indemnizaciones provisionales. De Cartier y Schmidheiny deberán pagar a cada afectado una media de 30.000 euros, además de tener que indemnizar con 25 millones al ayuntamiento de Casale Monferrato, con 20 millones a la región de Piamonte, con 15 millones a la Seguridad Social italiana y con 4 millones al ayuntamiento de Cavagnolo (localidad también piamontesa). Sin embargo, no ha llovido a gusto de todos, y es que otras dos localidades italianas con fábricas de Eternit, Rubiera (centro) y Bagnoli (sur), se han encontrado con que el juez ha estimado que los delitos, en su caso, habían prescrito.

“Desde hace unas cuantas noches dormimos pocos por la tensión, pero hoy ya estaremos más tranquilos”, añade Pesce, que considera que esta sentencia es útil para otros movimientos que se encuentran en situaciones similares a la vivida por los habitantes de los pueblos italianos afectados. “Este fallo tiene un valor especial”, ha sostenido, pese a que “las indemnizaciones provisionales son un poco modestas”.

El mortal polvo blanco

Los fiscales han acusado a los imputados de no haber indicado a sus trabajadores que era necesario tomar ciertas precauciones para evitar los peligros cancerígenos del polvo blanco del amianto. Sin embargo, la defensa de los acusados se ha basado en indicar que en la época de los sucesos no había estudios que demostrasen la nocividad del aislante. Un hecho que ha sido rebatido, indicando informes que se remontan a la Alemania nazi en los que se advierte de sus peligros.

En pueblos como Casale Monferrato resulta imposible encontrar alguien que no tenga un familiar afectado por el amianto, incluso sin haber llegado a trabajar en la Eternit. La presidenta de AFEVA, Romana Blasotti, es un ejemplo de lo acaecido en esta localidad, y es que su marido, su hija, una hermana y un sobrino han fallecido de un cáncer relacionado con este aislante.

Esta mujer, presente este lunes en la sentencia de Turín, indicó a la prensa que no confiaba en que los responsables de la empresa suiza fuesen a la cárcel. “No irán a la cárcel, como todos los personajes más importantes, más malvados y más criminales, porque lo que han hecho es un crimen. Ya que no irán a la cárcel me pregunto en cuál de sus muchas casas pasarán el arresto domiciliario”, explicaba Blasotti a la prensa tras conocer la sentencia.

Entre los indemnizados se encuentra el propio ayuntamiento, que en un primer momento llegó a aceptar una compensación de 18 millones de euros por parte de Eternit con la condición de que renunciase a emprender futuras acciones legales. Finalmente, el consistorio dio un paso atrás, forzado en parte por el ministro de Sanidad de Monti, y ayer recibió 7 millones más de lo estipulado entonces. “El ayuntamiento se hubiese equivocado cogiendo ese dinero. Hubiese supuesto un atenuante con respecto a los acusados”, concluye Pesce.

Con lágrimas y aplausos se puso fin a tres años de proceso con el que las víctimas esperan que suponga un precedente para otras poblaciones más allá de la Unión Europea, donde esté material está prohibido desde principios de los 90. Pese a la sentencia, aún queda el irreparable daño causado por el aislante que actualmente mata a medio centenar de personas cada año en Casale, una cifra que seguirá aumentando en la próxima década hasta que, por fin, el pueblo comience a olvidar una pesadilla teñida de blanco.

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“La pena confirma la culpabilidad”. La satisfacción embriagó este lunes a miles de afectados por el amianto en Italia, tras la conclusión del maxiproceso contra los dos principales responsables de las conocidas como fábricas del cáncer, que han acabado con la vida de unas 2.000 personas. Los dos condenados por el Tribunal de Turín afrontan penas de 16 años, además de fuertes indemnizaciones, como culpables de desastre doloso y por incumplimiento de los requisitos de seguridad laborales. Un proceso que recuerda al de la película Erin Brockovich.