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Sara Tommasi o el nacimiento de una nueva Cicciolina
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Carlos Camino

Todos los Caminos llevan a Roma

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Carlos Camino

Sara Tommasi o el nacimiento de una nueva Cicciolina

¿Qué tienen en común Mario Monti y una showgirl exnovia de Ronaldinho? Más allá de su nacionalidad, ambos son licenciados por la misma prestigiosa universidad italiana

¿Qué tienen en común Mario Monti y una showgirl exnovia de Ronaldinho? Más allá de su nacionalidad, ambos son licenciados por la misma prestigiosa universidad italiana -que hasta hace poco el propio Monti dirigía- y los dos tienen aspiraciones políticas. Sin embargo, el premier no cuenta con unos atributos de los que sí dispone Sara Tommasi (30) y que parecían desterrados de la política transalpina tras el deceso del último Gobierno Berlusconi. Toda vez que Cicciolina ha comenzado a recibir la pensión parlamentaria, parece que no falta la aspirante a la sucesión.

La juventud de Sara Tommasi no impide que haya ya sido protagonista de la actualidad en innumerables ocasiones. La modelo, conocida por su relación con el futbolista brasileño Ronaldinho y por su participación en La isla de los famosos, habría estado presente en una fiesta en la residencia milanesa de Silvio Berlusconi, junto a la famosa Ruby, entonces supuesta sobrina de Mubarak, durante una visita de Vladimir Putin a Italia.

En un caso paralelo a éste, la Fiscalía de Nápoles interceptó algunos SMS de la modelo al entonces premier, que iban desde un tono cariñoso a otro mucho más tenso. “Te he echado tanto de menos. Espero que me vuelvas a llamar pronto. Te quiero todavía ¿sabes? Lady X” o “¡Silvio, avergüénzate! Me has hecho enfermar… paga las facturas del psicólogo”.

Sin embargo, poco después, la aspirante a política justificaba esos SMS alegando que había perdido el móvil y los había enviado otra persona. También negaba que tuviese lazos con la prostitución: “No soy una prostituta, lo que tengo es un impulso irreprimible a practicar sexo. Además me echan droga en la bebida… Aunque si un ministro me ofreciese 15.000 euros…”. Por último, temía que la hubiesen implantado un chip para controlar sus movimientos.

Además, Tommasi proclamaba su desilusión con el entonces primer ministro. “La primera vez que vi a Silvio me causó una buena impresión, pero hoy puedo decir que me siento decepcionada. Un escándalo así puede afectar a una estrella como yo, pero no a un político, que tiene que dar buen ejemplo”. Demostrando su honorabilidad y dejando atrás las sospechas, ¿cómo no abrirse paso en política?

El título es lo que cuenta

Experta financiera. Así rezaba la presentación con que la Tommasi acudía esta semana a una conferencia celebrada a pocos pasos de la sede parlamentaria. Después de haber dejado clara su opinión sobre el tema, se aseguró la foto en los periódicos al levantarse la falda y mostrar su disconformidad con la ropa interior, que ese día quedó guardada en un cajón de su casa. Lo que no pasaría de anécdota en cualquier otro lugar, en Italia toma visos de realidad teniendo en cuenta algunos antecedentes.

Como Cicciolina, Sara Tommasi se alinea con los más humildes. La experta financiera ha mostrado su disconformidad en distintas ocasiones contra la dictadura de los bancos. Prueba de ello es su pertenencia a la asociación Fermiamo le banche (Paremos a los bancos). Su protesta, en una ocasión, consistió en mostrarse en ropa interior delante de un cajero automático. Toda una declaración de intenciones, ya se sabe que una imagen vale más que mil palabras.

Tommasi no duda en que su valor para entrar en sede parlamentaria vaya más allá de unas buenas medidas. “Soy licenciada en la Bocconi como Mario Monti. El título habla”, espeta a quién tenga la más mínima duda sobre su validez.

A la búsqueda de un partido

Sin padrino no se puede ir a ninguna parte, y menos en política. Lo sabía Cicciolina, que fue fichada por el histórico Partido Radical, y Tommasi también conoce esta lección. Por esta razón anda lanzada a la búsqueda de quién la ayude a dar el salto a primera división con una condición: “Ser la primera de la lista”. El afortunado ojeador parece ser Domenico Scilipoti, conocido tránsfuga que salvó en una ocasión al Gobierno de Berlusconi después de llegar literalmente a la carrera a pulsar el botón de su escaño en una moción de confianza. Sin embargo, Scilipoti reniega del honor de fichar a la showgirl.

Primero fue ella la que aseguró que le habían ofrecido el puesto en las listas, posteriormente él desmintió, para que finalmente ella también se uniera al desmentido. Pese a estos inconvenientes, la lucha continúa, un conflicto “que además de necesitar de un estadio de conciencia política y jurídica, lejos de las de Scilipoti, requieren del valor, sentido del equilibrio, honor y dignidad de un caballero, lejos de los de un mozo de cuadras o de un juglar, siempre dispuesto a venderse por un plato de lentejas”. Así de claro lo dejaba Tommasi en una nota conjunta firmada con su mentor Alfonso Luigi Marra, un exparlamentario europeo, cofundador, junto a Scilipoti y la modelo, de la formación Il Popolo Degli Intelligenti, el Pueblo de los Inteligentes.

Parece ser el segundo intento frustrado de esta nueva voz de la política, toda vez que ya le dijese no a Silvio Berlusconi, que la quería presentar al Europarlamento, según asegura la modelo. La culpa aquella vez fue del representante, que la convenció para que “no desperdiciase su talento” en el mundo de la política.

Tras la llegada de Mario Monti al poder, Italia se enorgulleció de las mujeres que formaban parte de su Gobierno. “Ya no son velinas”, se repetía en cada tertulia, recordando los ministerios con peso de los que se habían hecho cargo, como Trabajo, Interior o Justicia. Sin embargo, parece difícil quitarse el peso de encima de tantos años de berlusconismo y del fuerte dominio mediático del que todavía goza Mediaset.

Mientras en Italia se discute si el outsider que podría suceder a Mario Monti será el presidente de Ferrari, Luca Cordero di Montezemolo, o el superministro Corrado Passera, exIntesa San Paolo, puede que se les cuele en el Parlamento una diputada inesperada. Eso sí, con la misma licenciatura que el actual primer ministro.