España, su economía y sus comunidades autónomas, las grandes derrotadas del ´no´ francés

Las consecuencias políticas del referéndum francés son todavía difíciles de evaluar. Aparentemente, Europa ha acogido el voto negativo con cierto distanciamiento, queriendo dar imagen de normalidad. Pero a nadie se le escapa que el ‘no’ tendrá repercusiones políticas.

En el terreno económico, es evidente que el euro ha resistido bien tras el resultado del domingo. Se han equivocado quienes buscaban paralelismos con el ‘no’ danés de 1992, que significó el principio del fin del Sistema Monetario Europeo. No parece que vaya a ocurrir lo mismo tras la decisión de los ciudadanos franceses. En los mercados financieros no se observa una situación de desasosiego. El euro, todavía con pocos años de andadura, es una moneda aún a prueba en los mercados internacionales, pero al menos sabemos ya que es capaz de resistir shocks fuertes, como sin duda es el caso del ‘no’ francés.

Otra cosa muy distinta es lo que pueda suceder con las Perspectivas Financieras de la UE para el periodo 2007-2013, de cuya evolución dependerá en alguna medida la economía española.

La realidad es que los asideros del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero se vienen abajo. Los gobiernos de Francia y Alemania están muy tocados, lo que sin duda va a afectar al futuro de Europa. Parece obvio que el eje París–Berlín tiene fecha de caducidad. Determinada prensa británica apuesta ya por un nuevo eje Londres-Berlín, con un nuevo enfoque más atlantista y más proclive a las reformas políticas y económicas. El objetivo es crear un verdadero mercado único, muy distinto al proteccionista que provocaba el anterior eje. Se trata de un giro estratégico.

Lo paradójico del caso es que los franceses han utilizado el referéndum para mejorar su posición durante la negociación de las Perspectivas Financieras. Francia pretendía asegurar que la Política Agricultura Común era intocable. Y que el cheque británico se iba a acabar. E incluso confiaba en que las aportaciones nacionales al presupuesto comunitario se acercaran lo más posible al 1% del PIB.

El problema para España es que, tras el resultado de la consulta, es muy probable que las negociaciones no se acabarán en junio, lo que sin duda es una mala noticia. Lo peor es que ya hemos perdido con la reforma del Pacto de Estabilidad, de cuyos cambios no obtuvimos contrapartidas.

Se ha demostrado que la fecha elegida para el referéndum español era equivocada. No hemos obtenido ninguna ventaja táctica de ello, por lo que la situación es muy complicada.

La consecuencia directa puede suponer una pérdida de fondos estructurales, y dos comunidades autónomas: Galicia y Castilla-La Mancha pueden ser las derrotadas por el ‘no’ francés. Está claro que el Gobierno español se ha puesto él solito en esta coyuntura.

*Secretario de Política Económica del PP