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Zapatero no hace más que bajar, Rajoy no termina de subir
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Zapatero no hace más que bajar, Rajoy no termina de subir

Y con la que está cayendo. Nadie se hubiera atrevido a hacer una previsión semejante, ni después del 11-M. El inicio del Gobierno del PSOE

Y con la que está cayendo. Nadie se hubiera atrevido a hacer una previsión semejante, ni después del 11-M. El inicio del Gobierno del PSOE tiene fecha concreta, el planteamiento soberanista del PNV también, las salidas a la calle del PP, en contra de la modificación del Código Civil (los matrimonios entre homosexuales) y la Ley de Educación, cuentan igualmente con día y hora, y el Estatuto de Cataluña y el valenciano, y las manifestaciones de Bono e Ibarra, y la apuesta soberanista de Maragall y su tripartito, y los acuerdos para la pacificación con ETA, y las relaciones internacionales, y la alianza de civilizaciones, y el cese del fiscal Fungairiño, y la imposición de la financiación a las Comunidades Autónomas, etc, etc. Todo tiene fecha fija menos el crecimiento en votos del PP. Y con la que está cayendo.

La calle y el populismo son ahora de los ‘populares’, después de dos años de desgobierno y malgobierno, gabinete sin proyecto y sin programa, que apunta a todo lo que considere le puede dar votos, por confrontación con la oposición y por pactos insostenibles, hoy con unos y mañana con otros, sin más argumentos ni más beneficio para España que el “ahora gobernamos nosotros” y el “no nos moverán”, lema preferido por el Sr. Blanco, pues bien, como iba diciendo, estos dos años de legislatura no han servido para afianzar un gobierno sólido, estable y resolutivo, ni tampoco a una oposición con un programa y un proyecto político que dé confianza.

En este tiempo, sólo ha habido ruido, manifestaciones, insultos, desprecios y, eso sí, permisión para que cada uno en su comunidad pacte y acuerde lo que quiera y con quien quiera, sin calcular los riesgos y el desgaste del sistema que, a nivel de Estado, ello conlleva. Se dicen y se desdicen los unos a los otros. Los barones de los partidos, para dar muestra de su pureza de intenciones y de su integridad, critican en público a sus compañeros de formación; pero luego, en la intimidad, duermen todos en la misma cama y adoptan como mal menor el instinto de supervivencia, único proyecto y programa a llevar a cabo, los unos y los otros.

La soberbia y la arrogancia de los líderes políticos les lleva a hablar únicamente para los suyos, y, hablando para los suyos, olvidan que las mayorías y los votos para gobernar residen en aquellas capas de la sociedad que consideran los programas y los proyectos políticos como instrumentos para el desarrollo de las garantías constitucionales y el respeto a los derechos y libertades de todos. El empate técnico que ahora anuncian las encuestas significa que el interés por las ideologías ha perdido peso, como consecuencia de que no hay ideología en los partidos, sino acomodo. Y que los fieles votantes de uno y otro partido reciben cada día de sus líderes los mensajes precisos y calculados, para que no desfallezcan.

Pero los discursos políticos actuales no solamente no suman votos, sino que tensionan y crispan, llegando a la confrontación verbal de unos y otros afiliados, en defensa de los mensajes y acusaciones de sus líderes. Los grandes comunicadores que han tomado partido en sus tertulias o editoriales, tampoco hacen sumar votos a esas formaciones, que disfrutan con sus excesos verbales.

Y una cuestión más, dicha con toda humildad, ¿no piensa el Partido Popular cambiar a sus portavoces y personal de escaparate? Mariano Rajoy no sube y quienes deberían auparle, bajo mi modesto punto de vista, tiran de él hacia el abismo. El PP, después de treinta años de historia, ocho de gobierno en España, muchos más de gobierno en otras comunidades autónomas, diputaciones y ayuntamientos, con muy buenos resultados, no puede presentar una alternativa de gobierno basada en contestar en todo a Zapatero, olvidándose de crear estructuras políticas para el relevo de quienes ya están agotados y sin credibilidad. De nada servirá la Convención Nacional del mes de marzo, donde todo quedará igual y con los mismos problemas y las mismas personas, que es lo peor y lo más preocupante.

* Jesús Mañueco es ex diputado nacional del Partido Popular.

Y con la que está cayendo. Nadie se hubiera atrevido a hacer una previsión semejante, ni después del 11-M. El inicio del Gobierno del PSOE tiene fecha concreta, el planteamiento soberanista del PNV también, las salidas a la calle del PP, en contra de la modificación del Código Civil (los matrimonios entre homosexuales) y la Ley de Educación, cuentan igualmente con día y hora, y el Estatuto de Cataluña y el valenciano, y las manifestaciones de Bono e Ibarra, y la apuesta soberanista de Maragall y su tripartito, y los acuerdos para la pacificación con ETA, y las relaciones internacionales, y la alianza de civilizaciones, y el cese del fiscal Fungairiño, y la imposición de la financiación a las Comunidades Autónomas, etc, etc. Todo tiene fecha fija menos el crecimiento en votos del PP. Y con la que está cayendo.