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Rumores y noticias

Existe un viejo debate en el periodismo y en la comunicación basado en si el rumor, como preámbulo, forma o no parte de lo que será

Existe un viejo debate en el periodismo y en la comunicación basado en si el rumor, como preámbulo, forma o no parte de lo que será la noticia. José María García, padre del periodismo deportivo, decía noche sí y noche también que era la “antesala” de la noticia. Esta semana de atrás el ex-presidente del Gobierno, José María Aznar, no perdía ni un minuto en desmentir tajantemente un rumor convertido en noticia por un diario marroquí que le convertían, así como quien no quiere la cosa, en padre de la criatura que aguarda la bella ministra francesa de Justicia, Rachida Dati. Y todo porque ambos parece que cenaron juntos en un restaurante.

El mundo del deporte es un continuo hervidero de rumores que alimentan ilusiones y noticias o cuasi noticias. El Real Madrid ha dado un largo ejemplo este verano con las idas y vuelta del deseado portugués Cristiano Ronaldo. No digamos nada del mundo de la farándula y el color rosa. La Duquesa de Alba vive instalada en el rumor de lo que podría haber sido y será o no será. También el arsenal es sobrado en el mundo de la empresa y la industria. A veces se calientan valores de empresas cotizadas con acciones pignoradas sin que nadie se acuerde del padre que lo germina. Y no digamos de la política. Es casi imposible imaginar una crisis ministerial o una nueva ejecutiva sin que rumores y globos sonda salga de debajo de las piedras.

Uno, veterano ya en estas lides de la comunicación, se pregunta si rumor y noticia se diferencian en lo sustancial, en la auténtica naturaleza de su razón de ser. O si, por el contrario, son el anverso y el reverso, de la misma moneda, uno la cara, el otro, la cruz. Uno y otro pretenden lo mismo: influir en la opinión, condicionar a quien decide o a quien influye. Obviamente, la noticia ha cobrado la forma de hecho, un notario podría certificarla, un fotógrafo, fotografiarla, un periodista, contarla. El  rumor es más saltarín y caprichoso. Sus límites son más difusos. Sus autores no siempre se conocen. Se mueve en el se dice, se comenta, se sabe que se está preparando. A veces el periodista, el avezado, el sagaz, el que tiene fuentes, caza el rumor por cualquier esquina, en no importa qué llamada de teléfono. Pero en la mayoría de las ocasiones, alguien con intereses pone el rumor en circulación para que lo encuentres al día siguiente en el periódico o para que paulatinamente engorde como una bola de nieve rodando ladera abajo. Cuando esto ocurre la influencia del rumor está activada. Nada muy distinto de lo que ya es noticia.

El mundo de internet y de la blogosfera, como ocurre en tantas otras facetas, ha insuflado nuevos bríos a la aparición de los rumores. Lo ha democratizado, poniendo al alcance de todo el mundo su generación y su recepción.

No hay que confundir el rumor ni con la calumnia ni con el bulo, ni con algo perverso. No necesariamente es así. Es una forma de anticipar lo que va a venir sin las exigencias que la noticia requiere.

La gestión del rumor es muy complicada cuando lesiona unos intereses. El silencio, la callada por respuesta, no es siempre la mejor alternativa, pues de alguna manera implica una aceptación de lo publicado. El desmentido a través de una comunicación a la prensa, vía elegida por el señor Aznar, es contundente y tajante. También lo es la publicación de avisos publicitarios que dejan claramente de manifiesto la versión del “afectado” por el rumor. En ocasiones, lo más aconsejable es combatir el rumor contrarrestándolo con información y con opinión ante los propios periodistas y medios. No es fácil.

El rumor forma parte de la comunicación, a veces son su sal y su pimienta.


*Juan Francisco Polo es socio y director general de Llorente & Cuenca

Existe un viejo debate en el periodismo y en la comunicación basado en si el rumor, como preámbulo, forma o no parte de lo que será la noticia. José María García, padre del periodismo deportivo, decía noche sí y noche también que era la “antesala” de la noticia. Esta semana de atrás el ex-presidente del Gobierno, José María Aznar, no perdía ni un minuto en desmentir tajantemente un rumor convertido en noticia por un diario marroquí que le convertían, así como quien no quiere la cosa, en padre de la criatura que aguarda la bella ministra francesa de Justicia, Rachida Dati. Y todo porque ambos parece que cenaron juntos en un restaurante.