Precariedad laboral de los periodistas y debilidad democrática

En un momento de crisis económica global -en que, desde nuestra profesión, debemos redoblar el esfuerzo por ser notarios de la realidad del conjunto de la Sociedad-  ni debemos, ni queremos los periodistas mirarnos en exceso a nosotros mismos. Ni reclamar ningún privilegio. Como trabajadores y ciudadanos, está claro que somos igual que los demás. Lo que sí es específico de nuestra profesión es nuestra misión constitucional de informar, auspiciada y amparada en el artículo 20 de la Carta Magna. En ese sentido, “lo nuestro” también afecta a TODOS. Y por eso debemos estar vigilantes.

Un Periodismo precario puede incidir en la debilidad misma de la Democracia. Menos Medios de Comunicación y más frágiles limitan la pluralidad de la opinión pública. Sin duda, hay muchos motivos para un análisis y hasta una autocrítica interna desde el propio colectivo profesional. ¿Nuestro nivel de autoexigencia es el suficiente para la tarea que tenemos encomendada?. Sin duda, hay mucha responsabilidad empresarial tanto pública como privada. ¿Hay algo más que la búsqueda exclusiva del beneficio económico ó intereses demasiado particulares?. Lo social parece excluido de los objetivos “rentables”. Pero estos males propios del Sector se ven, además ahora,  envueltos en las turbulencias financieras generales. Y los efectos se notan YA. Y se empieza a divisar un horizonte repleto de nubarrones. Las empresas sienten el ahogo por la falta de la inyección de ingresos de la publicidad. A la hora del recorte de gastos se opta por reducir la masa salarial, aunque suponga pérdida de “masa de criterio”. La experiencia no cotiza al alza. A los jóvenes les cuesta encontrar su primer empleo, a los “mayores” se les aparta con prejubilaciones cada vez más anticipadas y la franja intermedia de profesionales -que quedan en las plantillas- está sometida a la presión de rumores ó a la intranquilidad de realidades de despidos, recortes, reajustes y … cierres.

En sus tres primeros meses al frente del mayor órgano de representación del periodismo español, la nueva Junta Directiva de la FAPE a la que pertenezco, se ha encontrado con este principal problema: la precariedad alcanza ya no solo de forma individual a los periodistas sino al Periodismo en sí. Por ello se ha puesto en marcha un “Observatorio de la crisis”, al que en pocas semanas están llegando ya los primeros y múltiples datos de coyuntura negativa. Sin dramatismo y sin gremialismo, pero con voluntad de concienciarnos a partir de un diagnóstico de la realidad, se trata de ver la luz de alerta que se enciende.

Entre todos hay que encontrar soluciones a una situación que nos afecta al conjunto de la Sociedad. Se impone la responsabilidad para evitar la debilidad de un pilar fundamental de nuestra convivencia. Conmemoramos los 30 años de nuestra Constitución, a la que se llegó desde una contribución ejemplar -entre otras muy significadas- del periodismo de la Transición. Celebrémoslo ahora trabajando por preservar la pluralidad y la viabilidad de los Medios de Comunicación.

*Javier Arenas, secretario general de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE).