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Un lehendakari español para rendir homenaje a diez siglos de Historia
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Un lehendakari español para rendir homenaje a diez siglos de Historia

Patxi López ha jurado en la Casa de Juntas de Guernica el cargo de lehendakari. Muchos nacionalistas se han echado estos días las manos a la

Patxi López ha jurado en la Casa de Juntas de Guernica el cargo de lehendakari. Muchos nacionalistas se han echado estos días las manos a la cabeza. “Ahora habrá que soportar a un tal López como lehendakari cuando ese cargo y esa nomenclatura es nuestra de toda la vida”, decía una aldeana a otra el Domingo de Resurrección, a la salida de misa, en la iglesia de san Pedro de Dima. “¡Qué pruebas nos manda a veces Dios Nuestro Señor”, le respondió otra paisana, “como si no tuviéramos bastante con la crisis económica, el afán de cada día y los miserables precios que nos dan por la leche”.

 

Las piadosas aldeanas del vizcaíno Valle de Arratia desconocían que, hace diez siglos, tras la batalla de Padura, fue nombrado jefe de los vizcaínos un López -Iñigo López- y que aún debaten los historiadores si, mucho antes, el primer Señor de Vizcaya fue Lope Fortún (hijo de otro López) o Juan de Zuría. El cargo de lehendakari, equivalente al del antiguo Señor de Vizcaya,  tiene un origen reciente. Data de octubre de 1936, en plena Guerra Civil, cuando, tras la aprobación del Estatuto de Guernica por el Congreso de los Diputados, José Antonio Aguirre fue elegido lehendakari por la mayoría de los alcaldes vascongados.

El Señor de Vizcaya, Iñigo López I, sirvió al Rey de Castilla y después al de Navarra, muriendo el año 1017. Su hijo, Lope Iñiguez II, estuvo al servicio del Alfonso VI de Castilla y obtuvo el Condado de Álava y la Jefatura de Guipúzcoa hasta que falleció en 1093.

A su muerte, le sucedió su hijo Diego López de Haro I quien tomó el apellido Haro cuando gobernó dicho pueblo, el año 1117. Su nieto, Diego López de Haro II, fue uno de los caballeros principales de su tiempo. Participó en la batalla de las Navas de Tolosa, donde dio tales pruebas de heroísmo que el rey Alfonso VIII le concedió el Duranguesado para que lo incorporase a Vizcaya. Las banderas árabes que el Señor de Vizcaya conquistó en las Navas de Tolosa  las depositó, él mismo, en la catedral de Toledo y, en su recuerdo, dicha catedral posee un retrato suyo. Sus restos yacen, desde el año 1214, en Santa María la Real de Nájera.

¿Quién dice que el País Vasco fue enteramente independiente?

Un cuarto nieto de este guerrero de las Navas, Diego López de Haro el Intruso, luchó con el Infante D. Juan debido a sus pretensiones al cargo de Señor de Vizcaya hasta que el Papa Clemente V ordenó al Infante, bajo pena de excomunión, que dejase de pretender el Señorío. Aunque los Señores de Vizcaya –condes de Álava y jefes de Guipúzcoa– siempre se pusieron bajo la protección de los reyes de León, Navarra, Aragón y Castilla, necesitaban el acuerdo de las Juntas de Guernica para unirse a otros reinos o dejar de observar sus fueros. Don Diego López de Haro fundó Bilbao en 1.300 y, al morir en el sitio de Algeciras, le sustituyó una mujer: María Díaz de Haro.

Y mientras Guipúzcoa, en 1200, y Álava, en 1332 se incorporaron voluntariamente a Castilla manteniendo intactos sus fueros –“la institucionalización jurídica de los hábitos arraigados”-, Vizcaya no se anexionó, sino que lo heredó el Rey Juan de Castilla.

Con estos mimbres, ¿quién se atreve a decir que el País Vasco fue  enteramente independiente y que es España la que ha ocupado su territorio?  

*Javier Ybarra Ybarra, autor de Nosotros, los Ybarra.

Patxi López ha jurado en la Casa de Juntas de Guernica el cargo de lehendakari. Muchos nacionalistas se han echado estos días las manos a la cabeza. “Ahora habrá que soportar a un tal López como lehendakari cuando ese cargo y esa nomenclatura es nuestra de toda la vida”, decía una aldeana a otra el Domingo de Resurrección, a la salida de misa, en la iglesia de san Pedro de Dima. “¡Qué pruebas nos manda a veces Dios Nuestro Señor”, le respondió otra paisana, “como si no tuviéramos bastante con la crisis económica, el afán de cada día y los miserables precios que nos dan por la leche”.

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