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Kike Sarasola

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Reflexiones post-Orgullo

Se acaba de terminar una de las grandes fiestas de España: la del Orgullo Gay en Madrid. Una celebración de la libertad, de una libertad sexual

Se acaba de terminar una de las grandes fiestas de España: la del Orgullo Gay en Madrid. Una celebración de la libertad, de una libertad sexual que simboliza una sociedad tolerante. Representa un país que ha evolucionado a mejor. Una sociedad abierta, moderna y plural donde todos tenemos cabida. Todavía me acuerdo de los primeros Orgullos donde éramos muy muy pocos…

El desfile del Orgullo de Madrid se ha convertido en un referente nacional e internacional por afluencia de público, cantidad y calidad de los eventos. Ha pasado de ser una reivindicación gay a una celebración multitudinaria. He visto pasar por la fiesta gente variopinta a disfrutar con amigos, familia, solos o acompañados… en una celebración abierta a todos. Algo que comenzó como una reivindicación minoritaria se ha convertido en una de las grandes citas de nuestro país como lo son en este momento los Sanfermines.

Año tras año se repite el intento de boicotear el Orgullo. Pero la realidad es tozuda y otro año más se han congregado en Chueca y aledaños un millón de personas para pasarlo bien en un desfile que se ha ampliado a Callao, Plaza de España y otras zonas fuera de Chueca. Entiendo que en los últimos años las aglomeraciones que se han producido eran insoportables y también comprendo que hay que respetar el descanso de los vecinos, pero quiero recordar que los cinco días que dura el Orgullo dejan 100 millones de euros a Madrid. ¿Alguien sabría decirme otro evento que genere esta riqueza? Creo que no.

Olvidemos las batallas vecinales que me recuerdan a lo que pasa en el conjunto del país. Debido a intereses partidistas estamos todo el día en luchas estériles en vez de buscar acuerdos donde se adopten medidas que nos saquen de la crisis. Aprovecho para recordar que, gracias a los gays, las casas de Chueca han triplicado precio, están bonitas, pintadas y el barrio se ha convertido en una de las zonas de moda de la ciudad. Gracias a los gays, los vecinos de Chueca viven mejor.

Cuidemos el Orgullo

Esta fiesta nos da prestigio internacional y genera unos ingresos vitales para los empresarios y pequeños comerciantes que no hacen una caja igual el resto del año. Es la gran fiesta de Madrid. Hay que promocionarla y potenciarla cada año. Paralicemos los intentos de boicotear la mejor representación de una sociedad tolerante. Gestionar bien este evento es importante. Estoy de acuerdo con la iniciativa del Orgullo Sostenible: mantener el espíritu de la fiesta disminuyendo las molestias, pero señores, hay que llevar con humor el ruido que se produce ¡5 días al año!

Mantener la amenaza de sacar el Orgullo de Chueca es como prohibir que los toros pasen por la Estafeta. La esencia de esta celebración está en Chueca y su enorme carga simbólica no se conseguiría en otro lugar.

Las iniciativas que se han llevado a cabo este año como quitar el escenario de Vázquez de Mella no han ayudado a los vecinos porque se ha tomado tarde, mal y sin pensar. La consecuencia es que el resultado no ha sido bueno. No tengo una varita mágica ni la solución definitiva, pero para lograr buenos resultados tienen que sentarse a negociar todas las partes implicadas: asociaciones, empresarios, vecinos y el Ayuntamiento.

Hay que cuidar y potenciar esta gran fiesta de todos.

*Enrique Sarasola es empresario.

Se acaba de terminar una de las grandes fiestas de España: la del Orgullo Gay en Madrid. Una celebración de la libertad, de una libertad sexual que simboliza una sociedad tolerante. Representa un país que ha evolucionado a mejor. Una sociedad abierta, moderna y plural donde todos tenemos cabida. Todavía me acuerdo de los primeros Orgullos donde éramos muy muy pocos…