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Así se vivió la noche electoral en el ‘War Room’ de Merkel
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José Ramón García

Así se vivió la noche electoral en el ‘War Room’ de Merkel

La principal pregunta que flota en el aire tras las elecciones alemanas es ¿qué hará ahora Angela Merkel? Y la noche electoral, con esa impaciencia contenida

Foto: La canciller celebra la victoria en el cuartel general de la CDU en Berlín. (EFE)
La canciller celebra la victoria en el cuartel general de la CDU en Berlín. (EFE)

La principal pregunta que flota en el aire tras las elecciones alemanas es ¿qué hará ahora Angela Merkel? En la noche electoral, con esa impaciencia contenida de los políticos, la canciller se apresuró a ofrecer varias respuestas. El ambiente en la sede de la CDU, siempre bajo los parámetros culturales del norte de Europa, pasó de la expectación a la algarabía controlada. El primer resultado de las seis de la tarde encendió a los militantes democristianos. Habían separado el resultado de la CDU, un 33,5%, del obtenido por su socio, la CSU de Baviera, un 8,5%. No se atrevían a plasmar ese 42% que era inaudito en unos comicios desde la reunificación alemana. La primera respuesta de Merkel viene en forma de digestión política de esa reunificación. La CDU ya vence en las dos antiguas Alemanias.

Estar presente en el War Room (centro de mando), que es como se denomina en casi todos los partidos políticos a la sala donde el director de campaña y un sociólogo interpretan los resultados con ordenadores y miles de datos, era emocionante. Allí se encontraba la respuesta definitiva. La formación de Merkel se quedaba en una horquilla de dos a cinco diputados de la mayoría absoluta. Ya no sólo era la victoria sin sombra de dudas: significaba la posibilidad de no tener que recurrir una coalición de reparto del Ejecutivo.

Son tiempos para el patriota que fija una dirección para sacar a su país del embrollo en el que se encuentra metido. Y esta es otra respuesta de Merkel: las elecciones se ganan con rigor y acertando en las propuestas que ofreces a tus ciudadanos. Y, como me decía un berlinés, con trabajo, trabajo y trabajo

Sin embargo, ninguna de estas cosas parecía recorrer la mente de Merkel. Su equipo de Exteriores y la Konrad Adenauer soñaban por fin con tener acceso a un Ministerio que suele ser el sacrificado en las negociaciones para formar una coalición. Pero el realismo alemán siempre puede más. 

A continuación, apareció la canciller, rodeada del equipo de la CDU, que estaba más alborotado que la líder. Dio las gracias a todo el mundo y nos ofreció la segunda respuesta: es la ganadora y está abierta a las coaliciones. En las posteriores apariciones de los líderes del SDP y de los Verdes, los dos se vieron forzados a contestar a Merkel. Los socialdemócratas esperarán la oferta, mientras que los Verdes se ofrecieron enseguida.

Las dos formaciones constataron la dura fotografía política, que no admite ensoñaciones ni desideratas. La socialdemocracia no encuentra espacio político para crecer. Por la izquierda se consolida Die Linke, y, por encima, los euroescépticos con una pizca de antisistema, Alternativa para Alemania, que han conseguido más de dos millones de votos. Los socialdemócratas no pueden dejarse abrazar por el oso berlinés y tienen que redefinirse. Al final, serán los más interesados en entrar en la coalición para volver a hacerse de centro-izquierda y pelear contra el sucesor o sucesora de Merkel.

La canciller, por su parte, ya está en la trilogía de victorias de los líderes democráticos de Alemania, como Adenauer y Kohl. Y esto le viene muy bien. Los Verdes, por su parte, saben que están en caída libre y que sólo al aplicar políticas de centro en el estado de Baden-Wüttemberg mantienen un discurso creíble. Las declaraciones, pasadas pero tremendas, de su líder Trittin, en las que contemporizaba con la pederastia, no dejaron de comentarse el domingo en la sede de la CDU.

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En el centro se encuentra una democracia cristiana que, con el resultado que han arrojado las urnas, sabe que cuenta con la aprobación de la gran parte de los alemanes, tanto de sus políticas como de su particular liderazgo. Y los liberales han aprendido tarde que la lucha por el poder en el seno del partido y la pérdida de discurso en medio de la legislatura siempre pasa factura en el electorado, que no perdona esta naturaleza tan humana.

Son tiempos para el patriota

En la sede de la CDU habría gustado un discurso histórico o épico de Merkel, pero su liderazgo tranquilo, analítico, algunos dicen que frío, y sobre todo determinado, sin altisonancias, es mucho liderazgo y, además, acompaña al momento en el que vivimos. No son estos tiempos para la lírica, sino para el patriota que fija una dirección para sacar a su país del embrollo en el que se encuentra metido. Y esta es la tercera respuesta de Merkel: las elecciones se ganan con rigor y acertando en las propuestas que ofreces a tus ciudadanos. Como me decía un berlinés en la mañana del lunes, con trabajo, trabajo y trabajo.

Por eso, en campaña, Merkel anunció que iba a hacer lo correcto, de ahí que asegurara que quería todos los votos; no podía quedar duda de que el pueblo alemán apoya mayoritariamente esta forma de gobernar. Y eso es lo extraordinario, que un Gobierno que toma medidas duras e impopulares por primera vez desde la crisis consigue revalidar sus mayorías. Una confirmación de que el ciudadano, a veces, no interpreta la realidad como le propone tanto avezado experto y tanto profeta del desastre.

La cuarta respuesta es el papel que Alemania quiere desempeñar en este mundo de la globalización. Sabe la canciller que el planeta necesita de liderazgos probados y de mayorías sociales amplias. Alemania lleva tiempo definiéndose como una economía competitiva, que apuesta por el conocimiento y por la flexibilidad, y que sabe que salvará el Estado del bienestar si lleva crecimiento al país.

El euro y la Unión Europea son dos de las bazas importantes y fundamentales de Alemania. Los debates traídos a la UE por España sobre la unión bancaria, la unión fiscal y la unión política van en esa línea. Ahora volveremos a negociar todo ese entramado tan complejo, pero en línea de continuidad. Alemania pide reformas en los tratados, que retrasarán el proceso pero a la vez lo harán más sólido y de mayor consenso.

Por eso, ya no le puede quedar dudas a nadie de lo que hará Angela Merkel, y su mensaje es claro: apostando por la verdadera política, los ciudadanos, pese a los sacrificios, saben reconocer al verdadero político.

*José Ramón García es secretario de Relaciones Internacionales del Partido Popular.

La principal pregunta que flota en el aire tras las elecciones alemanas es ¿qué hará ahora Angela Merkel? En la noche electoral, con esa impaciencia contenida de los políticos, la canciller se apresuró a ofrecer varias respuestas. El ambiente en la sede de la CDU, siempre bajo los parámetros culturales del norte de Europa, pasó de la expectación a la algarabía controlada. El primer resultado de las seis de la tarde encendió a los militantes democristianos. Habían separado el resultado de la CDU, un 33,5%, del obtenido por su socio, la CSU de Baviera, un 8,5%. No se atrevían a plasmar ese 42% que era inaudito en unos comicios desde la reunificación alemana. La primera respuesta de Merkel viene en forma de digestión política de esa reunificación. La CDU ya vence en las dos antiguas Alemanias.

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