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Carta abierta a los presos de ETA
Los presos liberados por la doctrina Parot escenificaron un acto el pasado cuatro de enero en el que afirman sus convicciones democráticas y sostienen la elección
Los presos liberados por la doctrina Parot escenificaron un acto el pasado cuatro de enero en el que afirman sus convicciones democráticas y sostienen la elección de la legalidad como forma de normalización y solicitud de reunificación de presos de la banda terrorista, así como beneficios penitenciarios, incluso la amnistía.
El que suscribe sufrió un intento de secuestro a manos de un grupo de terroristas el día de Corpus Christi de 1986, con un balance trágico que terminó con la muerte de mi padre, de 84 años. La providencia hizo que ese día no me encontrara en el domicilio paterno, y los terroristas mataron a Juan Caballero, el mejor abogado de España durante más de cuarenta años.
Pero no sólo se contentaron con su muerte, sino que vertieron sobre la familia las peores calumnias y la sombra de que su muerte se podía deber a cualquiera de sus hijos. La planificación de un secuestro o asesinato conlleva la colaboración de muchos participantes, empezando por los informadores, personas cercanas o conocidas que ignoramos.
El derecho a la verdad me lleva a exigir –como lo hacen los terroristas– que se desvelen los nombres de los que participaron en el intento de secuestro y en la muerte de mi padre. Y exijo que desde el que planificó en una o varias reuniones el asesinato de mi padre y mi secuestro, pasando por los detestables informadores, hasta los miembros que asesinaron a mi padre, aparezcan.
No me queda un ápice de rencor, sólo el conocer las personas supuestamente demócratas y cuyo crimen ha quedado impune. En aras de la verdad, necesito conocer sus nombres y apellidos y una explicación de por qué lo hicieron. No es una curiosidad morbosa: el conocimiento al detalle de la planificación supone prever el futuro que nos espera y si, en tales circunstancias, es posible el arrepentimiento y el perdón.
Desde la frialdad del que eligió mi nombre y mi familia vasca de toda la vida y con una tradición de apego a esta tierra que nos vio nacer, estudiar, crecer y trabajar con entusiasmo y amor, necesito conocer el nombre los asesinos que planificaron mi secuestro y la muerte de mi padre.
En aras de la verdad necesito conocer sus nombres y apellidos y una explicación de por qué lo hicieron. No es una curiosidad morbosa
Si deleznables son los planificadores que a través de reuniones eligieron mi nombre, tan detestables son los soplones o los que vigilaron mis costumbres, que robaron mi intimidad y que seguro conozco. Los ejecutores son esos demócratas que manifiesta Kubati poseen un aparente arrepentimiento.
Deberían estos demócratas y los que los apoyan y corean arrepentirse uno a uno de sus crímenes relatando desde el momento de su concepción hasta el momento en el que terminaron con las vidas y los sueños de muchas familias.
La escenificación del acto y el propio texto si se lee y analiza con detenimiento no deja muchas dudas de las intenciones de estos terroristas asesinos. La elección de Kubati como portavoz del grupo no es baladí ya que representa lo más cruel y duro del terrorismo etarra. Podían haber elegido otro personaje, quizás una paloma entre tanto halcón, pero quizás en ese ámbito donde reina la amenaza y la coacción no existan aves, sino verdugos.
La sociedad vasca, durante los decenios de años de coacciones impuestas por el terrorismo de ETA y sus colaboradores, llamados Sortu, Herri Batasuna o como quieran denominarse, ha conseguido que decenas de miles de familias vascas hayan emigrado contra su voluntad a otras tierras para liberarse del odio y de esa democracia donde imperan la amenaza, la muerte y el miedo.
Desde la coacción que supone la falta de libertad, de opinión, de manifestar las ideas propias, se añade la imposición de leyes como la de la obligatoriedad del euskera en la enseñanza, en el profesorado y en la función pública que ningún partido político se ha atrevido a impugnar ante el Constitucional. Resulta sorprendente que en un Estado de derecho –y la CAV es una comunidad autónoma que pertenece a un estado– como el español, en el que se protegen unos derechos que se han vulnerado sistemáticamente sin pudor por el PNV y los partidos de la izquierda abertzale, lo más grave no es que se hayan vulnerado en el pasado sino que en el presente continúen haciéndolo.
En pleno siglo XXI e inmersos en unos procesos de globalización, resulta inquietante para el futuro del País Vasco que se limite la libertad de cátedra en el sentido de obligar a que el catedrático hable euskera, que un médico para incorporarse a la función pública necesite acreditar el conocimiento de la lengua de manera, que docentes y galenos de prestigio en otros países tengan sus puertas cerradas al ejercicio de dos profesiones como botón de muestra que son símbolo del progreso y del conocimiento.
El Gobierno vasco debe restablecer los derechos lingüísticos de los ciudadanos agredidos en una imposición lingüística que vulnera las leyes según las directrices de la UE sobre plurilingüismo y que las familias puedan elegir qué lengua debe ser vehicular de la enseñanza y evitar que el euskera sea lengua obligatoria en una educación global en la que tiene nulas posibilidades de supervivencia.
El Gobierno vasco debe anular los decretos que obligan tanto al acceso a la función pública como al profesorado la obligatoriedad del conocimiento del euskera ya que supone la vulneración de que los profesores y candidatos a la función pública de otras comunidades españolas puedan ejercer en la CAV. Hasta ahora, la coacción llega incluso a los partidos nacionales, que no se han atrevido a recurrir imposiciones legales que vulneran la Constitución, suponiendo que la aceptación de la imposición del euskera les podría reducir sus votos.
La vía de la independencia y el derecho a la autodeterminación son legítimos, pero no pueden ejercerse hasta que las familias a las que se ha obligado a irse por la amenaza y la coacción puedan establecerse en la CAV en condiciones de normalidad sin que vuelva la situación anterior que les obligó a modificar sus vidas.
No se trata, como indica Kubati, de que el conflicto ha terminado sin más y que la declaración solemne de convertirse de asesinos a demócratas de un plumazo tenga visos de credibilidad. Hasta ahora, declaraciones y palabras sólo sirven para que se las lleve el viento. Son los hechos los que demostrarán si de verdad la conversión es auténtica o es pura palabrería. En principio y suponiendo que sea verdad su declaración por mi parte, una ínfima porción del sufrimiento derramado, los etarras arrepentidos tendrían que pedir perdón de forma individual, detallando uno a uno sus crímenes, quiénes fueron los inductores o planificadores, quiénes los llevaron a cabo y quiénes fueron los delatores que suministraron los datos a los asesinos abusando de la confianza de sus víctimas.
Arrepentimiento y perdón a los que deben seguir el pago de las correspondientes indemnizaciones por los daños causados como en todo delito cometido. No sirve que la declaración de arrepentimiento y perdón quede sólo en eso, unas palabras que deben ser seguidas de hechos.
La espada de Damocles de las famosas armas de ETA es otro simbolismo que no merece la pena discutir ya que la banda de asesinos se encuentra sin capacidad operativa y desmoralizada desde hace muchos años. La entrega de armas no es garantía de nada ya que pueden seguir conservando algún que otro arsenal oculto después del simbolismo que los más ingenuos esperan.
En principio y suponiendo que sea verdad su declaración, los etarras arrepentidos tendrían que pedir perdón de forma individual, detallando uno a uno sus crímenes, quiénes fueron los inductores o planificadores, quiénes los llevaron a cabo y quiénes fueron los delatores que suministraron los datos a los asesinos abusando de la confianza de sus víctimas
A los partidos democráticos –en apariencia democráticos– y sus portavoces, PNV y Bildu incluidos, se les llena la boca cuando aplauden esos primeros pasos dados por los terroristas asesinos supuestamente arrepentidos como si ellos no hubieran sido cómplices de esa gigantesca coacción que hemos vivido en el País Vasco durante decenios y que han acompañado en forma de decretos o leyes aprovechándose de la coyuntura motivada por el asesinato indiscriminado y político.
Y si los partidos políticos como PNV y Bildu hubieran sido democráticos jamás habrían participado en las urnas dejando fuera a decenas de familias exiliadas a la fuerza con cuyos votos seguro que el resultado de las urnas habría sido otro.
Pido –exijo– un restablecimiento democrático pleno en forma de modificación de la política lingüística y del acceso a la función pública y docencia que garantice la libertad absoluta y que los partidos políticos sospechosos de falta de legitimidad democrática se preocupen por buscar un clima en el que la amenaza habitual y las coacciones a los que no piensan como ellos dejen de existir.
No se puede comparar –aunque se intente– el proceso plenamente democrático de la autodeterminación de Escocia con el derecho del País Vasco a decidir su destino. La ausencia de libertades democráticas y el recurso al insulto, la amenaza y la coacción de cualquier tipo impiden el derecho a decidir.
No sabemos cómo ese colectivo de presos y de expresos se olvida de esas decenas de miles de familias vascas alejadas a la fuerza de su tierra y exigen la vuelta a casa de los presidiarios. Se debería vincular la vuelta a casa de las familias exiliadas por la coacción y el asesinato a la salida de la cárcel de los convictos.
Vuelvo a exigir que los asesinos de mi padre se presenten a la opinión pública con los que planificaron y decidieron su asesinato, sin olvidar a los repugnantes siervos que nos vigilaron y observaron para convertir nuestra vida en muerte.
*Íñigo Caballero, ingeniero industrial superior y especialista en Lingüística de Corpus
Los presos liberados por la doctrina Parot escenificaron un acto el pasado cuatro de enero en el que afirman sus convicciones democráticas y sostienen la elección de la legalidad como forma de normalización y solicitud de reunificación de presos de la banda terrorista, así como beneficios penitenciarios, incluso la amnistía.