Los empresarios de Madrid...

Los empresarios de Madrid han contribuido en gran medida a que su comunidad sea una de las más ricas y desarrolladas de España, hecho del cual se sienten legítimamente orgullosos.

Los empresarios de Madrid saben que su región es contribuyente neta al conjunto de España, y es la primera en volumen y en porcentaje a la hora de ejercer la solidaridad con otras comunidades más pobres, y también se sienten orgullosos de ello.

Los empresarios de Madrid conocen que desarrollar su trabajo en la capital de España les impone servidumbres, tanto como les ofrece oportunidades.

Madrid es el epicentro de la vida nacional y sobre ella repercuten todos los conflictos políticos y sociales del conjunto de la nación. Hay que aguantar a veces el 15-M, o un rosario interminable de manifestaciones, o dar ejemplo a la hora de contribuir y ser los que más lo hacen. Pero también el “efecto sede” que ofrece  la capitalidad, una posición geográfica central, o ser históricamente una de las ciudades más famosas del mundo, dan ventajas a los empresarios de Madrid que compensan de sobra los inconvenientes.

A los empresarios de la capital, la mayoría de los cuales no han nacido en la región, les da igual cuál sea la Administración que tenga cada competencia, siempre que se ejerza con eficacia y honradez. Valoran la autonomía en cuanto pueda acercar la gestión a los ciudadanos, pero en absoluto desean que nuestra autonomía forme parte de ningún eje de reivindicación nacionalista bajo la excusa de que, como otras regiones donde ha prendido el separatismo, transfiere mucha renta al resto del Estado.

Una abrumadora mayoría de los empresarios de Madrid está con la unidad de España y su Constitución y saben, como lo saben también los empresarios de País Vasco, Cataluña y otras regiones, que esa unidad es lo que ha permitido a nuestras principales empresas proyectarse en el exterior y hacerse grandes y prósperas

Los empresarios de Madrid, en una abrumadora mayoría, viven del mercado y de satisfacer los gustos y necesidades de sus clientes, no de las concesiones públicas ni de los contratos de la Administración. De los Gobiernos, sean central, autonómico o municipal, esperan sobre todo que no les suban los impuestos o las tasas, y que garanticen la seguridad física y jurídica de sus negocios y sus bienes personales. También piden un marco legal y laboral flexible y adecuado, que les permita desarrollar sus empresas y ser competitivos.

Los empresarios de Madrid, como parte integrante de la Sociedad Civil, quieren que la organización que les aglutine sea independiente y crítica con el poder  político, sea cual sea el partido que lo ostente en un momento dado. Esta independencia de criterio es incompatible con vivir de subvenciones públicas, o con liderazgos hipotecados por mantener empresas que dependan de la licitación y del Boletín Oficial de la Comunidad.

Los empresarios de Madrid saben que sus asociaciones están reconocidas y protegidas por la Constitución, y que ello les obliga a ser leales a la Carta Magna, a comportarse con responsabilidad y a tener en cuenta el interés general, por más que defiendan, como patronales, legítimos intereses sectoriales.

Los empresarios madrileños conocen, comparten y se alegran de los éxitos que una Administración eficaz ha cosechado para la comunidad autónoma: menor tasa de paro que la media española, menor déficit público, menor fiscalidad y mayor afluencia de inversión extranjera.

Y también los empresarios conocen, comparten y se preocupan por los graves problemas que todavía aquejan a la región: perder los Juegos Olímpicos y Las Vegas Sands en un plazo de pocos meses se ha unido a la caída del turismo en la capital y del tráfico aeroportuario, y obliga a redoblar el esfuerzo de promoción de Madrid como destino turístico y de negocios.

Y por último, una abrumadora mayoría de los empresarios de Madrid está con la unidad de España y su Constitución y saben, como lo saben también los empresarios de País Vasco, Cataluña y otras regiones, que esa unidad es lo que ha permitido a nuestras principales empresas proyectarse en el exterior y hacerse grandes y prósperas.

*Hilario Alfaro, presidente de COCEM y candidato a dirigir CEIM