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No necesitamos más consenso, sólo libertad
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No necesitamos más consenso, sólo libertad

Con vocación compartida de bomberos y pirómanos, los mismos que han desmantelado y corroído el régimen –convirtiendo la Constitución en papel mojado– ahora pretenden revendernos el

Con vocación compartida de bomberos y pirómanos, los mismos que han desmantelado y corroído el régimen –convirtiendo la Constitución en papel mojado– ahora pretenden revendernos el mantra del consenso.

En estos últimos días, editoriales de algunos periódicos, empresarios del Ibex y políticos de toda la vida insisten en que el mejor remedio contra la corrupción, el separatismo y el populismo es más consenso del que padecemos, como si los españoles no hubiéramos aprendido en qué acaban los apaños de la oligarquía.

No necesitamos más consenso. Ni del político ni del económico. Ya sabemos que son siempre los mismos los que consensúan, de espaldas a los españoles, y que llaman estabilidad política a la defensa de sus privilegios. No queremos que sigan decidiendo entre unos pocos el futuro de muchos. Somos ya mayores para regir nuestro futuro, y para entender que la partitocracia ya es cosa del pasado. No es consenso lo que necesitamos, sino más libertad para elegir verdaderos representantes, más libertad para nuestras familias, más libertad para poder gestionar nuestros recursos.

El Estado gigantesco, y su maraña de leyes, supone uno de los principales obstáculos a nuestro desarrollo económico a la vez que facilita la proliferación de los corruptos. Para todos es evidente que la falta de libertad política tiene una íntima relación con la ausencia de libertad económica, y que ni los corruptos ni los comunistas tienen en su programa devolvérnosla.

Recientemente, en el encuentro de pequeños y medianos empresarios, de esas empresas familiares que constituyen el alma económica de España en la que trabajan la mayoría de los ciudadanos, se hacía una observación interesante comentando unas declaraciones pretenciosas de un lobby del Ibex, que intentaba convencernos de que las cosas no estaban tan mal y de que la recuperación de la economía era cosa evidente... Los pequeños y medianos empresarios advertían a las grandes corporaciones de lo mucho que perjudicaba a la economía nacional el atraso de los pagos de las cotizadas y de la Administración: hasta casi 190 días después de suministrar el producto o servicio. Fue tan dura su denuncia que sentenciaron: pagarnos tan abusivamente tarde también es corrupción.

He ahí la cuestión: hay un sector empresarial que vive a la sombra del BOE, cerca del poder, pagando oportunas comisiones a los partidos para llevarse grandes contratos que suelen subcontratar a pequeños empresarios a los que asfixian. Curiosamente, según recientes datos, mientras las grandes corporaciones cotizadas siguen destruyendo empleo, la pequeña y mediana empresa lleva meses contratando. Estas empresas, acostumbradas a competir en condiciones muy duras, son el motor económico de España y necesitan una gran reforma legal y fiscal, es decir, más libertad asegurada en un régimen legal razonable, sencillo y eficaz, para poder crecer y competir.

No extraña que a estas alturas los responsables que tan bien viven del consenso de la corrupción a nivel político, económico y mediático pidan que se mantenga el sistema que nos perjudica al resto. Pero no, no necesitamos más consenso, ni político ni económico. Necesitamos un sistema abierto con normas sencillas y claras para que la libertad sea por sí misma la que permita destruir la burocracia al servicio del poder y que cada agente de la economía y cada alternativa política puedan desarrollarse y competir en igualdad de condiciones.

*Santiago Abascal es presidente de VOX

Con vocación compartida de bomberos y pirómanos, los mismos que han desmantelado y corroído el régimen –convirtiendo la Constitución en papel mojado– ahora pretenden revendernos el mantra del consenso.

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