Es noticia
Elecciones generales a la vista en Israel
  1. España
  2. Tribuna
Tribunas EC3

Tribuna

Por

Elecciones generales a la vista en Israel

Polemizar, debatir y discutir hasta quedarse afónico es una seña de identidad de la sociedad israelí, que ya lleva sobre sus espaldas 20 elecciones libres, contando con esta última

Foto: El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. (EFE)
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. (EFE)

La campaña electoral en Israel, de cara a las elecciones generales del 17 de marzo, va subiendo de tono a medida que expiran los plazos y se aproxima la recta final. Los medios de comunicación israelíes, conocidos por su competencia frenética en dar la última de las noticias y de las declaraciones más candentes y polémicas, se afanan en ser titulares cada día, mientras un amplio reportorio de encuestas procedentes de un sinfín de fuentes diversas proyecta las tendencias de voto.

Los temas de abordaje son de todo tipo y las redes sociales se han convertido en el escenario más próximo al ciudadano, lo que parecen conocer muy bien los asesores de campaña del Likud y del Habayit Hayehudi (Hogar Judío), cuyos principales líderes no han dudado en prestarse, incluso, a realizar videos de humor, pero con mensajes muy precisos y de muy serios contenidos, con los que llegar al electorado.

Desde los potenciales escándalos económicos de la esposa de Netanyahu (de los que algunos quedarán quizá en mera anécdota, como el relacionado con la apropiación indebida de los fondos de las propias botellas recicladas, pero que son afanosamente utilizados para dañar la imagen del partido favorito en las encuestas), pasando por el carácter gris del principal líder de la oposición con más posibilidades, Isaac Herzog, del Partido Laborista, fagocitado por su compañera de viaje, la incombustible Tzipi Livni (que ya va por el cuarto partido político del que forma parte) y que juntos han constituido el Bando Sionista (de centro izquierda) para rivalizar en mejores condiciones aunando fuerzas. Terminando, como es desgraciadamente habitual, en los aspectos de seguridad contra el terrorismo y los matices (siempre sobresalientes) sobre los aspectos de las negociaciones del proceso de paz.

Sirva de ejemplo, a este respecto, uno de los recientes anuncios de campaña del Likud en el que Netanyahu (Bibi para todos los israelíes) acusa a la izquierda de conducirlos al Estado Islámico por sus flirteos “con los adversarios”. Por su parte y como réplica, el tándem Herzog-Livni recuerda al principal partido del gobierno la liberación de más de mil prisioneros palestinos, muchos de ellos con delitos de sangre, y responden, en una voz única, que, si ganan las elecciones, nunca negociarán con Hamás.

Polemizar, debatir y discutir hasta quedarse afónico es una seña de identidad de la sociedad israelí, que ya lleva sobre sus espaldas 20 elecciones libres

El menú se está sirviendo y en una sociedad tan plural como la israelí son muchos los comensales. Polemizar, debatir y discutir hasta quedarse afónico es una seña de identidad de la sociedad israelí, que ya lleva sobre sus espaldas 20 elecciones libres, contando con esta última. Sirva también de ejemplo ilustrativo, de cómo llevar al paroxismo la discusión y el debate, que el líder del entonces todopoderoso laborismo israelí (Mapai), David Ben-Gurión, renombrado primer ministro, acabó solo en su escaño después de su etapa gloriosa al frente del Gobierno de la nación en tiempos tan difíciles.

Esta dinámica quintaesencia del ser israelí abarca a toda la clase política. Pocas han sido las elecciones en las que no se han presentado escisiones de los partidos centrales como nuevas alternativas. En estas, por ejemplo, Moshe Kahlon –de las filas del Likud y exministro de Comunicaciones y de Servicios Sociales– concurre con un partido nuevo, Kulanu (Todos Nosotros), al que todas las encuestas le otorgan un buen puñado de escaños. Los desencuentros personales entre los cuadros también orillan entre los partidos religiosos. Eli Yishai, procedente del partido sefardí Shas, se presenta con su creación propia, Ha’am Itanu (La gente está con nosotros).

El paso desacorde parece venir de los partidos árabes israelíes que por primera vez en la historia –y ya está todo dicho- se presentan juntos bajo una lista única, pero esta unión es sólo aparente pues las fisuras personales e ideológicas son sustanciales, a punto de haber creado la imagen de cajón de sastre en donde “cohabitan” el partido islámico (Ra’am-Ta’al) con el nacionalista árabe secular (Balad) y el Frente Democrático por la Paz y la Igualdad (Hadash).

Sin duda quien utilizó por primera vez el calificativo de “vibrante” aplicado a la sociedad israelí no se equivocó en absoluto; si no, que se lo digan a las esposas e hijas de un buen puñado de jaredíes que, hartas de la segregación por género, han aparcado las cacerolas por el momento y se han metido de lleno en campaña del brazo de un nuevo partido, B’zutan, lideradas por la activista Ruth Colian. El problema parece no tenerlo con sus maridos respectivos, que las apoyan, sino con el nuevo umbral electoral del 3,25%, lo que pone en entredicho el artículo de David Alandete en El País al afirmar que Israel cambia la ley para dificultar la presencia de partidos árabes en la Knesset.

 

* Alfredo Hidalgo Lavié. Profesor de la UNED

La campaña electoral en Israel, de cara a las elecciones generales del 17 de marzo, va subiendo de tono a medida que expiran los plazos y se aproxima la recta final. Los medios de comunicación israelíes, conocidos por su competencia frenética en dar la última de las noticias y de las declaraciones más candentes y polémicas, se afanan en ser titulares cada día, mientras un amplio reportorio de encuestas procedentes de un sinfín de fuentes diversas proyecta las tendencias de voto.

Israel Benjamin Netanyahu