#24M: Al agua, pactos

El último barómetro publicado (y publicable) del CIS confirma el fin de las mayorías absolutas y anticipa un escenario inédito de negociación y pactos en nuestra democracia. La irrupción de nuevos partidos, anclados en propuestas regeneracionistas, tambalea la estructura del bipartidismo, si bien todo parece indicar que PP y PSOE mantendrán el poder en casi todas las circunscripciones.

El empuje de Podemos y Ciudadanos parece haber fagocitado las opciones electorales de IU y UPyD que, con un escenario similar –de una u otra forma, ambos rechazaron concurrir a estos comicios en coalición– pagarán un coste electoral sin precedentes. Por su parte, el nacionalismo periférico soportará el envite en este nuevo arcoíris institucional.

Las dificultades que acompañan la investidura de Susana Díaz son fiel reflejo de lo que sucederá ‘el día después’. Con las elecciones generales en el horizonte, las cúpulas de los partidos medirán sus fuerzas –en forma de abstención o pacto–, evitando significarse más de lo estrictamente necesario, dando así lugar a un contexto de ‘interinidad’ institucional que podría extenderse hasta final de año.

El vaivén mediático del que hemos sido testigos en fechas recientes y la falta de concreción en las propuestas incrementa la volatilidad de un electorado desconcertado, más virtual y promiscuo que nunca antes. Con un previsible incremento de la participación, nueve de los trece presidentes buscan la reelección. Estas son algunas claves del cambio:

1. Arranca la ‘campaña de los indecisos’. Sirva como ejemplo que, por vez primera, un 43% de los madrileños declara no saber a quién votar, según los datos de una encuesta del diario Público. La situación resulta fácilmente extrapolable a casi toda España.

2. Encuestas ‘enfermas’. Sin histórico electoral de Podemos y C’s, la demoscopia trabaja con un recuerdo de voto ‘tramposo’. Lo que, unido al carácter cambiante del actual escenario político, hace especialmente difícil el proceso de “cocción” de los datos.

3. La corrupción, nuevo driver electoral. La ‘mala praxis’ de los partidos tradicionales ha impulsado la intención de voto de los nuevos partidos. La lucha contra la corrupción se erige como fundamento de su creación y ascenso inicial, tanto en el caso de Podemos –manifestaciones del 15M– como de Ciudadanos –Cataluña–.

4. La economía, activo del Gobierno. Especialmente evidente en la Comunidad de Madrid, principal motor de la economía española, la expectativa de voto favorece al Partido Popular, cuya baza principal a la hora de atraer votos es su experimentada gestión económica.

5. Objetivo: Moncloa. Siguiendo el ejemplo de Andalucía, Podemos y Ciudadanos desempeñarán un papel trascendental a la hora de constituir los Gobiernos autonómicos. Con la mirada puesta en las generales, todo apunta a que ambos evitarán coaliciones estables con el fin de evitar el desgaste y, a buen seguro, la abstención será el común denominador en los debates de investidura.

6. El respeto a la lista más votada. El desgaste político asociado a los pactos refuerza la lógica institucional que promueve el apoyo a la lista más votada para que gobierne en minoría. Esta estrategia beneficiará al PP ya que ganará en la mayoría de las comunidades autónomas.

7. Alternativas a la abstención y el ‘voto protesta’. La participación en las recientes andaluzas experimentó un incremento de 3% con respecto a los comicios de 2012. Cabría pensar que una mayor ‘oferta’ electoral podría suponer un incentivo para el votante desmovilizado.

8. 'Mareas' vs. ‘Campañas personalistas’. La falta de estructura de Podemos y Ciudadanos ha definido una campaña centrada en la marca y sus valores, mientras que la mayoría de los líderes territoriales ha querido poner en valor su trayectoria y grado de conocimiento entre el electorado, con un ‘distanciamiento medido’ frente a la matriz.

9. La batalla de la comunicación: C’s impone sus marcos. La estrategia de Ciudadanos gira en torno a dos ejes principales: vieja política (PP y PSOE) vs. nueva política (C’s y Podemos); voto sensato (C’s) vs. voto pasional e impredecible (Podemos).

10. Etimología de ‘pacto’: nuevas acepciones. Una clase política acostumbrada a la pinza bipartidista y a los pactos ‘naturales’ (PSOE-IU) deberá asumir nuevos compañeros de viaje impensables hace un año.

11. Trasvase de poder: del Ejecutivo al Legislativo. Mientras que en anteriores legislaturas los Ejecutivos autonómicos han gozado de un poder casi ilimitado a la hora de aprobar nueva legislación, no será este el escenario post-24M, en el que las leyes se negociarán punto por punto en los Parlamentos respectivos.

Seguir leyendo “#24M: Cita con el pacto”

*Jaime Olmos es partner y director de Public Affairs en KREAB