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La Cumbre de París no es suficiente
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La Cumbre de París no es suficiente

Dicha conferencia supone el colofón de unas duras negociaciones que llevan realizándose desde hace más de cuatro años. Por primera vez, se espera llegar a un acuerdo universal y vinculante

Foto: Foto: EFE.
Foto: EFE.

La Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, técnicamente denominada COP21/CMP11, es protagonista de relevancia. Dicha conferencia supone el colofón de unas duras negociaciones que llevan realizándose desde hace más de cuatro años. Del 30 de noviembre al 11 de diciembre se reúnen en París “las Partes” es decir, los Estados por vigésima primera vez para tratar la mitigación del cambio climático. La versión optimista de París 2015 espera llegar por primera vez a un acuerdo universal y vinculante por el que se deberá disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero para limitar el calentamiento global a menos de 2°C.

Cada país pondrá sobre la mesa su propia contribución, las cuales serán revisadas cada cincoaños. El objetivo a largo plazo es lograr la “descarbonización” de la economía; es decir, el abandono gradual de los combustibles fósiles. Y sin embargo… ¡Troya arderá!, aunque en el mejor de los casos se alcancen los retos propuestos por la 'Alianza de París'. Desde la ciencia, los movimientos sociales y otros colectivos de la sociedad civil se levantan voces aclamando: ¡no es suficiente!.

No es suficiente, el reconocimiento de los países desarrollados de su mayor responsabilidad en las emisiones de gases de efecto invernadero; no es suficiente, el compromiso de diseñar y aplicar planes climáticos nacionales. Hace falta superar los fundamentos de la Convención Marco firmada en 1992, cuyo objetivo último busca 'permitir que el desarrollo económico prosiga de manera sostenible'(sic). A la vez, se reconoce el principio de soberanía nacional lo cual implica que'los Estados no deben causar daños al medio ambiente de otros Estados ni de zonas que estén fuera de los límites de la jurisdicción nacional'(sic).

Hay que superar fundamentos referidos al desarrollo económico sostenible y a la soberanía nacional

Objetivo y principios muestran la verdadera cara del continuismo de un paradigma civilizatorio moderno occidental, cuya interpretación de la naturaleza está basada en la lógica de la racionalidad formal instrumental, en el más puro sentido weberiano del término. El imaginario mercantil orquesta las negociaciones en el recién creado mercado del carbono, donde se pueden transar “bonos de carbono” para que empresas y países desarrollados puedan contabilizarlos como parte del cumplimiento de sus metas de reducción de emisiones.

Los denominados países desarrollados compran bonos a los países en desarrollo con el único fin de que les permita continuar con su sistema económico, a la vez que se comprometen a transferirles la tecnología necesaria para que dichos países no contaminen tanto como ellos mismos hicieron en su etapa industrial y, que curiosamente, no aplican en sus esplendorosas economías “desarrolladas”; por cierto, modelo exhibido como objeto de deseo.

La paradoja está servida. Es lo que Nicholas Georgescu-Roegen (1904-1994) denominó el “círculo vicioso de la maquinilla de afeitar”, según el cual razonaba: “Queremos afeitarnos más deprisa y así tener más tiempo para idear una máquina de afeitar todavía más rápida, de modo que podamos gastar más tiempo en otra todavía más rápida, y así en un interminable y vacío de progreso”.

El caballo de batalla de estos días en las negociaciones es encontrar la financiación suficiente para salvar la crisis civilizatoria que vivimos; esta vez, en su versión medio ambiental. Un paradigma que ha llevado a la mercantilización de la vida hasta sus ultimas consecuencias y va dejando una huella indeleble en todos los ámbitos: sociales, económicos, políticos y ecológicos. Necesitamos alternativas a este paradigma exhausto. Una nueva episteme que no levante muros fronterizos y categóricos entre lo humano y la naturaleza. Una nueva ética-político planetaria que acabe con la vieja y decadente narrativa dominante europea del progreso racional que ha desplazado al rincón instrumental e utilitario de lo explotable a los 'Otros'del sujeto humanista, a la naturaleza misma.

Esto es lo que sabemos: la tierra no pertenece al hombre, es el hombre el que pertenece a la tierra

Una de estas primeras propuestas alternativas procede de los movimientos indígenas y es conocida como 'Sumak Kawsay', en quichua'Buen Vivir';o 'Sumaq Qamaña', en aymara'VivirBien'. Una opción que desmantela el antropocentrismo arrogante y propone un biopluralismo regido por una Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra. El'Sumak Kawsay'o 'Buen Vivir' es un modelo construido históricamente que sintetiza visiones y prácticas ancestrales de la sabiduría indígena con propuestas del pensamiento crítico procedentes de la crítica feminista y ecológica. Enrique Dussel*lo ha definido como un 'modo de vida en la acción; una formulación normativa ética y política bioecológica' que desplaza a la economía a un lugar secundario; un proyecto transmoderno oriundo de los pueblos originarios, y sin embargo, con capacidad para transcender la modernidad. El Gran Jefe Seattle, de la tribu de los Swamish, le escribió al presidente de los EEUU de América en 1984: "Todo lo que ocurra a la tierra, le ocurrirá también a los hijos de la tierra. Cuando los hombres escupen en el suelo, se están escupiendo a sí mismos. Esto es lo que sabemos: la tierra no pertenece al hombre, es el hombre el que pertenece a la tierra. Esto es lo que sabemos: (…) El sufrimiento de la tierra se convertirá en sufrimiento para los hijos de la tierra".

En el año 2008, Ecuador incluyó en su Carta Magna los derechos del 'Sumak Kawsay' o 'Buen Vivir'. Si la interpretación y aplicación de los mismos se esta realizando del modo correcto es otro debate, y no por ello menos importante; mas, no hay duda que su mención expresa en 23 artículos de la constitución ha sido un paso valiente hacia una apuesta por un nuevo contrato ser humano-naturaleza.

Prof. Dra. Coro J-A Juanena, Directora del Centro de Estudios Postcoloniales (KOIZ) e Investigadora del Grupo de Estudios Africanos (GEA-UAM)

* Intervención de Enrique Dussel, el 15 de mayo de 2012, en el Primer Encuentro del Buen Vivir El estado como campo de batalla. https://www.youtube.com/watch?v=ieRwuIurppo

La Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, técnicamente denominada COP21/CMP11, es protagonista de relevancia. Dicha conferencia supone el colofón de unas duras negociaciones que llevan realizándose desde hace más de cuatro años. Del 30 de noviembre al 11 de diciembre se reúnen en París “las Partes” es decir, los Estados por vigésima primera vez para tratar la mitigación del cambio climático. La versión optimista de París 2015 espera llegar por primera vez a un acuerdo universal y vinculante por el que se deberá disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero para limitar el calentamiento global a menos de 2°C.

Efecto invernadero Combustibles fósiles