Es noticia
La confianza en el PP madrileño
  1. España
  2. Tribuna
Tribunas EC6

Tribuna

Por

La confianza en el PP madrileño

Las tramas corruptas del PP han roto esta confianza, y sin ella no es posible un buen gobierno. Ante cada actuación planea una duda: ¿será necesaria esta obra? ¿Quién será el beneficiario real?

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes (i), conversa con su antecesor en el cargo, Ignacio González. (EFE)
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes (i), conversa con su antecesor en el cargo, Ignacio González. (EFE)

El término corrupción se ha introducido poco a poco en nuestro vocabulario habitual. Al principio nos indignaban los casos aislados que atentaban contra la ética social. Después se le sumó el término trama, para referirse a la corrupción organizada -Gürtel, Noos, Taula, Púnica, Brugal, los ERE, Acuamed…-. Entonces, al problema ético se le añadió el económico. El relato que se nos hacía es que los corruptos se estaban embolsando decenas y centenares de millones de euros, que iban a parar a sus cuentas o se traducían en áticos, coches que aparecían en garajes o viajes de lujo.

Las numerosas investigaciones han demostrado que detrás de esas prebendas hay un sistema de contratación que ha despilfarrado miles de millones de euros, destinados siempre al mismo grupo de empresas, que a cambio pagaban con financiación irregular al Partido Popular. La Comisión Nacional del Mercado y la Competencia (CNMC) calcula que son 48.000 los millones de euros derrochados anualmente en sobrecostes de la contratación pública, un método especialmente relevante en Valencia, Baleares y Madrid.

La cantidad de 48.000 millones de euros es superior a la de los recortes que el Gobierno del PP ha hecho en nuestro país. Eso significa que la corrupción se ha traducido en paro, reducción de recursos para la sanidad y la educación; en el paso atrás de estos años; en el sufrimiento de los casi 800.000 hogares que ya no reciben ninguna ayuda mensual. La corrupción es lo que ha quebrado Valencia, Baleares o Madrid, lo que ha quebrado nuestro país.

La corrupción se ha traducido en paro; reducción de recursos para la sanidad y la educación; en el paso atrás; en el sufrimiento de casi 800.000 hogares

Pero, además de la fractura del Estado de bienestar, lo que se ha roto es la confianza: la social, esa que mantiene la cohesión, la delegación que hace la ciudadanía en sus representantes para que gestionen los asuntos públicos. La confianza de que te den las vueltas en la panadería sin tener que mirarlas; la confianza con la que dejas tu dinero en el banco y lo tienes; la confianza en que cuando se va a construir un colegio no haya que dudar si hay sobrecostes; la confianza en que cuando se hace una carretera hay un informe técnico detrás que asegura que es útil y necesaria, que cuando pagas el agua no te están cobrando más de lo debido, para financiar oscuras campañas electorales.

En la última reunión en la que participé con un grupo financiero, que quería hacer inversiones productivas en Madrid, expresaban las dudas que les generaba la corrupción, la inseguridad de saber que hay que pagar permanentemente a alguien para poder producir. No es tener un modelo productivo claro, un modelo urbanístico definido -como en el caso Wanda-, lo que asusta a los inversores productivos, es la corrupción. Lo mismo que atrae a los especuladores, la corrupción.

Las tramas corruptas del Partido Popular han roto esta confianza, y sin ella no es posible un buen gobierno. Ante cada actuación, planea una duda: ¿será necesaria esta obra? ¿Quién será el beneficiario real? Han corrompido campos económicos como el ahorro energético que debería ser la base del nuevo modelo productivo. Y lo han hecho poniendo supuesto ahorro en el centro de la Púnica. Y no es el pasado, es el presente; porque no ha cambiado el sistema de contratación que permitió la Púnica. En Madrid se sigue contratando a las mismas empresas, como si nada hubiera pasado.

No es tener un modelo productivo claro, un modelo urbanístico definido, lo que asusta a los inversores, es la corrupción. Lo mismo que atrae a los especuladores

Esperanza Aguirre, en su dimisión como presidenta del PP de Madrid, afirmó que la corrupción en su partido no llueve sobre mojado, sino sobre una inundación. Es decir, que en el PP todo está bajo las aguas, anegado, que no es de fiar. Varios de los consejeros del Gobierno de Cristina Cifuentes, que han sido incorporados a su gestora, no ponen la mano en el fuego por nadie, no se fían de los suyos. Hay que recordar que si finalmente investigan -imputan- a Ignacio González, como ha pedido la fiscalía, será el tercer presidente autonómico popular juzgado, además de Jaume Matas y Francisco Camps.

En esta situación, Cristina Cifuentes se disfraza de 'regeneración'. Resulta difícil creerlo, cuando lleva 25 años siendo cargo público y orgánico del PP y ha paseado por todas las plantas y despachos de la sede de la calle Génova que ahora registra la Guardia Civil. En las campañas electorales, también se ha subido a los escenarios pagados por la trama Púnica “sin haber visto nada”. Difícil creerla cuando en sus siete meses de gobierno siguen contratando con el mismo sistema y con las mismas empresas implicadas en las tramas investigadas. Difícil creerla, cuando las personas que la acompañan en su nueva gestora son las mismas que estaban con Esperanza Aguirre e Ignacio González: el tesorero, el responsable de las obras en los municipios… Difícil creerla porque ya no hay confianza. En estos momentos, el Gobierno de la Comunidad de Madrid está más preocupado por que no se levanten las alfombras que por la gente.

Si conocemos más de las tramas de corrupción de los gobiernos del PP de Valencia y de Baleares que del de Madrid, es solo porque en esta última comunidad sigue gobernando y puede mantener la opacidad. Y si es así, es exclusivamente por el apoyo de Ciudadanos, que está permitiendo mantener una situación contra la que, según nos habían dicho, querían luchar. Los responsables de Ciudadanos deberían pensar cuántos sumarios judiciales más pueden soportar los madrileños mientras la desigualdad crece día a día y la legitimidad de las instituciones se sigue deteriorando.

Necesitamos recuperar la confianza, y eso solo se hace con un nuevo proyecto económico, social y político, con otra gente, con otras formas. En la Comunidad de Madrid, es una necesidad y ya una urgencia que crece con cada apertura de cada sumario. El Partido Popular nos ha traído hasta aquí, el PP de Cristina Cifuentes, de Esperanza Aguirre y de Ignacio González. La mayoría de los madrileños votaron un cambio que todavía no se ha producido y ya es hora de que se produzca.

*José Manuel López, portavoz de Podemos en la Asamblea de Madrid.

El término corrupción se ha introducido poco a poco en nuestro vocabulario habitual. Al principio nos indignaban los casos aislados que atentaban contra la ética social. Después se le sumó el término trama, para referirse a la corrupción organizada -Gürtel, Noos, Taula, Púnica, Brugal, los ERE, Acuamed…-. Entonces, al problema ético se le añadió el económico. El relato que se nos hacía es que los corruptos se estaban embolsando decenas y centenares de millones de euros, que iban a parar a sus cuentas o se traducían en áticos, coches que aparecían en garajes o viajes de lujo.

PP de Madrid Operación Púnica Cristina Cifuentes Esperanza Aguirre Ignacio González