La Comisión Europea revoluciona el IVA

Corría el año 1861 cuando en la Cámara de los Lores se debatía entre una subida de impuestos directos y una subida de impuestos indirectos. Cuando llegó su turno, Ewart Gladstone intervino: “Solo puedo pensar en este dilema como pienso en dos bellas hermanas, ambas disfrutando del jovial mundo londinense, muy parecidas y atractivas, pero una de cabellos morenos y otra rubia. —Y concluyó el que sería cuatro veces primer ministro—. Díganme señorías: ¿Por qué si me gusta la morena no me puede gustar la rubia?”

Los votantes del siglo XXI tienen clara su preferencia entre las dos hermanas. Los tipos de IVA levantan pasiones y los gobiernos de la Unión Europea llevan años pidiendo más libertad para cumplir promesas con su electorado. La semana pasada, el ECOFIN apoyó una serie de medidas que cambiarían drásticamente las reglas del juego en los tipos de IVA. Se trata de dar a los Estados miembros más libertad para decidir qué tipos aplican a cada producto.

El IVA es uno de los impuestos más armonizados en la UE. La Directiva del impuesto establece que solo los bienes y servicios en la lista del Anexo III pueden beneficiarse de los tipos reducidos. También se pone un límite al tipo general, que no podrá ser inferior al 15%. Esta norma convierte a la Comisión y el TJCE en árbitros de debates viscerales sobre la interpretación de la Directiva que hace cada país.

David Cameron lleva meses haciendo campaña para ampliar la libertad de los Estados a la hora de establecer los tipos de IVA

En los años noventa, el TJCE tuvo que decidir si los videos porno operados con monedas en sex-shops belgas se beneficiaban del tipo reducido al cine. El tribunal se negó, pero más tarde aceptó que los holandeses pagaran tipos más bajos para comprar bicicletas. También se dice que la Directiva está anticuada. Francia, Italia y Polonia han perdido la batalla por algo tan lógico como equiparar el tipo de IVA de los libros en papel a los libros electrónicos.

Más reciente es el debate que se vive en Reino Unido sobre el tampon tax. Los tampones no están en la Anexo III de la Directiva, por eso no pueden beneficiarse de los tipos reducidos. Los defensores del Brexit consideran esta norma una intrusión en la soberanía más íntima del pueblo británico, por lo que David Cameron lleva meses haciendo campaña para ampliar la libertad de los Estados a la hora de establecer los tipos de IVA. A la vista está que Cameron ha llegado lejos, pues los cambios de Bruselas se han anunciado como una victoria del gobierno inglés en su país.

Ante estas dificultades, la Comisión Europea apoyada la semana pasada por el ECOFIN, ha propuesto dos alternativas. Una primera opción en la que se revisaría el Anexo III regularmente para asegurar que está actualizado y que representa los intereses de cada territorio; o una segunda opción, más radical, en la que se elimina completamente la lista y el límite del 15% en el tipo general. Serían los Estados miembros quienes tendrían total libertad para decidir sobre sus tipos de IVA.

Un alto funcionario de la Comisión nos aseguraba que muchos Estados se habían quejado en privado de la nueva libertad que les ofrece la Comisión

En los corrillos de una conferencia en Viena hace dos semanas, un alto funcionario de la Comisión nos aseguraba que muchos Estados se habían quejado en privado de la nueva libertad que les ofrece la Comisión. Estos países tienen miedo del ejército de lobbies que llamará a su puerta en cuanto se aprueben estas medidas.

Cualquier cambio de esta magnitud requiere unanimidad del Consejo Europeo, aunque podemos prever que si finalmente se aprueban las propuestas de la Comisión, los gobiernos aumentarán las ventas sujetas a tipos reducidos para satisfacer a votantes y grupos de presión. Pero no brindemos todavía, acabaremos pagando estas rebajas con subidas de otros impuestos.

Pedro Pestana da Silva – Socio Director Marosa Ltd. – http://www.marosavat.com