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Gestionar la pluralidad

Ese es el reto que tiene el PSOE, la fuerza llamada a liderar la nueva España diversa y compartida. La que saque la política de los tribunales y la devuelva a los foros del acuerdo

Foto: El vencedor de las primarias socialistas, Pedro Sánchez, comparece en Ferraz tras conocerse los resultados. (EFE)
El vencedor de las primarias socialistas, Pedro Sánchez, comparece en Ferraz tras conocerse los resultados. (EFE)

Hay algo que hemos visto en estos últimos meses: los ciudadanos nos esperan. Esperan al PSOE. Esperan que nuestro partido vuelva a ser la fuerza transformadora que necesita este país. Y es verdad. Muchas de las cosas que han pasado no han sido un ejemplo para nadie. Demasiado tiempo hablando de nosotros, demasiado tiempo de interinidad, demasiado tiempo de ruidos. Pero, con todo, el proceso de primarias ha sido un ejemplo democrático, un ejemplo de movilización como jamás lo ha tenido ningún otro partido. Y toda esa motivación de nuestros afiliados y afiliadas se ha contagiado a los miles de progresistas que nos esperan. Debemos culminar este tiempo con otra resolución ejemplar: que volvemos a gestionar nuestra pluralidad para pasar a liderar una España plural.

Porque el PSOE es plural como lo es España. En la medida en que somos capaces de reflejar las distintas formas de sentirnos socialistas en un proyecto compartido sobre los principios de igualdad, justicia social y solidaridad, seremos capaces de ofrecer una propuesta al conjunto de los españoles y españolas para un proyecto compartido que respete las singularidades. Y esto, el fondo, lo tenemos solucionado en nuestro partido.

Lo solucionamos en la Declaración de Granada, donde asumimos que “España nació de la diversidad, y solo desde ella es posible garantizar la libertad y la convivencia entre sus pueblos”, que el modelo descentralizado es el que ha otorgado a todas las comunidades autónomas un papel protagonista en la construcción del Estado de bienestar, además de ser “capaz de integrar en un proyecto común a nacionalidades históricas definidas por sus respectivas identidades políticas, culturales y lingüísticas”, y nos comprometemos en una reforma federal que reconozca esas singularidades “para seguir viviendo y conviviendo juntos, que es la única forma de que salgamos adelante”. Lo tenemos solucionado, está reconocido en la Constitución cuando distingue entre nacionalidades y regiones, está asumido en un mundo en el que las 2.000 naciones reconocidas se organizan en 200 estados.

Así que no debe ser ahora un problema con una discusión nominalista sobre una voluntad política que ya tenemos acordada para ofrecer desde el PSOE a todos los españoles ese proyecto compartido reconociendo la diversidad. Cuando hace medio año los socialistas de Euskadi suscribimos un acuerdo de gobernabilidad con el PNV, lo hicimos sobre esa premisa: la garantía de la pluralidad, la forma de gestionar las distintas formas de sentirse vascos y vascas, el reconocimiento de los que piensan diferente y la imperiosa necesidad de dar respuestas a los ciudadanos, se sintiesen como se sintiesen. Construir un país donde cupiésemos todos.

Ese es el reto que tiene el PSOE, la fuerza llamada a liderar la nueva España diversa y compartida. La que saque la política de los tribunales y la devuelva a los foros del acuerdo. La que olvide las zancadillas entre gobiernos. La que abandone los órdagos. La que deje de poner el foco sobre nominalismos y conceptos y lo devuelva a las respuestas que requieren los ciudadanos. La que constata que no se siente España igual en Badajoz o en Santiago, en Girona o en Jaén, en Reinosa o en Xátiva. Pero la que ofrece garantías a todos sin excepción para que sean atendidos sus derechos a la salud, la educación o el empleo.

Una mirada plural que aplicamos en Euskadi y que queremos para y con el resto de España. Y en el seno del PSOE. Un partido nacido no solo para acompañar a los más débiles, sino que era un partido con una apuesta transformadora a la que había que sumar a todos los que querían cambiar España. Y hoy de nuevo este PSOE tiene el reto de sumar a todos los que aspiran a promover un nuevo marco de relaciones laborales que devuelva a los trabajadores sus derechos. Que sitúe a la mujer en el motor de la renovación del país, que aborde como verdadero asunto de Estado la insoportable agresión brutal que sufren muchas de ellas y que acabe con la brecha salarial que las condena a la marginalidad. Que entienda que el futuro de España está jugándose en unas aulas donde los más jóvenes necesitan estar preparados para afrontar nuevos retos. Que recupere el derecho a la salud, sin recortes ni medicamentazos. Que garantice unas pensiones dignas para los mayores del presente, y actualice el modelo para garantizar las de la próxima generación. Que enganche de una vez a España en la revolución industrial que ya está en marcha y que necesita innovación y formación.

Dar esas respuestas, plantear esas soluciones, es lo que nos debe diferenciar de quienes solo plantean problemas y proclamas. Es lo que debe convencer a quienes un día, tantos días, hemos dado razones para desconfiar. A ese reto nos enfrentamos el conjunto de los socialistas españoles. Y es el que debe guiarnos en el congreso que debemos celebrar sin demorar más las decisiones. Con un liderazgo claro y nítido, el de Pedro Sánchez, el que de forma incuestionable ha querido nuestra militancia. Los socialistas vascos nos comprometemos en esa vocación: la de contribuir a gestionar nuestra pluralidad como mejor garantía para ofrecer un proyecto progresista para una España plural. Porque nos esperan para eso.

*Idoia Mendia Cueva, secretaria general del Partido Socialista de Euskadi-Euskadiko Ezkerra (PSE-EE).

Hay algo que hemos visto en estos últimos meses: los ciudadanos nos esperan. Esperan al PSOE. Esperan que nuestro partido vuelva a ser la fuerza transformadora que necesita este país. Y es verdad. Muchas de las cosas que han pasado no han sido un ejemplo para nadie. Demasiado tiempo hablando de nosotros, demasiado tiempo de interinidad, demasiado tiempo de ruidos. Pero, con todo, el proceso de primarias ha sido un ejemplo democrático, un ejemplo de movilización como jamás lo ha tenido ningún otro partido. Y toda esa motivación de nuestros afiliados y afiliadas se ha contagiado a los miles de progresistas que nos esperan. Debemos culminar este tiempo con otra resolución ejemplar: que volvemos a gestionar nuestra pluralidad para pasar a liderar una España plural.