Tribuna
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I+D+i (investigación, desarrollo, innovación… e inversión)
Contamos con una de las mejores generaciones de profesionales formada para cuestionar lo establecido y abrir nuevas líneas de trabajo diferenciadoras, pero debemos dotarlos de recursos
Podemos afirmar, sin miedo a equivocarnos, que la investigación científica ha avanzado más en los últimos 100 años que en todos los siglos previos. La innata curiosidad del hombre por arrojar luz a los dilemas que le rodean ha sido —y seguirá siendo— el principal motor de los avances científicos más relevantes de la historia de la humanidad, desde el descubrimiento de la penicilina y el de la estructura del ADN hasta el desarrollo de la biotecnología. Estos hitos no se habrían alcanzado si el necesario proceso de investigación previo no hubiera contado con un importante apoyo en materia de inversión.
Los conocimientos y la preparación de nuestros investigadores son tan importantes como el soporte que puedan recibir por parte de organismos públicos y privados. Hoy en día, uno de los principales objetivos que se contemplan en la Estrategia Europa 2020, que busca fomentar el crecimiento inteligente, sostenible e integrador dentro de la UE, es destinar el 3% del PIB a I+D. Este ambicioso plan refleja el compromiso de nuestro continente por seguir promoviendo un factor fundamental para el desarrollo, no solo económico sino también social, de los países miembros. En este sentido, España está realizando un gran esfuerzo para alcanzar la media europea, aunque aún queda mucho camino por recorrer. El incremento de la partida en I+D+i dentro de los últimos Presupuestos Generales del Estado —un 4,1% más que el año pasado— o la creación de la Agencia Estatal de Investigación son buenos ejemplos de que nuestro país es consciente de la relevancia de este tipo de inversiones. A pesar de todo, la inversión realizada sigue situándose por debajo de niveles previos a la crisis y la recuperación económica no se está viendo reflejada en el panorama investigador tanto como nos gustaría.
Solo haremos de España un país atractivo para investigadores y científicos si incrementamos nuestro compromiso con la investigación científica
Sin lugar a dudas, la inversión y promoción del talento científico de nuestro país son una de las mejores maneras de impulsar nuestra economía, ya que permiten generar una ventaja competitiva incomparable. No es casualidad que los países que destinan un mayor presupuesto a I+D sean algunas de las principales potencias económicas mundiales, como Estados Unidos (479.000 millones de dólares), China (371.000 millones de dólares), Japón (171.000 millones de dólares) o Alemania (110.000 millones de dólares). Así lo indica el 'ranking' de los 15 países que más invierten en I+D elaborado por el Instituto de Estadística de la Unesco, en el que cabe destacar la presencia de España (14ª posición), con un gasto total de 19.000 millones de dólares. Sí, el esfuerzo por posicionarse existe, pero queda un largo camino por recorrer.
Es fundamental que todos los organismos públicos y privados sean conscientes de que solo haremos de España un país atractivo para investigadores, científicos e inversores si incrementamos nuestro compromiso con la investigación científica a nivel económico y social. España tiene los recursos suficientes para ser un referente en el panorama internacional y despuntar en materia de investigación, pero para ello es necesario realizar un ejercicio de reflexión que permita entender la relevancia de apostar por la innovación.
No es casualidad que los países que destinan un mayor presupuesto a I+D sean algunas de las principales potencias económicas mundiales
Nuestro país necesita jóvenes con talento, formación e ilusión para seguir desarrollando investigaciones pioneras. Porque sin ciencia, no hay futuro. Apostar por ellos y por sus ideas es apostar por el progreso. Contamos con una de las mejores generaciones de profesionales formada para cuestionar lo establecido y abrir nuevas líneas de trabajo diferenciadoras, pero debemos dotarlos de recursos. Por eso, es importante seguir promoviendo iniciativas que animen a nuestros científicos a continuar con sus investigaciones dentro de nuestras fronteras, como hemos hecho recientemente, y por tercer año consecutivo, con los Premios Jóvenes Investigadores desde la Fundación AstraZeneca en colaboración con el Instituto de Salud Carlos III. Becando el talento científico, como se está haciendo ya desde muchas instituciones públicas y privadas. Juntos, sumamos más.
Es la única forma de alcanzar los objetivos europeos: convertirnos en un referente a nivel internacional, cumplir con nuestro compromiso con la sociedad y, en definitiva, garantizar un futuro mejor a través de los próximos descubrimientos que, tal y como ocurrió a lo largo del pasado siglo, transformarán para siempre nuestras vidas.
* Eduardo Recoder es presidente de AstraZeneca España.
Podemos afirmar, sin miedo a equivocarnos, que la investigación científica ha avanzado más en los últimos 100 años que en todos los siglos previos. La innata curiosidad del hombre por arrojar luz a los dilemas que le rodean ha sido —y seguirá siendo— el principal motor de los avances científicos más relevantes de la historia de la humanidad, desde el descubrimiento de la penicilina y el de la estructura del ADN hasta el desarrollo de la biotecnología. Estos hitos no se habrían alcanzado si el necesario proceso de investigación previo no hubiera contado con un importante apoyo en materia de inversión.