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El 1-O visto por una española desde Jordania: el día en que todo cambió 
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El 1-O visto por una española desde Jordania: el día en que todo cambió 

Me parece inverosímil pensar que los conflictos nacionalistas que a tantas guerras nos llevaron durante todo el siglo XX vuelvan a surgir de manera tan virulenta

Foto: Varias personas se manifiestan a favor del referéndum de Cataluña. (EFE)
Varias personas se manifiestan a favor del referéndum de Cataluña. (EFE)

Desde la distancia todo se ve diferente, dicen. Desde el inicio del conflicto que ha resultado en el 1-O, yo siempre había recurrido a una posición incómoda para ambos bandos. Mi rechazo a entrar en ese debate no se debía al hecho de vivir fuera de España, sino porque la lucha que estaban llevando a cabo no iba conmigo. Siempre me había negado a ser 'una gladiadora' más peleando por los intereses de unas élites, hablasen la lengua que hablasen, pues mi lucha siempre ha sido otra. Sin embargo, el 1-O todo cambió.

Las imágenes desde Cataluña, llegando a trompicones a través de diversos medios digitales y redes sociales, se hacían cada vez más inverosímiles ¿Esa era la España que defendía los derechos de los ciudadanos? ¿Apaleando a gente que pacíficamente intentaba ejercer su derecho a la libertad expresión? ¿Esa era la Cataluña que se preocupaba por el bienestar del pueblo catalán? ¿Permitiendo que la ciudadanía pagase la mala gestión del proceso y la organización del referéndum? No parecía el país que yo había dejado unos años atrás, y mucho menos parecía esa Europa garante de la democracia.

Foto: Mossos d'Esquadra, en el 1-O. (EFE)

El Gobierno se llena la boca hablando de la Constitución y del Estado de derecho y lleva años haciendo uso de sus principios cuándo y cómo le conviene. El autismo político de Rajoy ha contribuido de manera significativa a la 'creación de independentistas' y al desgaste de los canales de diálogo político. En lugar de gestionar las diferencias existentes en España, decidió negarlas. A pesar de ello, es un hecho conocido que el sol no desaparece al taparlo con el dedo, igual que las diferencias políticas no se disipan cuando estas pretenden ser obviadas. En mi opinión, es más operativo coger el toro por los cuernos y buscar una solución que acerque posiciones.

El cuanto al Govern, se ha esforzado, y mucho, por generar crispación en el seno de la sociedad catalana. Puigdemont y los suyos han utilizado el revisionismo histórico, el discurso de odio y de ruptura y los mitos y mentiras para la justificación del proceso independentista. Todos ellos han acabado haciendo mella; tanto es así, que ya no importa que hace tan solo cinco años fuesen ellos mismos los que apaleaban a los indignados por protestar (pacíficamente, también) en plaza Cataluña; ahora todo es justificable porque existe un enemigo común al que combatir: España.

placeholder Enfrentamiento entre 'mossos' y varios agentes de policía. (Reuters)
Enfrentamiento entre 'mossos' y varios agentes de policía. (Reuters)

Me parece inverosímil pensar que los conflictos nacionalistas que a tantas guerras nos llevaron durante todo el siglo XX vuelvan a surgir de manera tan virulenta. Yo, que soy de las que creían que el nacionalismo era algo obsoleto en una Europa que trabajaba por la unidad, me doy cuenta de que mientras existan élites disputándose poder, este es el discurso más fácil al que recurrir y para dividir al pueblo. No sé dónde ha quedado el país que superó una Guerra Civil y una dictadura de 40 años dialogando y pactando. Quizá parece ahora demasiado naíf.

Pues bien, ya consiguieron lo que querían, tener un chivo expiatorio con el que justificar todos los retrocesos en materia de derechos (unos y otros) y romper y fracturar una sociedad que tardará muchos años en recuperarse de este duro golpe. Así que les felicito, Sr. Rajoy, Sr. Puigdemont, porque pasarán a la historia como aquellos que corrompieron la democracia en España cometiendo un suicidio político y social de magnitudes gigantescas. Dejan como legado una generación de españoles y catalanes avergonzados de su país y de sus políticos. Dejan como legado tiempos oscuros y tristes tapados con banderas e himnos carentes de valores universales y humanos.

No sé dónde ha quedado el país que superó una Guerra Civil y una dictadura de 40 años dialogando y pactando

Pero déjenme decirles algo, ahora que ya han hecho de esta lucha mi lucha (y la de muchos otros que pensaban como yo): desde este trágico 1-O, esta vuelve a ser una lucha por recuperar derechos y devolvérselos al pueblo, nunca un conflicto nacionalista.

*Marta Fernández es politóloga y cooperante en el proyecto de formación para refugiados sirios Centro de Estudios Estratégicos de la Universidad de Jordania

Desde la distancia todo se ve diferente, dicen. Desde el inicio del conflicto que ha resultado en el 1-O, yo siempre había recurrido a una posición incómoda para ambos bandos. Mi rechazo a entrar en ese debate no se debía al hecho de vivir fuera de España, sino porque la lucha que estaban llevando a cabo no iba conmigo. Siempre me había negado a ser 'una gladiadora' más peleando por los intereses de unas élites, hablasen la lengua que hablasen, pues mi lucha siempre ha sido otra. Sin embargo, el 1-O todo cambió.

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