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José Gefaell

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Durante estos días de angustia en Cataluña y en España, de grandes conflagraciones en las calles, es sobre todo a vosotros, políticos secesionistas, grandes manipuladores, a quienes censuro

Foto: Declaración del presidente catalán, Carles Puigdemont, y su Gobierno tras el referéndum ilegal. (Reuters)
Declaración del presidente catalán, Carles Puigdemont, y su Gobierno tras el referéndum ilegal. (Reuters)

Desde lo más profundo os escribo, ¡oh, políticos catalanes secesionistas, grandes manipuladores!

Quisiera con esta carta arrastraros afuera, arrojaros con vuestros vestidos vanidosos. Quisiera con la ley y la palabra despojaros de vuestra ceguera, que recuperéis vuestras vidas, llenar el aire del olor a fuego de la democracia. Escribiros con una llamarada. Si consigo que esta carta contenga una sola frase que haga asomar las lágrimas en vuestros ojos, llorad, llorad como lloramos en España y en Cataluña, donde por vuestra deslealtad inadmisible el día y la noche están reservados para el llanto. Es lo único que podrá salvaros. Pero si por el contrario vais a quejaros como niños por lo que os digo, buscando vuestra propia justificación, entonces es que estáis completamente perdidos.

Durante estos días de angustia en Cataluña y en España, turbulentos y agitados; de grandes conflagraciones en las calles, de barrios en los que los niños no pueden salir a jugar, es sobre todo a vosotros, políticos secesionistas, grandes manipuladores, a quienes censuro. Os censuro por haber permitido que vuestra traición a la democracia cayera en lo más hondo, que vuestra necia política ilegal y egoísta, cuyo primordial objetivo no fue la creación de algo útil para Cataluña ni para la mayoría de los catalanes, dominase por completo vuestra vida y manchase la de toda la sociedad. La base del carácter es la voluntad, y vuestra voluntad ha estado absolutamente sometida al poder, no a la política. Os censuro por la completa degradación ética en que habéis dejado que todo se sumiera.

La base del carácter es la voluntad, y vuestra voluntad ha estado absolutamente sometida al poder, no a la política

Laboriosos, prudentes, buenos y listos llenan el mundo.

—¡Felices ellos y que la vida les sea próspera! —os dijisteis.

—Nosotros hemos escogido una vida arriesgadamente osada y nos reímos a carcajadas de quienes pretenden hacer de Cataluña algo útil y bello —os erigisteis en los amos—. ¡Encontrarnos será encontraros! —gritasteis a todos desde vuestra avaricia de poder. Muchos llegaron a admiraros. Pero ahora que la veneración por vosotros se derrumba, ¡todos deben tener cuidado de que no les aplaste una estatua!

Es indiscutible que hace tiempo deberíais haberos apartado de la corrupción, del dinero fácil, sacudirlo de vuestra vida como se sacude la polilla de un traje. Pero vuestro vicio no consistió en no haberos apartado del poder y del dinero, sino en haberlo hecho con demasiada frecuencia, pues en vuestro interior, por remordimiento, poníais fin a su amistad cada pocos meses, con regularidad.

¡Oh!, políticos secesionistas, grandes manipuladores, mi corazón está casi tan apesadumbrado por vosotros como por la mayoría de catalanes que, por vuestra traición a la democracia, están a punto de perderlo todo. Lo que no esperabais es que el peso de esta crisis que habéis provocado se os hiciese tan insoportable. ¡Vosotros habéis destruido! ¡Eso es lo que se dirá de vosotros hasta el fin de los tiempos!

Por vuestra culpa, políticos, grandes especuladores, hoy todo se hunde

Vosotros, disueltos en una corriente de especulación y corrupción, arrebatados y conscientes solo a medias, habéis buscado en vuestra lucha antidemocrática una alegría que no es más que estar muertos. Pero cuán cerca estuvisteis vosotros de la gran Cataluña. Si alguno hubierais hecho vuestra cualquiera de las propuestas legales y democráticas que hicimos muchos que estábamos profundamente preocupados, mientras el Gobierno de Rajoy, completamente inepto primero para tomarse en serio la realidad y después para evitar la conflagración, dejaba que se consumaran los hechos; si al menos hubierais conducido vuestro camino cerca de un taller donde pudierais ver a catalanes trabajando, trabajando en lo más íntimo, donde el día se realiza simplemente; o si en vuestra mirada hubiese habido tan solo un pequeño espacio donde cupiese la imagen de un escarabajo que se afana. Esto habría sido vuestra salvación.

Ahora todo esto es mezquino, pensar lo que no fue. Por vuestra culpa, políticos, grandes especuladores, hoy todo se hunde. Y, desde lo profundo, preveo que dentro de poco Cataluña y toda España se dirigirán a vosotros presentándoos la más grave exigencia que jamás una sociedad haya hecho.

¡Ah!, políticos secesionistas, grandes manipuladores, al comienzo creíais que nadie parido por mujer podría venceros. Pero en realidad, desde jóvenes, vuestro carácter fue demasiado débil. Queríais ser grandes, no os faltaba ambición, pero carecíais de la voluntad que debe servirla. Al principio lo que ardiente ansiabais, lo ansiabais puro. Vencer democráticamente. Pero también queríais poder y ganar dinero sin grandes esfuerzos. Dentro de vosotros había algo oscuro que se contraponía a la luz y os impedía avanzar. Y ahora lo habéis dejado crecer.

Al principio, lo que ardiente ansiabais, lo ansiabais puro. Vencer democráticamente. Pero también queríais poder y ganar dinero sin grandes esfuerzos

Durante un tiempo dejasteis que el día y la noche jugaran en vosotros a quién es quién. La noche os susurraba poder. Pero a la luz del día todo en la bella Cataluña era mensaje. De seguirlo, habríais sido perfectos, un castillo democrático firme como la roca, duro como el mármol, con almenas de rubí en la Historia. Pero no escuchasteis. A medida que pasaban los meses, en los que era patente vuestra falta de voluntad democrática, vuestra sangre se espesó cerrando el paso a todo remordimiento. Ganasteis el reconocimiento de vuestros aduladores, que son minoría, pero desde el resto de España y Cataluña, la mayoría seguíamos preocupados.

De cuando en cuando, a la luz del día, todavía dabais algún tajo a la serpiente de vuestra falta de voluntad política, pero nunca os decidías a matarla. Por la noche se rehacía y los mismos dientes volvían a morderos en vuestras ridículas cabelleras. Finalmente la noche, el poder, ¡el poder!, ha impuesto su pesada venda sobre vuestros ojos y ha extendido un manto sobre vuestra alma, convirtiendo estos días de Cataluña en una extraña historia contada por un necio, que nada significa. Si hubierais tenido verdadera voluntad democrática, habríais sido para Cataluña un relincho, libre y vasto como el aire, pero estáis enjaulados, atados, confinados a vuestro pecado insolente que os incapacita para hacer propuestas legales. Y ahora que todo se hunde, retomáis de nuevo el vértigo.

Pero de la curva de la Luna pende una gota de democracia que todavía podéis recoger. Destiladla con la luz del día para restablecer, ante todo, el orden constitucional, que es donde tiene cabida el entendimiento y la concordia entre españoles para proponer alguna solución legal, y producirá en vosotros tal manantial que arrastrará vuestra confusión y la noche, hasta burlar a la mismísima muerte. Porque, ¿quién habla de victorias? Sobreponerse por Cataluña y por España lo es todo.

*José Gefaell (sobre textos de Wilde, Tagore, Rilke, Nietsche, García Lorca y Shakespeare)

Desde lo más profundo os escribo, ¡oh, políticos catalanes secesionistas, grandes manipuladores!