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Riesgo Chernóbil en Cataluña

En Cataluña hemos forzado el reactor social y ha habido que pararlo en seco, guste o no guste. Deberíamos estar en la fase de enfriamiento, porque si explota, nos haremos mucho más daño

Foto: Independentistas llegan a los alrededores del Parlament. (EFE)
Independentistas llegan a los alrededores del Parlament. (EFE)

Haber trabajado en una central nuclear marca de por vida. Se te queda grabado en la cabeza que hay cosas con las que no se juega. Enseña que pueden producirse desastres muy grandes, aunque parezca que todo está previsto y controlado, y que hay factores imprevistos y que en ciertos temas toda prudencia es poca.

Una central nuclear genera mucha riqueza, pero es muy complicada y hay que gestionarla con mimo y no saltarse nunca los protocolos de seguridad. Todo está protocolizado.

Una sociedad es como una central nuclear, si funciona bien se genera felicidad y prosperidad. Se crea una comunidad inteligente. Si explota, se contamina toda su área de influencia durante siglos. La contaminación que irradia una sociedad que ha explotado se llama odio, y al igual que con las moléculas radioactivas, limpiarlo es muy complicado y lento.

Si no se tiene claro que un voto de más no da derecho a hacer lo que quieras, estamos forzando el reactor social y provocando el caos

Chernóbil explotó porque los operadores estaban experimentando cómo poner en marcha la central sin necesidad de alimentación eléctrica externa y, por tanto, levantaron todas las barras de granito que controlan la reacción nuclear; en cuestión de milisegundos, perdieron el control y aquello acabó fatal. Las centrales soviéticas, a diferencia de las occidentales, no tienden a autoapagarse. Explotó el grupo nº 4 de la central, de nombre oficial Vladímir Ilich Lenin, y con él un régimen opresor e inviable. Cuando en una sociedad se levantan en exceso las barras de control y nos saltamos los procedimientos, esta puede explotar: por ejemplo, si nos saltamos lo que dice el Consell de Garanties Estatutàries, si no hacemos caso de los letrados del Parlament, si aprobamos leyes sin debate parlamentario, si obviamos que ciertas reformas requieren la aprobación de al menos dos terceras partes de la Cámara, si no tenemos en cuenta a la oposición, si no tenemos claro que un voto de más no da derecho a hacer lo que me dé la gana, ni aquí ni en ningún lado, si despreciamos que formamos parte de Europa, la envidia y la referencia del mundo, estamos forzando el reactor social y provocando el caos.

placeholder Estampas que deja la ciudad de Chernóbil. (Reuters)
Estampas que deja la ciudad de Chernóbil. (Reuters)

Pretender poner en marcha una nueva sociedad sin respaldo internacional es como pretender arrancar una nuclear sin alimentación eléctrica externa.

Los procedimientos hay que repasarlos y actualizarlos, pero está claro que los que tenemos en nuestra convulsa sociedad han funcionado, han dado 40 años de paz. No nos la podemos jugar. Es mejor tener uno mejorable que no ninguno (eso es inseguridad jurídica, caos, Estado fallido, Somalia). Hay que remplazarlos con cuidado, con prudencia y sabiduría.

Pretender poner en marcha una nueva sociedad sin respaldo internacional es como pretender arrancar una nuclear sin alimentación eléctrica externa

Cuando pasa algo importante en un reactor nuclear y puede descontrolarse, lo primero que hay que hacer es pararlo. Pero no basta con pararlo, hay que conseguir enfriar el reactor para evitar males mayores. El reactor se puede fundir, como en el accidente en la central estadounidense de las Tres Millas el 28 de marzo de 1979, o incluso puede estallar el edificio de contención, como en el accidente de Fukushima, donde por cierto los cuatro reactores ya estaban parados cuando llegó el tsunami. En cualquier caso, en Fukushima no hubo un error humano, en Chernóbil se cometió una imprudencia temeraria. En Cataluña también, hemos forzado el reactor social y ha habido que pararlo en seco, guste o no guste. Deberíamos estar en la fase de enfriamiento, porque si explota o se funde, nos haremos mucho más daño y empezará a radiar contaminación de forma descontrolada. De hecho, fugas significativas ya hay, familias que no se hablan, encuentros de amigos e incluso actividades religiosas que se cancelan, socios que discuten por política y no por cuestiones empresariales, manifestaciones ilegales, 'paros de país' (algo así como huelgas promovidas por el Gobierno), roturas de bienes materiales de todos, contusionados, movimientos de capitales, cambios de sede social, etc.

placeholder Manifestantes en las calles de Lleida en el marco de las protestas con motivo de la huelga general convocada en noviembre en Cataluña. (EFE)
Manifestantes en las calles de Lleida en el marco de las protestas con motivo de la huelga general convocada en noviembre en Cataluña. (EFE)

Cuando hay un problema muy grande en una nuclear, se cambia a los operadores, entra a operar un equipo experto en situaciones de crisis.

Para operar un reactor hay que tener una licencia, requiere mucho estudio y esfuerzo obtenerla y debe renovarse cada cierto tiempo. Deberíamos plantearnos qué les exigimos a los que operan nuestra sociedad y cómo los seleccionamos, porque los actuales nos han fallado estrepitosamente. Han puesto la paz en riesgo. No pueden continuar. Hay que renovar el equipo. Espero que lo entendamos, porque la alternativa es la autodestrucción. Elegiremos el 21-D entre orden imperfecto y mejorable o caos.

* Agustín Argelich Casals fue director de Tecnología de los IX Juegos Paralímpicos Barcelona’92, miembro de la Society of Communications Technology Consultants International. Director y fundador de Argelich Networks. Autor de 'Analizar, actuar y avanzar'.

Haber trabajado en una central nuclear marca de por vida. Se te queda grabado en la cabeza que hay cosas con las que no se juega. Enseña que pueden producirse desastres muy grandes, aunque parezca que todo está previsto y controlado, y que hay factores imprevistos y que en ciertos temas toda prudencia es poca.

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