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Un consejero, un médico, una carta y un país

Hice clic sobre el archivo y le di a "propiedades". Allí se desveló el misterio, "autor": Antonio María Sáez Aguado. Los indiscretos metadatos de los archivos de Office

Foto: El consejero de Sanidad de la Junta de Castilla y León, Antonio María Sáez Aguado. (EFE)
El consejero de Sanidad de la Junta de Castilla y León, Antonio María Sáez Aguado. (EFE)

Salía yo de dar una rueda de prensa cuando me lo encontré. Había estado intentando hacer eso tan difícil y tan ciudadano que es exponer una postura racional en medio de esos simulacros de debates a los que nos tienen acostumbrados PP y PSOE. La sanidad en nuestra comunidad, como en muchas otras, está en un momento de profunda crisis y se anunciaba una gran manifestación en Valladolid. Nosotros llevamos ya dos años haciendo propuestas de mejora continua que el PP aprueba, o no, pero que nunca lleva a la práctica. La izquierda reclama como única solución la vuelta al 'statu quo' anterior, sin entender que el sistema necesita una evolución si quiere hacer frente a los retos de sostenibilidad y calidad que la ciudadanía demanda.

Él volvía por la calle Santiago de una reunión. Es un gran profesional, comprometido con el paciente y de una intachable trayectoria en defensa de la sanidad pública. "Se está moviendo un escrito desde la consejería", me dijo cuando le comenté de donde venía. "Se han ganado la manifestación a pulso", le dije. "Desde luego" contestó sin dudar. "¿Tú has firmado?", le pregunté. "Sí", contestó sin pestañear. No acababa de entender, así que le pregunté si podía mandarme una copia del documento. "Esta tarde la tienes". Nos despedimos aceleradamente porque yo tenía prisa por llegar a casa y arrastraba un trancazo propio de estas fechas.

Volvía por la calle Santiago de una reunión. Es un gran profesional, comprometido con el paciente y de gran trayectoria defendiendo la sanidad pública

A las dos horas tenía el correo con el documento. Lo abrí y lo entendí todo. Era una pieza maestra de la demagogia del autor. Lo que era una crítica a una gestión desastrosa de la consejería: mala atención a las zonas periféricas, los dos hospitales más grandes de la comunidad en situación de obras permanentes desde hace años, un personal muy desmotivado por arbitrariedades sin límite y un largo etcétera de decisiones nefastas de gestión que han llevado al borde del abismo al sistema, lo había convertido en una ofensa a la profesionalidad de los médicos. Médicos que nadie había cuestionado. Astuto como una cobra, "el autor" había redactado un escrito para defender el honor y la profesionalidad de los jefes de servicio a la vez que lo trufaba de referencias a la suficiencia de medios y lo acertado de las medidas de la consejería en medio de la crisis. Una sutil mezcla de autobombo, compromiso y displicencia hacia "los políticos".

Había convertido una manifestación, alentada por el hartazgo de una ciudadanía que ya no aguanta más mentiras ni más demoras, en una gigantesca ofensa contra unos médicos a los que nadie había atacado. He de reconocer que me sorprendió lo sagaz del planteamiento, así que me picó la curiosidad y quise saber quién era el anónimo autor de esa pieza genial de la desinformación. Hice clic en el botón derecho del ratón sobre el archivo y le di a "propiedades". Allí se desveló el misterio, "autor": Antonio María Sáez Aguado. Los indiscretos metadatos de los archivos de Office. Todo cuadraba. Tras comprobar que esos metadatos no podían proceder de otro ordenador que del ordenador personal del consejero, me decidí a hacerlo público.

Hice clic en el botón derecho del ratón sobre el archivo y le di a "propiedades". Allí se desveló el misterio, "autor": Antonio María Sáez Aguado

Lo terrible de la situación no es el hecho de que un político esté dispuesto a traspasar las fronteras de lo decente falseando la autoría de un escrito (aquí ya es lo mismo haber escrito una tesis o haberla copiado), lo terrible no es la manipulación de la opinión pública al hacer pasar un intento de justificación personal por un estado de opinión entre unos subordinados que le deben a uno la vida. Lo terrible es la anestesia moral de la sociedad. La anestesia moral que tolera que esto pueda suceder y quede impune. Lo terrible es que entre las filas de su propio partido nadie haya sido capaz de afear públicamente un burdo intento de falsificación como este.

Se podrá argumentar que el contenido es compartido efectivamente por los profesionales, pero es absolutamente intolerable que se haga pasar una instrucción política por una reacción espontánea profesional. No es lo mismo. Nadie tiene ni nadie debería de tener derecho, desde un cargo político, a dirigir la conciencia de quienes deberían ser profesionales independientes, sometidos únicamente a la rendición de cuentas de sus resultados profesionales. No se pueden dar instrucciones, ni sugerencias, de cuál debería de ser la reacción moral de unos subordinados ante unas demandas sociales. No se puede meter la mano debajo de la conciencia de tus subordinados aprovechándote de una superioridad que debería de tener otros límites. Lo increíble es que después de esto él seguirá en su puesto con el beneplácito de su partido y de su presidente.

Hace unos años alguien que hoy ocupa un puesto muy cercano al actual consejero nos presentó así a la supervisora que acaba de nombrar: "los castellanos y leoneses han elegido a Juan Vicente Herrera (presidente de la junta), este ha elegido a Antonio María (consejero), Antonio María me ha elegido a mí (gerente) y yo he elegido a Rosa (supervisora). Por tanto, Rosa es la representante de la voluntad popular en el servicio". Es difícil resumir mejor cómo funciona la sanidad en nuestro país. ¿Es está la España que queremos?

Salía yo de dar una rueda de prensa cuando me lo encontré. Había estado intentando hacer eso tan difícil y tan ciudadano que es exponer una postura racional en medio de esos simulacros de debates a los que nos tienen acostumbrados PP y PSOE. La sanidad en nuestra comunidad, como en muchas otras, está en un momento de profunda crisis y se anunciaba una gran manifestación en Valladolid. Nosotros llevamos ya dos años haciendo propuestas de mejora continua que el PP aprueba, o no, pero que nunca lleva a la práctica. La izquierda reclama como única solución la vuelta al 'statu quo' anterior, sin entender que el sistema necesita una evolución si quiere hacer frente a los retos de sostenibilidad y calidad que la ciudadanía demanda.