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Reflexiones (sin prejuicios) sobre separatismos
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Reflexiones (sin prejuicios) sobre separatismos

Este es un esbozo de ideas sueltas sobre separatismos que van más allá del presente o las especulaciones sobre pactos y futuros o de lo acontecido estos últimos meses

Foto: En el extrarradio las banderas españolas llegan a sobrepasar a las esteladas. (R. M.)
En el extrarradio las banderas españolas llegan a sobrepasar a las esteladas. (R. M.)

La cotidianidad, los sobresaltos y las pasiones mezcladas con prejuicios han invadido buena parte de lo escrito sobre lo acontecido en Cataluña. Aunque también ha existido reflexión equilibrada, no ha sido lo más frecuente. Las heridas siguen muy abiertas.

Este es un esbozo de ideas sueltas sobre separatismos que van más allá del presente o las especulaciones sobre pactos y futuros o de lo acontecido estos últimos meses en Cataluña, intentando por mi parte solo generar pensamiento y no bilis, que sobra mucho. Empezamos.

Los estados tienen derecho a su integridad. Los pueblos tienen derecho a su identidad. Esto último supone, guste o no, el poder decidir su futuro. Pero siempre con unas condiciones básicas, entre las cuales está el respeto a la legalidad nacional e internacional.

Siempre hay que aprender de la historia, siendo indudable que el cambiante atlas de Europa muestra cómo han surgido 24 Estados treinta años

Pero tan importante como ello, es hacerlo en un contexto pacífico, en unas condiciones éticas y participativas fundamentales y, de modo muy importante: respetando las opciones diversas y lo que pueda ser el pluralismo social. Esto es democracia.

Siempre hay que aprender de la historia, siendo indudable que el cambiante atlas de Europa muestra cómo han surgido veinticuatro estados en menos de treinta años, bastante de ellos a modo de avulsión. En efecto, dos son los grandes procesos secesionistas o de desintegración que hacen surgir de dos estados, antes más o menos unitarios, una pléyade de nuevos entes soberanos independientes.

Dejo a un lado los quince surgidos en los cuatro últimos meses de 1991 en lo que era la Unión Soviética, cuyo proceso de derrumbe fue bastante semejante donde quedaron repúblicas huérfanas y repúblicas liberadas.

Foto: el centro memorial Potocari, en sbrenica (Bosnia Herzegovina)

Me centraré, en cambio, en la ex Yugoslavia, cuyas costuras se mantenían por la autoridad moral del Mariscal Tito pero que tras él se desgajarían en ocho estados nuevos. Y me referiré a dos casos de segregación singulares y muy diferentes como son Montenegro y Kosovo en cuanto a la forma de acceder a su independencia.

Así, el caso de Montenegro que se constituyó como Estado soberano en mayo de 2006. Esa posibilidad estaba contemplada en la Constitución de Serbia. Sin embargo, no estaba desarrollada en cuanto a los requisitos. Sobre ello ejerció una función tutelar la Unión Europea, exigiéndose un 50% de participación y que el voto afirmativo por la independencia obtuviese el 55% de los emitidos. Así tuvo el referéndum democrático en las urnas en un día histórico, emocionante y pacífico que tuve oportunidad de vivir allí.

placeholder Dos niños agitan banderas de Kosovo en el 19º aniversario de la muerte del comandante del KLA, Adem Jashari. (EFE)
Dos niños agitan banderas de Kosovo en el 19º aniversario de la muerte del comandante del KLA, Adem Jashari. (EFE)

El otro caso de secesionismo también afectaría poco después a Serbia con la segregación de Kosovo. En este caso, no existía previsión legal ni consensuada. Solo existió declaración unilateral. Aquí el proceso más que ser controlado por la UE o la OSCE, sería un país lejano, como EEUU y la isla del Reino Unido, quienes alentaron esta vía, que, sobre todo, fue criticada por Rusia y que sería invocada, en muchas ocasiones y con razón, por ésta como precedente de modo de mal hacer.

Dejo a un lado con estas pinceladas los casos de Quebec y Escocia y tangencialmente el reciente de Cataluña, aunque lo que se pueda decir a continuación vale para cualquier situación de un pueblo donde existe una aspiración secesionista. Es fácil constatar que en estos países o naciones sin Estado, siempre ha existido un pensamiento nacionalista nada despreciable. El asunto pasa a ser más problemático cuando estos movimientos pasan ya el umbral para trasformarse en independentistas con gran auge.

Foto: Siluetas de manifestantes durante una de las concentraciones convocadas alrededor del referéndum del 1-O. (Reuters)

En todos ellos el elemento emocional es muy importante. El argumento del sentimiento o del corazón apenas es atendido por los más pragmáticos del unionismo que pretenden apabullar de cifras "sus" razones. No son capaces de valorar aquel otro factor. O acaso, reaccionan, cual dinosaurio dormido que despierta, de la misma manera, utilizando su simbología y su orgullo (no me refiero a la futbolística) de otro nacionalismo.

Un segundo elemento que debo destacar (que en Cataluña tiene una aplicación indudable) es cómo en ese incremento de independentistas o el paso a esta categoría de los que eran nacionalistas moderados, tiene como una de las causas importantes el rechazo no directamente al Estado central sino al Gobierno central y que acaba, para ellos, legitimando su ruptura. La confusión o identificación entre repudio a un gobierno concreto y al Estado que representa es triste, pero así es.

placeholder El grafiti de una estelada en Cerdanyola del Vallés. (Reuters)
El grafiti de una estelada en Cerdanyola del Vallés. (Reuters)

En el caso español, este dato está corroborado por cifras demoscópicas. Desde enero de 2012 el Ejecutivo central (además de su actuación catalanofóbica anterior sobre el Estatut) ha generado un impulso independentista del cual se tiene bastante responsabilidad por los dirigentes centralistas. Pero la miopía lo impide ver.

Hay otros factores que también pueden generar un mayor caldo de cultivo en los procesos (previos) al estallido de la expresión del nacionalismo, como es la situación económica, los recortes, el bien o malestar económico y social. Cuando esto se produce, es también un impulso del independentismo, como si todo se debiera a responsabilidades del gobierno central olvidando la que tuviera un autogobierno ya existente al cual se le omiten responsabilidades.

Otro elemento a ponderar y que se utiliza por el poder central es el argumento del miedo (sobre todo a gente mayor), asustando a la gente. Frente a los cantos de sirena de independentistas de una Arcadia falsa, el imbuir el miedo a lo desconocido (siempre a peor) es el paralelo sentimiento que por los otros se emplea.

Otro elemento a ponderar y que se utiliza por el poder central es el argumento del miedo (sobre todo a gente mayor), asustando a la gente

Hay un elemento histórico comprobado que aumenta la tensión territorial. Se produce cuando a un nacionalismo se le enfrenta otro nacionalismo que adquiere más fuerza como elemento combativo. Este segundo no es un elemento de disuasión o encuentro sino al contrario, de más conflicto.

En los Balcanes el ejemplo más evidente fue la pretensión de la Serbia de Milosevic de imponer una concepción política y nacionalista propia y centralista a las comunidades que habían vivido bajo el mando de Belgrado pero que estaban queriendo asumir su propia identidad. Esa pretensión centralista produjo el efecto contrario: reforzar las identidades nacionales o autónomas de esas otras comunidades. En algunos casos, sobre todo, Bosnia, se llegaría a convertir ese elemento "disuasorio", la imposición nacionalista serbia, en una guerra y genocidios.

Aún con todos estos hilos sueltos, quiero llegar y subrayar uno que se utiliza como argumento contra el secesionismo: el principio de legalidad. Frente a reivindicaciones democráticas de independencia, la respuesta no puede ser solo legalismo. Frente a eso, hay que afirmar que el legalismo no basta como respuesta. Esa ha sido la insistencia, en el caso de Cataluña, de la entente del PP-PSOE y Cs: los postulados independentistas no cumplen la ley. No voy yo a llevar la contraria a ello, lo cual que es cierto, incluso de modo grosero, pero sí que insiste en que no puede ese de la legalidad ser la principal réplica. Legalidad sí, pero 'ma non troppo…'

Hay que afirmar que el legalismo no basta como respuesta. Esa ha sido la insistencia, en el caso de Cataluña, de la entente del PP-PSOE y Cs

Convertir un problema donde una proporción semejante de ciudadanos apuestan por la independencia frente a la otra mitad que desea lo contrario, no puede ser resuelto solo con soluciones legalistas, ni menos aún con las policiales y las muy desmedidas judiciales de carácter penal con las que “el sistema” reacciona, donde la independencia judicial real se revela falsa e inexistente.

La defensa estricta de la legalidad es un argumento que no conlleva una mínima expresión de apertura ni de inteligencia. Además, en no pocas ocasiones encierra la defensa de un estatus que no es el más adecuado para los derechos humanos. Solo cabe pensar en personas que en su compromiso con valores democráticos fueron capaces de enfrentarse a la "legalidad" en sus países en la conquista de fines que no estaban bien vistos social y legalmente pero que resultaron conquistas democráticas: Luther King, Nelson Mandela…

En todo caso, el ejemplo de estas personas demuestra que aunque sus ideas se estrellaran frente el "sistema", la idea de paz y no agresividad demuestra que siempre es mejor la rama de olivo que la espada.

* Jesús López-Medel es abogado del Estado y escritor

La cotidianidad, los sobresaltos y las pasiones mezcladas con prejuicios han invadido buena parte de lo escrito sobre lo acontecido en Cataluña. Aunque también ha existido reflexión equilibrada, no ha sido lo más frecuente. Las heridas siguen muy abiertas.

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