Más deporte y menos bollos

La obesidad infantil ha sido calificada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como “uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI”. A simple vista, podría parecer alarmista, pero la situación ha llegado a tal punto que en el año 2022 habrá más niños y adolescentes con obesidad que infraalimentados, según este mismo organismo.

La cultura de los bollos, el sedentarismo y la comida rápida o precocinada nos están ganando la partida, también en la Comunidad de Madrid. Los estudios más serios arrojan que el 23% de nuestros hijos pesan más de lo que deberían. El 18% ha superado esa barrera y tendría que someterse a un tratamiento médico por los riesgos que ello conlleva para su salud.

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Nuestro vocabulario ha sido tan generoso como cruel a la hora de hablar del sobrepeso. Los niños y niñas que lo padecían han sido calificados de 'gorditos', 'rellenos' o 'fuertes' en el mejor de los casos. En el peor, las palabras han subido de tono hasta acabar en situaciones de acoso (lo que ahora llamamos 'bullying').

Un niño con obesidad o sobrepeso multiplica sus posibilidades de ser un adulto enfermo. Las consecuencias van desde problemas de movilidad, baja autoestima y depresión a un riesgo mucho mayor de desarrollar diabetes, cáncer y enfermedades cardiovasculares graves, con el coste social, sanitario y de bienestar que ello conlleva.

Las aulas son un excelente lugar para empezar a poner remedio. Por eso, hace dos años llevamos a la Asamblea de Madrid una iniciativa para exigir una hora más de Educación Física en todos los cursos de Primaria y Secundaria que fue aprobada por unanimidad.

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Que el Gobierno de la Comunidad de Madrid pusiese en marcha esta medida ayudaría a luchar de forma decisiva contra la obesidad infantil e impulsaría los hábitos saludables entre nuestros jóvenes. Así nos acercaríamos, además, a países europeos como Francia, donde el peso de la Educación Física en la carga lectiva es del 14%, frente a nuestro 6%.

No hablamos de aumentar el horario escolar ni de restar peso a otras materias de estudio, sino de usar las horas disponibles en él para mejorar la salud de nuestros hijos al tiempo que se fomentan el compañerismo, la socialización y la cultura del esfuerzo.

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Ambos somos deportistas. La natación y el baloncesto ocuparon, respectivamente, un lugar fundamental en nuestro desarrollo personal y profesional. Nos enseñaron a cuidarnos, pero también a respetar a los demás y a trabajar en equipo para lograr nuestras metas. Y aún hoy practicamos estos deportes en nuestro tiempo de ocio como una forma de tomar aire, aparcar la política por un rato y mantener la forma para volver al trabajo todavía con más fuerza.

Ese futuro saludable es el mismo que queremos ofrecer a todos los niños y adolescentes de la Comunidad de Madrid. Toca ponerse en marcha.

*Ignacio Aguado, portavoz de Cs en la Asamblea de Madrid, responsable nacional de Deportes de Cs y exjugador de waterpolo; y Roberto Núñez, portavoz de Deporte de Cs en la Asamblea y exjugador de baloncesto