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La amenaza climática, el cambio que pide cambios también en materia de reciclaje
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La amenaza climática, el cambio que pide cambios también en materia de reciclaje

Contamos con una tasa de reciclaje de envases de vidrio del 73%. Pero no es suficiente. ¿Cómo lograremos superarnos? Con inversión, compromiso y un marco regulatorio estable

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Ha sido necesario un día extra de negociaciones para alcanzar un consenso. La COP24 de Naciones Unidas (Conferencia de las Partes) sobre cambio climático nos deja aprobado un libro de reglas que arroja cierta luz en cuestiones determinantes para la implementación en 2020 del Acuerdo de París. Esta es la buena noticia. 'In extremis' y gracias al empeño de unos cuantos —entre los que se destaca la activísima y comprometida delegación española—, los 197 países presentes se han puesto de acuerdo en materia de reporte y transparencia, medición de emisiones, adaptación o financiación. En el aire quedan los acuerdos relativos a los mercados de carbono, unos de los grandes sacrificados del encuentro para evitar un desenlace de consecuencias desastrosas para la comunidad internacional.

Recordemos que el Acuerdo de París instaba a los estados a fijar en dos grados centígrados el aumento de la temperatura planetaria en el siglo XXI (de hecho, intentar contenerlo en un aumento de 1,5 grados centígrados), pero sin establecer objetivos de reducción de emisiones vinculantes por país. El informe de los expertos del IPCC del pasado mes de octubre fue contundente: para cumplir los compromisos de París necesitaríamos reducir un 45% las emisiones en una década. Muchas son las voces que se han alzado tras Katowice, ya que el documento final no recoge con contundencia la urgencia que establece la comunidad científica internacional en este documento.

Estamos librando una batalla contra unas décimas, unas décimas que pueden comprometer el futuro de las generaciones futuras

Sea como fuere, este es el acuerdo que tenemos y no otro. Ni más ni menos exigente. Y ahora nos toca ponernos a trabajar. 2020 está literalmente a la vuelta de la esquina. Serán los propios países los que deben determinar objetivos muy ambiciosos y construir su destino… y el de toda la humanidad. Estamos librando una batalla contra unas décimas, unas décimas que pueden comprometer el futuro de las generaciones futuras.

El problema es grave, y no solo son los gobiernos quienes han de reaccionar, porque nos implica a todos. Todos hemos de contribuir a reducirlo, por ejemplo, aceptando e implementando la economía circular como el nuevo paradigma de una economía baja en carbono, como respuesta al calentamiento global y al agotamiento de los recursos.

En este contexto, la correcta gestión de los residuos tiene mucho que decir. Por poner un ejemplo concreto, imagine retirar de la circulación 140.000 coches durante un año. Todas esas emisiones de CO2 se evitaron el año pasado gracias a todos los ciudadanos que decidieron depositar su envase de vidrio en el contenedor verde. Además, al reintroducir el material reciclado en el proceso productivo, cerramos el círculo de las materias primas para evitar su agotamiento. No podemos esperar a rozar el abismo que nos marcan los límites naturales del planeta para reaccionar.

placeholder El año pasado se dejó de emitir el CO2 que emitirían 140.000 coches gracias al reciclaje de vidrio.
El año pasado se dejó de emitir el CO2 que emitirían 140.000 coches gracias al reciclaje de vidrio.

La transición hacia la economía circular será beneficiosa para todas las partes a medio y largo plazo, en línea con los criterios definidos en la Agenda 2030 de Naciones Unidas a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Además, Europa está especialmente volcada en esta transición con el Paquete de Economía Circular y con las directivas (que muy pronto serán leyes en España) sobre residuos y reciclaje.

¿No es acaso nuestro país uno de los más vulnerables al calentamiento global? Pues entonces incorporemos en nuestra estrategia como país todas las medidas posibles para combatirlo. El reciclaje es una de ellas, y funciona.

De acuerdo con el actual método de cálculo, contamos con una tasa de reciclaje de envases de vidrio del 73%. Pero no es suficiente. ¿Cómo lograremos superarnos? Con inversión, compromiso y un marco regulatorio estable. En Ecovidrio, contamos con un paquete de inversiones por valor de 330 millones de euros hasta 2020.

Tenemos que conseguir que enviar al vertedero nuestros residuos sea la última y más costosa opción frente al reciclaje

Sin embargo, no debemos pensar que la responsabilidad está solo en un tejado. Y digo esto porque, más allá del trabajo de Ecovidrio, hay otros agentes implicados en el sistema que han de respaldar este tránsito. De nuevo, como en la COP24, es necesario que las administraciones públicas (nacional, regionales y locales) implementen medidas legislativas para que el reciclaje deje de ser un acto voluntario, es decir, medidas que garanticen y vigilen la separación de residuos en origen, especialmente dirigidas a los grandes generadores. Debemos tomar las riendas de nuestro propio camino.

Tenemos que conseguir que enviar al vertedero nuestros residuos sea la última y más costosa opción frente al reciclaje.

Es más que evidente que reciclar más residuos de envases de vidrio no es la única llave que situará nuestro país al frente de la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, como elemento clave de la economía circular, es una de ellas. Y, qué duda cabe: debemos buscar la excelencia en todas y cada una de las palancas que contribuyan a este fin.

Si el planeta tiene límites, hemos de saber gestionar lo existente de forma más racional. No hay soluciones mágicas, sino esfuerzo diario que ha de ser compartido por todos, a cada uno según su responsabilidad.

*José Manuel Núñez-Lagos es director general de Ecovidrio.

Ha sido necesario un día extra de negociaciones para alcanzar un consenso. La COP24 de Naciones Unidas (Conferencia de las Partes) sobre cambio climático nos deja aprobado un libro de reglas que arroja cierta luz en cuestiones determinantes para la implementación en 2020 del Acuerdo de París. Esta es la buena noticia. 'In extremis' y gracias al empeño de unos cuantos —entre los que se destaca la activísima y comprometida delegación española—, los 197 países presentes se han puesto de acuerdo en materia de reporte y transparencia, medición de emisiones, adaptación o financiación. En el aire quedan los acuerdos relativos a los mercados de carbono, unos de los grandes sacrificados del encuentro para evitar un desenlace de consecuencias desastrosas para la comunidad internacional.

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