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La nueva socialdemocracia ha comenzado en España
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Manuel Escudero

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La nueva socialdemocracia ha comenzado en España

Yo he vivido ese proceso pues bajo el liderazgo de Pedro Sánchez he tenido el honor de ayudar a escribir los nuevos renglones de lo que quiere ser el PSOE que se adentra en el siglo XXI

Foto: Reunión de la ejecutiva federal del PSOE. (EFE)
Reunión de la ejecutiva federal del PSOE. (EFE)

Hay un hecho que está pasando desapercibido para la práctica totalidad de los intelectuales, analistas y 'talking heads'/tertulianos en España. Una vez despejado el inacabable, tortuoso e infructuoso proceso para formar gobierno, una vez que se nos llama otra vez a las urnas, creo que tiene interés mencionar ese hecho, a saber: que entre el primer y segundo Pedro Sánchez, entre el que llegó a la Secretaría General del PSOE en 2015 y el que llegó en 2017 hay un reposicionamiento estratégico del socialismo español que él lideró y que significó el reverso de la tendencia electoral a la que parecía irremisiblemente abocado. Antes de asumir por segunda vez la Secretaría General, se hablaba de la "socialdemocracia del 15%", haciendo referencia al declive generalizado e irreversible de la socialdemocracia en toda Europa.

Pero hoy el PSOE en España está en otra región porcentual, y vuelve a ser la "socialdemocracia de los 30%", o así ha sido en abril de 2019 y parece bastante probable que lo vuelva a ser en noviembre de este mismo año.

Es curioso que nadie, -absolutamente nadie en realidad- en la opinión pública o publicada, se refiera a ese cambio de tendencia e intente explicarlo. Y así nos estamos perdiendo todos una mudanza fundamental que ha ocurrido en el seno de un viejo partido que, sin embargo, ha sabido remontar un declive que parecía ya cantado… ¿Qué es lo que ha ocurrido?

Foto: Isabel Celaá, con los ministros Fernando Grande-Marlaska y Luis Planas, este 20 de septiembre. (EFE)

La respuesta es la siguiente: un líder que intuitiva y racionalmente se ha mostrado abierto a los nuevos problemas, comenzando por la desigualdad, unas bases militantes que estaban hartas del socialismo de salón y de gestión en el que se había convertido el PSOE, y un reposicionamiento ideológico que declaraba al PSOE como portador de una alternativa no solamente frente a los partidos conservadores de derecha, sino frente a un sistema económico que parece destinado a crear desigualdades crecientes.

Yo viví en primera persona ese proceso pues bajo el liderazgo de Pedro Sánchez tuve el honor de ayudar a escribir los nuevos renglones de lo que quiere ser el PSOE que se adentra en el siglo XXI, luego refrendados en su Congreso de julio de 2017: una alternativa a un capitalismo que parece incapaz de readaptarse, que ha hecho posible el estancamiento de la renta de trabajadores y clases medias, que no puede ofrecer a nuestros hijos lo que nosotros conseguimos. Por ello pasó a primer plano los problemas de la desigualdad, de renta, de género, territoriales. El problema ya no está solamente en la redistribución (con un mensaje lacio respecto al estado de bienestar), sino en la predistribución, es decir, en cómo se organiza la sociedad en sus actividades, en el lugar de trabajo, en la brecha de género, en el precariado. Y por lo tanto en la transición ecológica, en la igualdad entre hombres y mujeres, en la lucha contra la pobreza… Para cualquiera que conozca la intrahistoria del PSOE es evidente que en los pasillos de Ferraz, antes del “segundo” Pedro Sánchez se hablaba de eficiencia y de gestión, y después de justicia social, de SMI y de pacto de rentas en España.

El PSOE se ha posicionado donde, en la jerga tradicional, siempre tuvo que estar, en la izquierda

El efecto de este cambio ha sido dramático en el espectro político español: en primer lugar porque ha sacado a mucha gente de su tradicional escepticismo respecto a los que se puede hacer en España para reformarla socialmente, y eso se ha notado en el voto. En segundo lugar porque ha servido para que grandes segmentos de clases medias y trabajadoras se den cuenta de que estamos ante un nuevo PSOE con una nueva narrativa, con un nuevo discurso, que ha vaciado en buena medida a las opciones más a la izquierda de lo que decían que iban a defender.

Para decirlo en castellano directo, vaya: el PSOE se ha posicionado donde, en la jerga tradicional, siempre tuvo que estar, en la izquierda. Y haciéndolo ha achicado en muy buena medida el espacio de los que pensaban que el PSOE se había colocado para siempre en la posición de mero gestor del capitalismo incluso en las formas descarnadas que hoy adopta. Ambos aspectos explican por qué el PSOE hoy ha quebrado la tendencia hacia la marginalidad en España, y por qué nuevos movimientos a su izquierda tienen un espacio electoral decreciente.

Lo que estoy manifestando aquí no es una soflama de propaganda socialista, sino el testimonio de un fenómeno de reposicionamiento político de un partido que ha ocurrido en España y que ha pasado bastante desapercibido. Habrá mil retratos de Pedro Sánchez en el futuro, como líder, sobre su personalidad, etc… pero, hay otro que merece la pena destacar: Pedro Sánchez ha roto la tendencia tan típica en la socialdemocracia de ser muy radical en la oposición y convertirse en gestor aventajado de lo existente en el gobierno. Creo que se puede atestiguar y demostrar que como presidente del Gobierno, incluso en funciones, su corazón y su proyecto han seguido anclados en esa nueva socialdemocracia que se comenzó a gestar con un proyecto político nuevo, basado claramente en la justicia social, el ecologismo y el feminismo.

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Y concluyo: ahora se comienza a analizar al socialismo español como una fuerza que desde la izquierda amenaza con diluirse hacia el centro para ganar nuevas posiciones en la contienda electoral que se avecina. Yo quisiera decir a tanto analista improvisado y ramplón que no es el caso. Un proyecto político basado en la justicia social puede pactar hasta con el diablo.

Lo importante es que pacte en aquello que se coincida, no que pacte traicionando lo que piensa. Es el arte de combinar principios, valores y políticas de izquierda con diálogo, pragmatismo y reformismo. Y eso, siento decirlo, solo lo pueden hacer en España fuerzas como el socialismo español que ahora sí, por más que esto haya sido ignorado, se ha renovado, -me atrevería a decir,- como ninguna otra fuerza socialdemócrata en Europa. Y por ello, concluyo porque esto lo veo nítidamente cada día, la nueva socialdemocracia, la de los 30%, la de volver al gobierno sola o acompañada para hacer frente de verdad a la nueva derecha populista, ha comenzado ya en España.

*Manuel Escudero es embajador de España ante la OCDE y secretario de Economía y Empleo del PSOE

Hay un hecho que está pasando desapercibido para la práctica totalidad de los intelectuales, analistas y 'talking heads'/tertulianos en España. Una vez despejado el inacabable, tortuoso e infructuoso proceso para formar gobierno, una vez que se nos llama otra vez a las urnas, creo que tiene interés mencionar ese hecho, a saber: que entre el primer y segundo Pedro Sánchez, entre el que llegó a la Secretaría General del PSOE en 2015 y el que llegó en 2017 hay un reposicionamiento estratégico del socialismo español que él lideró y que significó el reverso de la tendencia electoral a la que parecía irremisiblemente abocado. Antes de asumir por segunda vez la Secretaría General, se hablaba de la "socialdemocracia del 15%", haciendo referencia al declive generalizado e irreversible de la socialdemocracia en toda Europa.

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