Madrid versus París

¿Cómo es posible que se renuncie a construir la última prolongación del paseo de la Castellana, dejando de hacer lo que hemos hecho a lo largo de los últimos 250 años: desarrollar la ciudad en torno a la construcción del eje de capitalidad?

Esta pregunta me la he hecho durante una reciente estancia en París, rememorando cómo se ha configurado la ordenación urbanística de esta gran capital europea. Gran parte de París se estructura en torno a su eje vertebrador, Louvre-L´Etoile-La Defénse, con un rosario de espacios urbanos de la talla de la plaza del Museo, en la que destaca la Pirámide de cristal; los jardines de las Tullerías; la plaza de la Concordia y las grandiosas avenidas de los Campos Elíseos y sus prolongaciones (Grand Armée y Charles De Gaulle) y rematado brillantemente en sus extremos por el Museo del Louvre y el Arco de La Defénse.

Destaca el Arco de Triunfo, enorme e impactante, en medio de una grandiosa plaza circular, la de la Estrella (L´Etoile) que permite la confluencia de doce avenidas; la Torre Eiffel mirando al Campo de Marte que se ha convertido en el símbolo de París a nivel mundial; o el Hotel de Inválidos.

De los ensanches, mediante ambiciosas reformas interiores, destacan los bulevares abiertos por el Barón Haussmann a mediados del siglo XIX. Salpican el centro de la ciudad las plazas de los Vosgos, del Louvre, Royal, Vendôme…

Sobre una espectacular y actual arquitectura, París apostó por una nueva centralidad, con una mezcla equilibrada de usos, para rematar su gran eje vertebrador, La Defénse, que se ha planteado también a lo grande, en torno a una amplia y extensa explanada peatonal lineal y central, que constituye la auténtica prolongación del eje y culmina en un gran Arco, de nuevo, enorme e impactante.

Por contraste, veamos nuestro Madrid en comparación con París. En Madrid tenemos algunos hermosos espacios urbanos, como el existente entre el Palacio Real y el Teatro de la Ópera (la plaza de Oriente) o las plazas de la Puerta del Sol o de Alcalá; los parques del Retiro y de la Casa de Campo, excelentes; buenos monumentos, aunque sin el empaque y la personalidad de los de París, salvo el Palacio Real, posiblemente el de mejor arquitectura de los europeos, y los Museos Astronómico y del Prado. También se deben destacar algunas iglesias como la de San Francisco; en cambio, nuestra catedral es moderna y bastante corriente; y, desde luego, nuestro ensanche decimonónico es pobretón y presenta un trazado normal y discreto con calles más bien estrechas; por tanto, notablemente menos ambicioso que los de París o Barcelona.

En Madrid tenemos algunos hermosos espacios urbanos, como el existente entre el Palacio Real y el Teatro de la Ópera o las plazas de Sol o de Alcalá

En la comparación con la capital francesa, Madrid solo sale bien parada en el eje vertebrador norte-sur (eje de capitalidad), formado por los paseos del Prado, Recoletos y la Castellana y sus tres prolongaciones.

El Plan General de Ordenación Urbana de Madrid de la Alcaldía de Álvarez del Manzano, vigente desde hace veintidós años, proponía varios proyectos y desarrollos periféricos para elevar a Madrid al nivel de algunas grandes capitales europeas.

Entre los proyectos, el de la recuperación del Centro histórico ralentizada por la crisis a partir del otoño de 2017 -especialmente grave en el sector inmobiliario-, se ha reactivado durante los último años con la rehabilitación de edificios y de espacios urbanos y, con seguridad, en un tiempo indeterminado, acabará concluyéndose. En cuanto al de obtener la organización de unos Juegos Olímpicos, se ha intentado en dos ocasiones hasta ahora, sin éxito, bien por errores de planteamiento, bien por causas ajenas debidas a intereses internacionales de alto nivel deportivo y económico.

Respecto al Proyecto Prado-Recoletos, se ha ejecutado hasta el momento en parte (recuperación de la plaza de Colón, reformas de la plaza de las Cortes o de la calle de Felipe IV y peatonalización de la Cuesta de Moyano). Queda pendiente lo más importante, la reordenación a favor del protagonismo del peatón en los paseos del Prado y de Recoletos, paralizada desde hace bastantes años por diferencias de criterio entre las administraciones municipal y autonómica. Así es que hasta el momento por diversas causas poco se ha podido conseguir con estos proyectos ambiciosamente concebidos en orden a incrementar la calidad urbana de la ciudad.

Me voy a centrar, finalmente, en el desarrollo que entrañaba el Proyecto de la Prolongación de la Castellana cuya conveniencia vengo defendiendo desde hace más de dos décadas. Defensa que va a resultar baldía y, con gran pesar, habré de arriar esta bandera en el momento en que la Comunidad de Madrid autorice definitivamente el “Proyecto Madrid Nuevo Norte”, ya aprobado por el Ayuntamiento el pasado mes de julio. Y es que, aunque les pueda parecer increíble a muchos madrileños, la Castellana no se va a prolongar, y por tanto no se va a rematar nuestro gran eje de capitalidad. Renunciamos a hacer un Madrid a lo grande, como París. Y abandonamos la idea clave que ha regido su crecimiento urbano durante más de dos siglos: el desarrollo de la ciudad en torno a un eje vertebrador de capitalidad.

*Luis Rodríguez-Avial es arquitecto y profesor de Urbanismo y ha sido director del vigente Plan General de Madrid (1992-1997) y gerente del Consorcio Urbanístico Prolongación de la Castellana (1997-2012)