4-M: el plebiscito madrileño

'Socialismo o libertad'. Este es el eslogan plebiscitario con el que la presidenta madrileña Díaz Ayuso ha explicado su convocatoria anticipada de elecciones autonómicas.

La primerísima reacción de los madrileños, captada por el sondeo que Metroscopia puso en marcha nada más conocerse la decisión, revela que tal y como se han desarrollado los acontecimientos y con este marco mental, el Partido Popular sería, con rotundidad, la primera fuerza en la Comunidad de Madrid.

La polarización ambiental de la política madrileña parece estar provocando, al menos en un primer momento, un notable efecto de concentración y repliegue alrededor del PP en el espacio de la derecha. Una suerte de movimiento centrípeto que provoca que el viejo bipartidismo en la Comunidad de Madrid pase del 50% de los votos a cerca del 70%, que los extremos no crezcan y que las marcas de la 'nueva política' se pongan en cuestión una vez más.

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Según esta primera toma de contacto con el estado de ánimo electoral en la Comunidad de Madrid, el Partido Popular ganaría las elecciones con el 41% de los votos, lo que le supondría entre 59 y 63 escaños, a un par de pasos de la mayoría absoluta (que en estas elecciones queda fijada en 69 diputados). Las dos principales consecuencias de este espectacular aumento del apoyo al PP serían la contención del auge de Vox y la potencial desaparición de Ciudadanos en la Asamblea de Madrid.

El partido liderado por el ya exvicepresidente Aguado quedaría, según esta primera estimación, como fuerza extraparlamentaria, al conseguir solo el 4% de los votos y no superar la exigente barrera de entrada, que en esta comunidad es el 5%. El electorado madrileño parece no haber entendido el movimiento planteado por Ciudadanos esta semana. En todo caso, este desplome, de producirse, no dejaría de estar en sintonía con los resultados de esta formación en las tres elecciones que ya se han celebrado durante la actual pandemia: extraparlamentario en Galicia, dos diputados en País Vasco y 6 diputados en Cataluña.

La otra marca que quedaría al borde del precipicio sería Podemos-IU. La estimación de su voto más probable rondaría en este momento el 5%, lo que pondría en duda su representación parlamentaria. Si finalmente quedase fuera de la Asamblea, los 7 diputados que de entrada obtiene toda formación que en Madrid alcanza la barrera del 5% irían a parar 4 a PP, 2 a PSOE y uno a Vox, permitiendo así que los populares en una eventual investidura pudieran conseguir una mayoría simple en solitario con la abstención de Vox, sin necesidad de incorporarlo al Gobierno.

Gran parte de la explicación de este terremoto político se encuentra en el peculiar liderazgo de Ayuso. Su forma de desenvolverse en la vida pública está provocando un doble efecto en el electorado: absorbente entre los votantes de la derecha (consigue captar cerca de la mitad de los anteriores votos de Vox y de Ciudadanos) y potencial movilizador entre los votantes de izquierda (algo que en Madrid ya se vio con el liderazgo de Esperanza Aguirre).

Este es uno de los principales problemas que debe resolver la izquierda en Madrid: la ausencia de un liderazgo que pueda convertirse en un polo de atracción competitivo. La candidatura de Gabilondo apenas mejoraría los resultados de las pasadas elecciones, pero permitiría que el PSOE siguiese siendo la fuerza de referencia en el bloque de la izquierda. Eso sí, con muchas menos opciones de sumar una mayoría de las que actualmente tiene. Aquí reside la importancia que reviste la resolución del embrollo jurídico generado con la convocatoria electoral.

En el caso de Más Madrid, el paso de Errejón de la Asamblea de Madrid al Congreso de los Diputados deja a su formación huérfana de referente electoral, pero, aun así, parece que esta ausencia no sería determinante y conseguiría mantener gran parte de sus apoyos y continuar como cuarta fuerza.

Si estos resultados, que ahora estima Metroscopia, se producen en mayo, el reflejo en la arena nacional puede tener un carácter transformador similar al que tuvo el resultado de las andaluzas de 2018, cuando Vox irrumpió tras la pérdida traumática del poder del PP con la moción de censura de Pedro Sánchez.

La explicación para entender la diferencia del estado de salud del PP madrileño y del PP nacional, más allá de los muy distintos perfiles de liderazgo que exhiben Ayuso y Casado, es que el PP de Madrid se presenta a estas elecciones enarbolando como bandera la defensa de un Gobierno, mientras que el PP nacional está pendiente aún de presentar una alternativa de Gobierno para España desde la oposición.

*Andrés Medina es el director general de Metroscopia