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El Gran Hermano de la pyme

Construir un país para 2050 sin conocer las interioridades de los pequeños negocios, que suponen el 94% del tejido productivo, es una tarea difícil

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Hace muchos años que las cámaras de televisión empezaron a entrar a fisgar en nuestras vidas. En hogares simulados o en islas paradisiacas se generaron convivencias artificiales. Y cientos de millones de personas de todo el planeta se sientan delante de la caja mágica —yo lo denomino caja tonta— para ver las interioridades de esas cohabitaciones. En este momento, en el que la crisis sanitaria ha derivado en una crisis económica que está haciendo tiritar a los negocios, me gustaría que se abriera una ventana al público por la que las administraciones y los propios agentes sociales pudieran conocer el sufrimiento diario de numerosos negocios.

En la casa de decenas de miles de empresas, el propietario y su entorno se debaten entre la desesperación y la desaparición, buscando fórmulas que les permitan sobrevivir un día más, con la esperanza de que el 'bicho' desaparezca y los ingresos vuelvan a los niveles previos a la pandemia. O que, finalmente, lleguen las ayudas europeas porque creen que este maná les va a permitir seguir existiendo y que lo ocurrido durante este año y medio va a quedar en una mala pesadilla.

Cuando el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó uno de esos reales decretos en los que, a bombo y platillo, se anuncian nuevas medidas para salvar a las empresas y a los autónomos, estos se lanzan como locos a leer la letra grande —y la pequeña— para ver si les afecta. Y, de pronto, una línea les deja fríos. Quienes están en mora en las deudas bancarias —impagados en los bancos desde hace más de 90 días— no podrán acogerse a las ayudas del ICO.

"En la casa de decenas de miles de empresas el propietario y su entorno se debaten entre la desesperación y la desaparición"

Siguen leyendo y se les acelera el corazón: no tienen derecho a las ayudas directas si no están al día con la Seguridad Social y Hacienda. “Señor que he hecho yo para merecer esto”. Exclamación que les brota de sus labios cuando leen que si en 2019 presentaron pérdidas tampoco tienen derecho a las ayudas directas. “Ahora resulta que no soy viable por los 2.000 euros que di de pérdidas el año anterior”.

En las casas de decenas de miles de negocios, los propietarios y su familia se estrujan las neuronas para ver de qué forma podrán pagar los sueldos, los seguros sociales y los impuestos este mes. Cómo van a convencer a los proveedores para que, a pesar del más que previsible retraso en el pago de sus facturas, les sigan sirviendo sus productos y servicios para que no se pare la música, y la herida acabe convirtiéndose en mortal.

"Para que España mejore de verdad debemos hacer un profundo análisis de dónde estamos y por qué hemos llegado aquí"

Construir un país para 2050 sin conocer las interioridades de nuestros pequeños negocios, que suponen el 94% del tejido productivo, se me antoja difícil. Hablamos de crecer, pero tenemos que saber por qué hasta ahora no se ha producido el necesario crecimiento de nuestras pymes, pues de lo contrario no pondremos los mimbres necesarios para alcanzar los objetivos del plan a 30 años.

Con todos los respetos a nuestros gobernantes (tanto a los de ayer como a los de hoy) del Gobierno o de las comunidades autónomas y los ayuntamientos, para que este país mejore de verdad debemos hacer un profundo análisis de dónde estamos y por qué hemos llegado aquí. Porque desde el conocimiento podremos construir los cimientos de un país ganador. Vamos, lo que siempre nos han contado nuestros padres: hay que empezar la casa por los cimientos y no por el tejado.

*Fernando Santiago Ollero es presidente del Consejo General de los Colegios de Gestores Administrativos.

Hace muchos años que las cámaras de televisión empezaron a entrar a fisgar en nuestras vidas. En hogares simulados o en islas paradisiacas se generaron convivencias artificiales. Y cientos de millones de personas de todo el planeta se sientan delante de la caja mágica —yo lo denomino caja tonta— para ver las interioridades de esas cohabitaciones. En este momento, en el que la crisis sanitaria ha derivado en una crisis económica que está haciendo tiritar a los negocios, me gustaría que se abriera una ventana al público por la que las administraciones y los propios agentes sociales pudieran conocer el sufrimiento diario de numerosos negocios.

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