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De la gratitud

La gratitud facilita el trabajo cooperativo y puede tener el efecto general de producir el sentimiento de que uno está rodeado de gente beneficiosa y altruista

Foto: Wilhelm Gunkel. (Unsplash)
Wilhelm Gunkel. (Unsplash)

Sentimos gratitud cuando reconocemos que algún suceso favorable que nos ocurre se debe a la acción de otra persona, el benefactor. Para que se dé agradecimiento, es necesario que consideremos que el benefactor ha actuado por altruismo, no para mejorar su reputación, y no lo ha hecho por obligación, sino por voluntad. Nuestro grado de agradecimiento depende del valor percibido del favor que recibimos.

Reconocer que los éxitos o beneficios que obtenemos pueden caer, al menos parcialmente, fuera de nuestro propio alcance, se compadece mal con la tendencia en las sociedades occidentales a premiar la autonomía y la asertividad y a considerar que nuestros logros están solo determinados por nuestra capacidad o esfuerzo. Es necesaria cierta humildad para ser agradecido y aceptar que, junto con nuestros méritos, casi siempre que hemos logrado algo ha sido con el concurso de otros. Vivir en un medio competitivo y consumista ha hecho a las personas muy autocentradas. Sin embargo, ser agradecido tiene muchas ventajas individuales y sociales.

La investigación sobre gratitud es relativamente nueva, pero abundante y muy clara en sus conclusiones. Desde el punto de vista individual, se ha comprobado que la gratitud, bien como rasgo o disposición general relativamente permanente, o como estado de ánimo temporal, incrementa el afecto positivo y el sentimiento subjetivo de felicidad, y reduce el afecto negativo y los síntomas de depresión.

Foto: Dedicar unos minutos cada día es suficiente para sentirse mejor (Hannah Olinger para Unsplash)

La gratitud es beneficiosa en situaciones de dificultades médicas: las personas agradecidas con problemas cardíacos duermen mejor, tienen menos fatiga y menos inflamación celular, y el entrenamiento en gratitud mejora el funcionamiento psicológico de pacientes oncológicos, ayuda a reducir el estrés y tiene un impacto positivo en biomarcadores cardiovasculares como disfunción endotelial, marcadores pronósticos inflamatorios, y mejora la adherencia a conductas saludables. Puede reducir también la presión sanguínea, mejorar la función inmune, promover satisfacción y felicidad y facilitar la recuperación ante una enfermedad. Los niños y adolescentes agradecidos se muestran más interesados, más contentos con su vida escolar, y más integrados socialmente.

Estudios de neurociencia han identificado áreas cerebrales implicadas en la experiencia y expresión de gratitud, lo cual parece implicar que la gratitud es un componente intrínseco de la experiencia humana. Indudablemente, hay personas más agradecidas que otras. ¿Sabemos a qué se deben esas diferencias? En parte, sí, y a lo que apuntan los datos es a factores de personalidad y de género. Respecto a los primeros, una combinación de alta amabilidad y bajo narcisismo facilita la gratitud, mientras que el materialismo y el cinismo la perjudica.

Hay que saber que la gratitud se aprende en un tiempo relativamente breve, y los efectos del entrenamiento se constatan enseguida

En todo caso, hay que saber que la gratitud se aprende en un tiempo relativamente breve, y los efectos del entrenamiento se constatan enseguida. En relación con el género, se ha confirmado en distintos países que las mujeres son significativamente más agradecidas que los hombres, aunque la diferencia es pequeña. Existen diferencias entre países en el sentimiento y la expresión de gratitud. En algunas poblaciones, como en los masái de Kenia, el 100% de los entrevistados consideraron la gratitud una cualidad muy importante en las personas, lo que sucedió en menos del 30% de los estadounidenses. ¿Cuáles son los datos en España? Lamentablemente, al menos hasta donde yo conozco, no podemos contestar a esa pregunta, pero en nuestra tradición, el orgullo y la idea de que es bueno no deber nada a nadie no hacen esperar lo mejor.

Siendo importantes las ventajas individuales del agradecimiento, quizá sean mayores sus efectos favorables a nivel social. La gratitud genera apego y respeto al benefactor, generosidad, altruismo y otras conductas prosociales, fortifica las relaciones sociales, incluidas las sentimentales, y mejora el ambiente en contextos laborales. La gratitud genera en la persona que la siente una tendencia a la reciprocidad que consigue una cadena de nuevos intercambios que consolidan la red social. Las expresiones de gratitud refuerzan al benefactor y hacen más probable que este en el futuro vuelva a hacer algo en beneficio de otros, justificando el viejo refrán de 'al agradecido, más de lo pedido'.

Siendo importantes las ventajas individuales del agradecimiento, quizá sean mayores sus efectos favorables a nivel social

La gratitud facilita el trabajo cooperativo y puede tener el efecto general de producir el sentimiento de que uno está rodeado de gente beneficiosa y altruista. La gratitud hacia alguien tiene un valor evolutivo porque nos hace saber a quién dirigirnos en el futuro. En cierto modo, el agradecimiento funciona como un 'pegamento social' frente al aislamiento que aqueja a nuestras sociedades y que tanto sufrimiento produce. Por ello, la gratitud puede haber jugado un papel único en nuestra evolución social. No es casual que se haya considerado la madre de todas las virtudes.

En este tiempo en el que cunde el desencanto en jóvenes y adultos por la escasez de empleo, la dificultad de imaginar un futuro próspero, y la baja confianza en instituciones y políticos, el agradecimiento ante las situaciones positivas que personalmente vivimos puede ser una manera de reforzar lazos sociales. Adoptar la gratitud como un hábito y una actitud lleva a las personas a estar más satisfechas con sus vidas. Y eso es fundamental para todos.

* Mª Dolores Avia es catedrática de Psicología en la Universidad Complutense de Madrid.

Sentimos gratitud cuando reconocemos que algún suceso favorable que nos ocurre se debe a la acción de otra persona, el benefactor. Para que se dé agradecimiento, es necesario que consideremos que el benefactor ha actuado por altruismo, no para mejorar su reputación, y no lo ha hecho por obligación, sino por voluntad. Nuestro grado de agradecimiento depende del valor percibido del favor que recibimos.

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