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Acceso a los nuevos medicamentos: no hay tiempo que perder
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Acceso a los nuevos medicamentos: no hay tiempo que perder

A finales del pasado año, solo estaba disponible en nuestro país el 53% de los nuevos medicamentos autorizados en Europa entre 2017 y 2020, frente al 92% de Alemania o el 77% de Italia

Foto: Foto: Freepik.
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En los últimos años, el descubrimiento de nuevos medicamentos ha conseguido traer esperanza para algunas enfermedades que hasta no hace mucho carecían de tratamientos eficaces. Gracias a la evolución de la medicina de precisión, fruto del avance de disciplinas como la proteómica y la genómica funcional, y del imparable proceso de digitalización, que está suponiendo un cambio de paradigma en los avances farmacológicos, los nuevos tratamientos que se desarrollan están haciendo posible convertir en crónicas e incluso curar enfermedades antes mortales, cambiar el pronóstico de patologías muy discapacitantes o mejorar de forma sustancial las tasas de supervivencia de distintos tipos de cáncer. En definitiva, dar nuevas esperanzas a millones de pacientes en todo el mundo.

Sin embargo, de nada sirven estos avances si no llegan con rapidez a los pacientes que los necesitan. Todo el esfuerzo investigador invertido en el desarrollo de un medicamento pierde su sentido si no se utiliza para ayudar a las personas a recuperar la salud, controlar la enfermedad o al menos convivir con ella con cierta calidad de vida.

"Las innovaciones llegan a España con más de 17 meses de demora —en concreto, 517 días—, cuando Alemania las incorpora en 133 días"

En España, vivimos desde hace algunos años un deterioro sostenido del nivel de acceso a los tratamientos innovadores, hasta el punto de que es inferior al de los países de referencia en Europa. A finales del pasado año, solo estaba disponible en nuestro país el 53% de los nuevos medicamentos autorizados en Europa entre 2017 y 2020, frente al 92% de Alemania, el 77% de Italia, el 68% de Inglaterra y el 66% de Francia. Además, estas innovaciones llegan a España con más de 17 meses de demora —en concreto, 517 días—, cuando Alemania las incorpora en 133 días; Francia, en 240 días; Inglaterra, en 340, e Italia, en 429. Y la situación empeora con los años: en 2018, la tasa de disponibilidad de los nuevos fármacos en España era del 62% y el tiempo medio de espera, de 385 días. Estamos ante un problema estructural.

La no disponibilidad de nuevos medicamentos y los retrasos son un grave perjuicio, por encima de todo, para los pacientes, que cada día centran sus esperanzas en la llegada de nuevos tratamientos que les puedan aportar soluciones. Pero también para los médicos que los tratan, que se ven privados de alternativas terapéuticas de las que sí disponen sus colegas de otros países; y para el propio sistema sanitario, que ve reducida su calidad y su eficiencia, puesto que los nuevos medicamentos, como demuestra la evidencia científica, aportan ahorros en otras prestaciones sanitarias. Y, por supuesto, para la industria, ya que el acceso es el factor clave de competitividad de las compañías farmacéuticas.

Las causas de este deterioro en nuestro país son variadas, pero sin duda tienen mucho que ver con la falta de adecuación de los actuales procedimientos de evaluación y fijación de precios al paradigma que representan las nuevas terapias, cada vez más complejas y personalizadas, con nuevos modelos de I+D, que requieren autorizaciones de comercialización ágiles y novedosas para posibilitar su rápido acceso a pacientes.

"Se trata de articular fórmulas de colaboración orientadas a que ningún paciente se quede sin el medicamento que necesita"

Para tratar de acortar estos tiempos y solucionar con urgencia el cuello de botella actual en la aprobación de medicamentos, Farmaindustria, como representante de la industria farmacéutica en nuestro país, viene proponiendo una serie de mejoras en el procedimiento actual de evaluación y fijación de precios, así como una financiación pública de los medicamentos que lo hagan más ágil, predecible y eficiente. Asimismo, la implementación de nuevas fórmulas de acceso (techos de gasto, pagos diferidos, descuentos por volumen de ventas y pagos por resultados) que contribuyan a conciliar la entrada de medicamentos innovadores con la sostenibilidad financiera del sistema sanitario.

Se trata, en definitiva, de articular fórmulas de colaboración entre la Administración sanitaria y las compañías orientadas a que ningún paciente se quede sin el medicamento que necesita. No hay tiempo que perder. Y en la búsqueda de soluciones debemos ser inclusivos, incorporando a todos los agentes concernidos: Gobierno, comunidades autónomas, industria farmacéutica y, por supuesto, sociedades científicas y pacientes, que deben participar desde el principio en todos los procedimientos, puesto que son el eje de las decisiones de financiación de nuevos medicamentos.

Igual que los españoles nos hemos vacunado contra el coronavirus al mismo tiempo que alemanes, franceses o italianos, el objetivo compartido debe ser alinear los indicadores de tiempo de entrada y disponibilidad de nuevos medicamentos con los principales países de la Unión Europea. Debemos estar entre los países que mejor acceso proporcionan a los nuevos tratamientos. Y esto debe entenderse no solo como una necesidad, sino también como una oportunidad política y social: España puede ofrecer a sus ciudadanos el mejor y más rápido acceso a las nuevas terapias. Para muchos pacientes, meses de retrasos suponen una pérdida de oportunidades de importancia vital. Tenemos los instrumentos para hacerlo posible. Trabajemos juntos para solucionarlo. Es una responsabilidad que nos concierne a todos.

*Humberto Arnés es director general de Farmaindustria.

En los últimos años, el descubrimiento de nuevos medicamentos ha conseguido traer esperanza para algunas enfermedades que hasta no hace mucho carecían de tratamientos eficaces. Gracias a la evolución de la medicina de precisión, fruto del avance de disciplinas como la proteómica y la genómica funcional, y del imparable proceso de digitalización, que está suponiendo un cambio de paradigma en los avances farmacológicos, los nuevos tratamientos que se desarrollan están haciendo posible convertir en crónicas e incluso curar enfermedades antes mortales, cambiar el pronóstico de patologías muy discapacitantes o mejorar de forma sustancial las tasas de supervivencia de distintos tipos de cáncer. En definitiva, dar nuevas esperanzas a millones de pacientes en todo el mundo.

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