Es noticia
La metamorfosis de España
  1. España
  2. Tribuna
Francisco Igea

Tribuna

Por

La metamorfosis de España

No será lo mismo que le ocurrió a Gregorio Samsa. No nos levantaremos una mañana y nos daremos cuenta de que no podemos darnos la vuelta porque nos hemos convertido en un escarabajo. No será tan brusco

Foto: El Congreso de los Diputados, durante la intervención de Zelenski. (EFE/C. Moya)
El Congreso de los Diputados, durante la intervención de Zelenski. (EFE/C. Moya)

No, tranquilos, no será así. No será lo mismo que le ocurrió a Gregorio Samsa. No nos levantaremos una mañana y nos daremos cuenta de que no podemos darnos la vuelta porque nos hemos convertido en un escarabajo. No será tan brusco, no será tan violento. De hecho, las metamorfosis en la biología son más pausadas. Del renacuajo a la rana hay un camino lento y progresivo, a veces imperceptible. Todo comienza con pequeños gestos, pequeños cambios... Pero ya ha empezado.

Un buen día alguien decide que los representantes electos deben de obedecer, siempre y ciegamente, las instrucciones de su partido. Es lo normal, por eso se presentaron por sus siglas. Al poco se piensa que también es muy legítimo que sea el legislativo el que elija al CGPJ. Las Cortes representan la soberanía del pueblo, ¿como negarlo? Al siguiente hay quien reflexiona "si los diputados han de votar lo que les dicen sus partidos,¿para qué vamos a realizar azarosas sesiones parlamentarias?". Es mejor pactarlo de un modo más simple, una conversación entre amigos. Es lo normal. Más rápido y más sencillo. Ya que los que eligen son los dirigentes de los partidos, lo normal es que los candidatos se dirijan a ellos para expresarles las ventajas de ser elegidos. Mucho más cómodo que hacerlo públicamente, más informal. En estas conversaciones se puede hablar con más franqueza, sin tapujos. Ya saben "controlar el Supremo por la puerta de atrás" y todas esas cosas. Además, de esta manera los elegidos sabrán bien a quién le deben el puesto. Les aseguro que no hay nada más fuerte en el código de los mamíferos que la reciprocidad. Si te acarician, lames. Es así de sencillo. Será difícil tomar decisiones contra quienes te eligen. Aún más si estos no son 350 diputados en votación secreta con libertad de voto y con muchos candidatos, sino solo dos o tres dirigentes de nuestros partidos tradicionales en un bar. Ya tenemos el control. Ya nos han salido unas extrañas antenas en la frente.

Foto: El presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco. (EFE/R. García) Opinión

Otro día alguien decidirá que esto de la transparencia es francamente molesto. Es además innecesario. ¿Para qué necesita la gente saber cuánto pagamos y a quiénes pagamos la publicidad institucional? Al fin y al cabo, todas las administraciones lo hacen. ¿Quién se podría extrañar de que a ese medio tan hostil con nosotros le caiga menos publicidad que a este otro periódico que tan bien nos trata? Es sorprendente ver lo bien que hablan de nuestro consejero después de una de esas 'acciones puntuales' de publicidad institucional. Esta opacidad en la financiación provocará y alentará la santa ira de los salvadores de España en cualquiera de sus versiones. Ambos polos son muy similares en este campo. "Acabemos con la prensa comprada al globalismo progre (o al capital)". Entonces empieza el señalamiento a los medios y a los periodistas concretos. Se deslegitima la labor de la prensa que molesta y se va sustituyendo poco a poco por los reyes de la comunicación digital. "Los que dicen la verdad". En Twitter, en YouTube, en Instagram. Miles y miles de impactos que no necesitan corroborar las informaciones. Informaciones falsas propulsadas por miles de 'bots' y troles anónimos que insultan y amenazan a quienes discrepan. Se impide la entrada a determinados medios en las ruedas. Se va construyendo un relato que permitirá cortar la financiación y acosar a quienes discrepan e informan con profesionalidad. Aún no hemos llegado a eso, pero empezamos a tener más de cuatro patas saliendo del vientre.

Nuestros mensajes políticos son muy complejos. La gente no nos entiende. Eso dicen nuestros expertos en comunicación. Nos aconsejan simplificar. Blanco o negro. Víctimas o culpables. Ladrones o policías. Amigos o enemigos. Patriotas o traidores. España o anti-España. Fascismo o comunismo. Machista o feminista. El mundo binario. Excitados por la frustración, alimentados por la ira. Nuestros partidos tradicionales también han aprendido el juego. Un juego simple y peligroso que solo busca el enfrentamiento para formar mayorías contra el miedo. Mayorías que den seguridad a los nuestros. El rebaño electoral siempre responde bien al ladrido del perro negro de la polarización. En un mundo sin matices se empieza a considerar legítimo perseguir a la oposición. La oposición ya no es un competidor político. Es un enemigo del pueblo (o de la nación), un traidor, un delincuente. Es nuestra obligación ganarla a toda costa y después silenciarla para que no haga más daño.

Foto: El vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo, junto al presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco. (EFE/R. García)

"Necesitamos un hombre fuerte". Un hombre a caballo, que nos hable de batallas, de reconquista. Un líder que nos dé seguridad y nos devuelva la tranquilidad. "Ya está bien de tanta política". Esas voces ya resuenan por media España. Ya estamos casi todos dentro del cercado. Lo que creíamos que eran nuestras voces no eran más que balidos y tintineo de cencerros. El miedo, la opacidad y la injusticia nos han colocado donde querían. De la democracia al autoritarismo. Nuestro caparazón ya está completo. Ahora ya no podemos darnos la vuelta. Gregorio Samsa acaba de despertar en la España de un futuro no muy lejano.

No, tranquilos, no será así. No será lo mismo que le ocurrió a Gregorio Samsa. No nos levantaremos una mañana y nos daremos cuenta de que no podemos darnos la vuelta porque nos hemos convertido en un escarabajo. No será tan brusco, no será tan violento. De hecho, las metamorfosis en la biología son más pausadas. Del renacuajo a la rana hay un camino lento y progresivo, a veces imperceptible. Todo comienza con pequeños gestos, pequeños cambios... Pero ya ha empezado.

Política