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Las dos revoluciones que deberían preocupar al centro derecha
En el ámbito migratorio, muchos partidos de centro derecha han radicalizado su discurso para competir con la derecha radical
El espacio político del centro derecha atraviesa un momento políticamente complicado en muchas democracias. En España, Alemania, Italia o Francia, el centro derecha —representado por los partidos conservadores y democristianos— ha cosechado durante los últimos años algunos de los peores resultados electorales de su historia reciente. Los dilemas a los que se enfrentan estos partidos poseen un carácter estructural y, por tanto, es improbable que desaparezcan en el medio plazo.
En las cuestiones socioculturales —cada vez más relevantes en muchos países—, el centro derecha europeo se encuentra dividido, según los politólogos Tim Bale y Cristóbal Rovira, entre dos "revoluciones" sociológicas contrapuestas: la "revolución silenciosa" y la "contrarrevolución silenciosa". La revolución silenciosa hace referencia a la adopción de valores más progresistas en cuestiones posmateriales y morales, como la igualdad de género, el divorcio, el matrimonio homosexual o el medioambiente. El aumento de los niveles de educación y el proceso de secularización, entre otros factores, están detrás del desarrollo de esta revolución silenciosa a partir de los años setenta.
Por otro lado, la contrarrevolución silenciosa es precisamente una reacción ante el creciente consenso progresista. Está representada por las ideas nativistas de la derecha radical europea y una posición radicalmente opuesta a la inmigración y las sociedades diversas. Estas dos 'revoluciones' tienen su origen en las transformaciones socioeconómicas y culturales asociadas a la emergencia de las sociedades posindustriales. Aunque el auge de la derecha radical supone un problema para el centro derecha en muchos países, estos partidos deben atender también a las actitudes —más liberales que en el pasado— de la mayoría de ciudadanos en cuestiones morales y posmateriales. De hecho, el centro derecha no pierde votos solo hacia el flanco derecho sino también hacia su izquierda. En las últimas elecciones en Alemania, por ejemplo, hubo transferencias de voto significativas desde el centro derecha de la CDU/CSU a los Verdes.
¿Cómo han reaccionado los partidos de centro derecha ante este dilema? ¿Están siendo capaces de adaptarse a los tiempos? La respuesta varía en función del país y la cuestión en la que nos centremos. Estos partidos, salvo excepciones, han abandonado gradualmente —ya sea por convicción o por motivos meramente estratégicos— sus postulados tradicionales más conservadores en materia de igualdad de género o el matrimonio homosexual. En cambio, en el ámbito migratorio, muchos partidos de centroderecha —aunque también de centro izquierda, como sucede en Dinamarca— han radicalizado su discurso para competir con la derecha radical. Así ha sucedido en los últimos años en países como Austria, Dinamarca, Holanda, Francia o el Reino Unido, donde sus propuestas se han mimetizado en ocasiones con las de sus competidores a la derecha.
Las fugas hacia estos partidos se intensifican cuando el centro derecha endurece su discurso en materia migratoria
Sin embargo, la adopción de posiciones más cercanas a la derecha radical no parece dar sus frutos en términos electorales. Según un artículo de los politólogos Tarik Abou-Chadi, Werner Krause y Denis Cohen, la radicalización de las posiciones del centro derecha en materia migratoria no ha llevado a un descenso en el apoyo a la derecha radical. De hecho, en algunos casos, sucede más bien al contrario: las fugas hacia estos partidos se intensifican cuando el centro derecha endurece su discurso migratorio. Por tanto, cuando los partidos moderados abrazan las posiciones de la derecha radical, no solo las legitiman socialmente, sino que también pueden contribuir a su fortaleza electoral en el largo plazo.
Además, la estrategia de acercamiento a la derecha radical conlleva importantes riesgos para el centro derecha. En primer lugar, podría incluso alejar a la parte más moderada de su electorado. A pesar del creciente éxito de la izquierda—en particular, de los partidos verdes o de nueva izquierda— entre las clases medias-altas educadas, los partidos de centro derecha todavía cuentan con amplios apoyos entre los profesionales acomodados y altamente cualificados.
Estos ciudadanos, que tienden a concentrarse en los núcleos urbanos, son favorables a la reducción de impuestos y la prevalencia del mercado sobre el Estado. Pero al mismo tiempo se sienten cómodos con el cambio de valores que ha traído la revolución silenciosa en multitud de ámbitos y tienen actitudes más positivas hacia la inmigración.
Este perfil ideológico —liberal en lo económico y en lo cultural— representa en la actualidad alrededor del 15% de los votantes en los países de Europa Occidental. El politólogo Noam Gidron los define como 'market cosmopolitans' (cosmopolitas promercado). Aunque están sobrerrepresentados en el electorado del centro derecha y los liberales, también encuentran su espacio en el centro izquierda y algunos partidos verdes. Si la expansión educativa continúa, transformando aún más la estructura ocupacional de nuestras economías, es razonable pensar que este electorado aumente en las próximas décadas. Una investigación reciente del politólogo Ralph Scott muestra que la experiencia universitaria reduce las actitudes autoritarias y los prejuicios raciales, a la vez que se traduce en actitudes menos favorables hacia la redistribución.
La traslación de esta lógica al terreno político varía de forma importante entre países y dependerá de varios factores. Por ejemplo, el riesgo de perder este electorado sería menor en el caso de que los cosmopolitas promercado prioricen las cuestiones económicas —por ejemplo, las bajadas de impuestos— sobre los asuntos posmateriales o la inmigración. Factores institucionales, como la proporcionalidad del sistema electoral del país en concreto, también influyen en la intensidad del dilema. Por ejemplo, en países multipartidistas, como Dinamarca u Holanda, donde existen partidos socioliberales moderados, estos resultan atractivos para estos votantes.
En definitiva, más allá del fortalecimiento de la derecha radical y la aparición de otros partidos antisistema, el realineamiento de los votantes moderados es una tendencia a la que debemos prestar más atención en los próximos años. Este dilema, por ejemplo, es cada vez más evidente para el Partido Conservador en el Reino Unido. Su pobre resultado en las elecciones locales en algunos de sus feudos tradicionales del sureste de Inglaterra —conocido como el Blue Wall— sugieren que el realineamiento de la política británica no terminó con el Brexit.
Una tendencia similar observamos en las elecciones generales celebradas en Australia hace unos meses. Las transferencias de voto desde el centro derecha hacia candidatos independientes con un perfil socioliberal y hacia el partido verde en algunas de las zonas más acomodadas de Sídney y Melbourne fueron clave para explicar la derrota del centro derecha.
En España, el Partido Popular (PP), a pesar de su tendencia ascendente, tampoco está exento de las corrientes de fondo que tensionan su espacio político en otros países de Europa. Aunque la relevancia de la dimensión territorial —sin la cual no se entiende la fortaleza de Vox— distingue la competición política española en términos comparados. Los datos muestran que en España una parte sustancial de los cosmopolitas promercado apoyan al PSOE, aunque el PP —y hasta hace no tanto Ciudadanos— también tiene éxito entre este electorado. Al mismo tiempo, los altos niveles de polarización entre los dos grandes partidos, el declive de Ciudadanos y la animadversión hacia Pedro Sánchez entre muchos votantes de centro pueden llevar a pensar al PP que en el corto plazo el votante de centro derecha moderado está asegurado.
La inmigración sigue sin ser uno de los temas más importantes para los españoles
Por otro lado, la cuestión de la inmigración en España ha sido tradicionalmente menos divisiva que en otros países. En 2017, la última vez que el CIS preguntó sobre esta cuestión, alrededor del 30% de los ciudadanos consideraba que el número de inmigrantes era excesivo. Este número era solo ligeramente mayor entre los votantes del PP que entre los votantes del PSOE y Ciudadanos. Aunque es probable que la polarización en torno a esta cuestión sea mayor en la actualidad con la presencia de Vox, la inmigración sigue sin ser uno de los temas más importantes para los españoles. Según la última encuesta de 40dB, la inmigración preocupa mucho o bastante al 68% de los españoles, aunque esta cifra es mayor para los votantes de Vox (cerca del 90%). Sin embargo, los españoles se muestran más preocupados por la inflación, el paro, las desigualdades o la guerra en Ucrania.
Hasta el momento, y más allá del Gobierno de coalición en Castilla y León, Núñez Feijóo ha decidido ignorar la presencia de los de Abascal y enfatizar un perfil más tecnocrático e institucional. La realidad es, sin embargo, que su llegada a la Moncloa podría depender del apoyo del partido de Santiago Abascal. Una posible coalición entre el PP y Vox haría más visibles que nunca los dilemas del centro derecha para sobrevivir entre las dos revoluciones.
*Luis Cornago Bonal es doctorando en Ciencias Políticas en la Universidad de Oxford.
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