Es noticia
¿Qué lecciones podemos enseñar los valencianos sobre el impulso a la innovación?
  1. España
  2. Tribuna
TribunaEC16

Tribuna

Por

¿Qué lecciones podemos enseñar los valencianos sobre el impulso a la innovación?

Las políticas, diseñadas y puestas en marcha en la Comunitat Valenciana, tras casi 20 años de total inacción en materia de I+D+i, han dado inicio a una nueva y necesaria etapa

Foto: El rey Felipe VI, entonces Príncipe de Asturias, inaugura el Parque Tecnológico de Paterna en 1990. (Cedida)
El rey Felipe VI, entonces Príncipe de Asturias, inaugura el Parque Tecnológico de Paterna en 1990. (Cedida)

No es que sea una sorpresa. Ha ocurrido otras veces. La “sociedad ilustrada” valenciana tardó más de 20 años en reconocer la bondad de determinadas iniciativas políticas autóctonas que buscaban modernizar nuestro tejido productivo mediante el impulso de la innovación, en sus más diversas variedades. Y no solo eso, si se hiciera el esfuerzo de desempolvar la hemeroteca entre los años 85 y 93 del siglo pasado, periodo en el cual se diseñó y ejecutó la política industrial y de innovación de la Generalitat Valenciana (GVA), pionera entonces en el marco del nuevo Estado autonómico, podría constatarse de manera fehaciente el muy escaso apoyo, cuando no el simple desinterés, que ésta tuvo por parte de numerosos medios de comunicación, partidos políticos, e incluso, de los propios estamentos universitarios que, entonces mucho más que ahora, vivían de espaldas a lo que ocurría en el terreno, siempre ideologizado, de la “política”.

Foto: La sede de Innsomnia, en la marina de Valencia, acogerá el centro de computación de la ONU. (EFE/Vicent Bosh) Opinión

De este modo, el IMPIVA, como agencia regional de apoyo a la modernización de nuestras empresas y sectores, la Red de Institutos Tecnológicos, el Parc Tecnológic, las incubadoras de empresas (CEEIs), el Instituto Valenciano de Energía, y tantos otros instrumentos relacionados con la innovación y el emprendimiento que entonces se pusieron en marcha, se encontraban aquí con una fuerte contestación en las superestructuras mediático/políticas autóctonas, al tiempo que, sin embargo, servían de modelo al resto de las Comunidades Autónomas para poner en marcha iniciativas similares, cuando no calcadas. Las agencias de desarrollo y/o de apoyo a las Pymes, que se montaron a partir de entonces en todas las autonomías, incluyendo Madrid y Andalucía, no fueron sino el reflejo de aquella que ya se había puesto en marcha en la Comunitat Valenciana. Incluso los parques tecnológicos, que empezaron a proliferar a partir de entonces (también el de Málaga, que tan apreciado es ahora por estas tierras), fueron proyectos, en gran medida, irradiados desde aquí. De hecho, Valencia Parc Tecnológic se inauguraba en 1990, mientras que el de Málaga lo hacía dos años más tarde, en 1992, siguiendo claramente su estela.

Pero, claro, nadie es profeta en su tierra; de modo que, una vez decretado por parte de nuestros propios estamentos políticos y mediáticos, a la altura de finales de los años 90, que los valencianos, ni necesitábamos, ni estábamos capacitados, para liderar nada en el ámbito de la industria y la innovación, y que el verdadero modelo productivo autóctono consistía en construir casas y apartamentos a toda velocidad, a lo largo de los 470 kilómetros de nuestra costa, nos pusimos a ello, con eficacia y diligencia digna de mejor causa, hasta alcanzar la cúspide de la burbuja en 2008, con el resultado posterior que ya conocemos.

placeholder La ministra de Ciencia, Diana Morant, visita en Valencia el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA-CSIC). (EFE/Kai Försterling)
La ministra de Ciencia, Diana Morant, visita en Valencia el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA-CSIC). (EFE/Kai Försterling)

Pues bien, ahora, 25 años después de todo aquello, las cosas parecen haber cambiado sustancialmente (o, al menos, eso espero). Las políticas, diseñadas y puestas en marcha en la Comunitat Valenciana (y no solo por la Generalitat Valenciana también por algunos ayuntamientos y numerosas instituciones de la sociedad civil), tras casi 20 años de total inacción en materia de I+D+i, y entre las que se encuentra la Agència Valenciana de la Innovació (AVI), han dado inicio a una nueva, y necesaria, etapa, orientada a la transformación efectiva del modelo productivo valenciano en la era del conocimiento y la sostenibilidad. Un modelo que, como se ha resaltado en numerosas ocasiones, ha estado lastrado desde hace tiempo por cifras relativamente bajas de valor añadido y por un sistema de innovación, que es el núcleo duro de la economía del conocimiento, cuyo funcionamiento era manifiestamente mejorable.

La creación, hace ahora 5 años, de un instrumento de política pública específico, como la AVI, con la principal misión de lograr un correcto funcionamiento del Sistema Valenciano de Innovación, garantizando de este modo un diálogo fluido y sistemático entre la esfera científica, técnica y empresarial, para poder abordar juntos las grandes transformaciones tecnológicas y productivas que se avecinan, resultaba ya, pues, tan necesario, como inaplazable.

Foto: El Miura 1 de PLD Space, cohete de pruebas previo al Miura 5, que comenzará a lanzarse en 2024. (EFE)

Ahora bien, lo que resulta llamativo para los observadores externos cualificados (así al menos me lo dicen) es que aquí, en la CV, sigamos insistiendo en el diagnóstico inicial, como si nada hubiera cambiado. Sobre todo, teniendo en cuenta que, en estos últimos años, desde su creación, solo la AVI ha movilizado ya más de 240 millones de euros para impulsar la innovación, activando, bien de manera directa, o bien a través del fortalecimiento de los distintos interfaces, a todos los agentes del sistema, incluidas las empresas (hasta un total de 404), las universidades, los IITT, los centros del CSIC y las Fundaciones de Investigación Sanitaria.

Y todo ello avalado por un Comité Estratégico de Innovación, que preside y coordina el prestigioso científico Avelino Corma, y que es, quizá, el elemento que mejor refleja el ADN de la institución. Una iniciativa pionera en España, que reúne a decenas de personalidades relevantes provenientes del mundo de la ciencia, la tecnología y la empresa, para proponer, conjuntamente, soluciones innovadoras a los grandes retos a los que se enfrentan éstas últimas. Soluciones que, a su vez, son priorizadas en las convocatorias anuales de ayudas de la propia AVI, garantizando así una efectiva transformación del modelo productivo en la dirección correcta.

Foto: Una de las salas de empaquetado de BigBuy, en el centro logístico de Moncada (Valencia).

Por tanto, más allá del aspecto meramente cuantitativo, lo verdaderamente reseñable del caso valenciano es haber logrado un alto nivel de cooperación, año tras año, entre los distintos agentes del sistema de innovación, una de nuestras asignaturas pendientes (y la de España toda), en la búsqueda de soluciones efectivas a los principales problemas de nuestro tejido productivo, pudiéndose afirmar, de nuevo, que, en efecto, existe un modelo valenciano, también para las políticas de innovación en la era del conocimiento; y que, al igual que ocurrió en los años 80/90 del siglo pasado, servirá de referencia, sin duda alguna, para el resto de España en los próximos años.

Por supuesto, los valencianos podemos, y debemos, aprender mucho de otras comunidades autónomas, pero, por lo que yo sé, hasta ahora, en materia de políticas industriales y de innovación, el sentido del aprendizaje ha sido siempre el inverso. Y no creo que pase nada si, al menos por una vez, somos capaces, nosotros mismos, de reconocer lo que hacemos bien sin esperar otros 20 años; y, desde luego, sería muy aconsejable que antes de buscar obsesivamente patrones externos que copiar, echemos una mirada a nuestro alrededor, por si acaso no hiciera falta. Un poco de autoestima nunca viene mal.

*Andrés García Reche es vicepresidente ejecutivo de la Agencia Valenciana de la Innovacion (AVI).

No es que sea una sorpresa. Ha ocurrido otras veces. La “sociedad ilustrada” valenciana tardó más de 20 años en reconocer la bondad de determinadas iniciativas políticas autóctonas que buscaban modernizar nuestro tejido productivo mediante el impulso de la innovación, en sus más diversas variedades. Y no solo eso, si se hiciera el esfuerzo de desempolvar la hemeroteca entre los años 85 y 93 del siglo pasado, periodo en el cual se diseñó y ejecutó la política industrial y de innovación de la Generalitat Valenciana (GVA), pionera entonces en el marco del nuevo Estado autonómico, podría constatarse de manera fehaciente el muy escaso apoyo, cuando no el simple desinterés, que ésta tuvo por parte de numerosos medios de comunicación, partidos políticos, e incluso, de los propios estamentos universitarios que, entonces mucho más que ahora, vivían de espaldas a lo que ocurría en el terreno, siempre ideologizado, de la “política”.

Generalitat Valenciana Modelo productivo Innovación Noticias de Comunidad Valenciana