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Las señales equivocadas de un PIB erróneo
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José Manuel Naredo

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Las señales equivocadas de un PIB erróneo

Una serie de artículos ha confirmado que el PIB estimado por el INE está dando señales equivocadas de la coyuntura económica

Foto: Imagen de archivo de la bolsa española. (EFE/Ana Bornay)
Imagen de archivo de la bolsa española. (EFE/Ana Bornay)

Una serie de artículos* han confirmado plenamente que el PIB estimado por el INE está dando señales equivocadas del pulso de la coyuntura económica al magnificar la caída ocasionada por la pandemia y al minimizar la recuperación posterior. En lo que sigue sintetizamos las razones de peso que respaldan esta idea, así como las consecuencias que se derivan de la reciente aversión al alza que muestran las estimaciones oficiales del PIB.

El primero de los artículos mencionados empieza apuntando cómo en el resto de los países de la UE el PIB recuperó en 2021 los niveles anteriores a la pandemia y, sin embargo, nuestro país aparece como una rara excepción a la luz de la estimación que hace el INE del PIB. Hecho que ha aprovechado muy bien la oposición política para culpar al gobierno de que la economía española "ni siquiera" haya conseguido recuperar los niveles anteriores a la pandemia. Así lo han reiterado en los medios el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, y otros directivos y portavoces de ese partido. Con lo que se genera una situación paradójica: se divulga un dato oficial erróneo que perjudica al propio gobierno cuando, para colmo, la oposición viene acusándolo de mentir y manipular los datos a su favor.

Foto: La vicepresidenta económica, Nadia Calviño. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Resulta en extremo curioso que el PIB haya mostrado recientemente una tozuda aversión al alza cuando en otros momentos había ocurrido lo contrario. En efecto, cuando en otoño de 2007 se pinchó la burbuja inmobiliaria española y se desplomaron estrepitosamente el empleo y la recaudación fiscal, el PIB mostró una fuerte aversión a la baja, apareciendo como consecuencia inaceptables aumentos de productividad y del fraude fiscal.

Esto pudo inducir a pensar que había alguna mano oculta que acomodaba la información al "lenguaje político correcto" que, recordemos, primero negó que hubiera burbuja especulativa, para después afirmar que se produciría un "aterrizaje suave". Pero el hecho de que recientemente el PIB haya mostrado aversión al alza contribuye a desinflar esas interpretaciones conspirativas: lo más probable es que el dispar comportamiento del PIB responda a ciertas rutinas empleadas en la actualización de los agregados que hacen caso omiso de las informaciones discrepantes.

De cualquier manera, se plantea el enigma de aclarar con luz y taquígrafos cómo es que un indicador tan clave como el PIB en la narrativa económica imperante se ha visto sujeto a semejantes tribulaciones que ponen en entredicho en nuestro país la coherencia de la información económica y objetividad y solvencia la estadística oficial. Resolver este enigma exigiría entrar en la cocina de las Cuentas Nacionales para saber los ingredientes, los tiempos de cocción y los demás procesos utilizados en la elaboración del PIB en cada caso, lo cual escapa a nuestras actuales pretensiones limitadas a sintetizar el panorama actual y queda pendiente para investigadores con licencia para entrar en esa cocina.

Resolver este enigma exigiría entrar en la cocina de las Cuentas Nacionales

En otra ocasión, he precisado que los agregados macroeconómicos, como el PIB, incumplen los requisitos de las magnitudes y las medidas sobre las que se construye la verdadera ciencia cuantitativa, que le permiten acotar los márgenes de error de sus mediciones**. Pero también he afirmado que, aunque la macroeconomía trabaje habitualmente con pseudomedidas de pseudomagnitudes, no por ello hay que tirar la toalla respecto a la fiabilidad de sus mediciones, sino más bien extremar el cuidado en la definición y la medición de los agregados para asegurar la buena calidad de los mismos.

Desde esta perspectiva, la Contabilidad Nacional (CN) no debería de ser una estadística más, que se limite a actualizar sus datos con determinadas rutinas ignorando las informaciones discrepantes, sino que debería utilizar toda la información disponible para mejorar la calidad de sus estimaciones. Y esto es lo que en buena medida ha hecho la serie de artículos antes citados, al cotejar las estimaciones oficiales del PIB con la información que ofrecen las estadísticas disponibles más relevantes desde los tres enfoques por los que se puede estimar el PIB: el de la producción, el de la renta y el del gasto (como suma, respectivamente, de los valores añadidos, de los ingresos y de los gastos de consumo e inversión de los "agentes económicos"). En lo que sigue retomaremos algunos de los aspectos más significativos que muestran la reciente aversión al alza del PIB, remitiendo al lector interesado a la información mucho más prolija que albergan los artículos citados.

En la era de los negacionismos y la posverdad, en la que se extiende la idea de que todo es relativo o que las cosas son del color desde el que se miran, ¿cómo podemos asegurar que las estimaciones oficiales del PIB magnificaron la caída motivada por la pandemia en 2020 e infravaloran la recuperación posterior en 2021? Hemos de recordar que, aunque hay cosas o acontecimientos que están plagados de indefinición e incertidumbre, también hay otros que son impepinables. Como que las manzanas caen del árbol al suelo en vez de subir para arriba… O que no se pagan impuestos por ingresos, gastos o inmuebles inexistentes.

El gráfico 1 muestra la evolución de los salarios estimados por la Contabilidad Nacional (CN), que son un componente importante del PIB, y los salarios declarados que tributan a Hacienda y a la Seguridad Social. En el gráfico se observa el estrecho paralelismo de las dos series hasta que los salarios estimados por la CN empezaron a mostrar aversión a la baja con relación a los salarios declarados a Hacienda tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria financiera en 2007. Con lo cual se acentuó el divorcio entre los salarios estimados por la CN y los declarados, presuponiendo un aumento del fraude fiscal. Este desfase se fue reduciendo a partir de 2015 para finalmente quedar los salarios estimados por la CN por debajo de los declarados a Hacienda. La imposibilidad de que haya un fraude fiscal negativo evidencia que la masa salarial estimada por el INE está a todas luces infravalorada tras magnificar la caída en 2020 y minimizar la recuperación en 2021.

También se observa el hecho de que los salarios declarados a Hacienda han superado los niveles anteriores a la pandemia, como también debería de ocurrir con los estimados por la CN si, como es de cajón, estuvieran por encima de los declarados.

Lo mismo ocurre si comparamos el consumo sujeto a IVA estimado por la CN y el declarado a Hacienda (y que ha pagado el IVA). Como se observa en el gráfico 2, las dos series siguieron una marcha bastante paralela hasta que, en 2007, cuando se pinchó la burbuja inmobiliario-financiera, el consumo declarado en el IVA se desplomó, mientras que el estimado por la CN siguió creciendo y empezó a caer un año más tarde. Con lo que se acentuó el desfase entre el consumo declarado en el IVA y el estimado por CN, presuponiendo un aumento del fraude fiscal.

Este desfase se fue reduciendo a partir de 2011, al crecer menos el consumo estimado por la CN que el declarado en el IVA. Pero el desfase se invierte con la enorme caída en 2020 y la escasa recuperación en 2021 del consumo estimado en la CN, que hizo que en los últimos dos años el consumo declarado en el IVA superara al estimado en la CN, como se ve en el gráfico 2. Hecho insólito que evidencia la infravaloración de este último que, como decimos, resulta de haber magnificado la caída ocasionada por la pandemia y minimizado la recuperación posterior.

Otra pieza clave que evidencia el comportamiento anómalo de los componentes del PIB respecto a las estadísticas disponibles, es el de los márgenes empresariales. El gráfico 3 compara la evolución del Excedente Bruto de Explotación de las Sociedades no Financieras estimado en la CN y el registrado por el impuesto de sociedades en la estadística tributaria.

El enorme desfase que se venía observando entre ambas series empieza a recortarse a partir de 2013 al crecer más los excedentes declarados a Hacienda que los estimados en la CN. Hasta que su acercamiento culmina en 2021 al superar también las cantidades declaradas estimadas en la Contabilidad Nacional tras haber registrado estas mayor caída en 2020 y menor subida en 2021 que las declaradas. Podemos concluir que esto es de traca: los salarios, el excedente y el consumo de los hogares que se declara a Hacienda superan a los que forman parte del PIB evidenciando anomalías que urge corregir para evitar el desprestigio de la estadística oficial o dar pie a interpretaciones delirantes.

Una de estas interpretaciones es la de un artículo publicado en el Financial Times, que postula que la recaudación fiscal ha aumentado más que el PIB porque con la pandemia se ha regularizado la "economía sumergida" (ya que no se han subido las tarifas impositivas). Este argumento no se sostiene por dos tipos de razones. Primero, porque una cosa es que se reduzca el fraude fiscal (como al parecer venía ocurriendo según muestran los gráficos) y otra es que se llegue al absurdo de recaudar por rentas y gastos declarados que superan a los estimados en el PIB, apareciendo un fraude fiscal negativo. Y segundo, porque el anómalo comportamiento del PIB y sus componentes se confirma también al compararlo con fuentes estadísticas distintas de las tributarias. Por ejemplo, cabe destacar que no tiene sentido que la CN estime en 2021 un crecimiento del 10,5% para el Excedente Bruto de Explotación de las Sociedades no Financieras cuando la Central de Balances del Banco de España, con datos de 540 mil sociedades, arroja un crecimiento del 24,9%.

A la luz de estos y otros datos manejados, los artículos citados de Artola y Melis concluyen que el PIB debería de situarse en 2021 entre un 5 y un 7% por encima del estimado en la CN para que resulte coherente con las principales fuentes de datos disponibles. Con lo que la economía española se habría recuperado con rapidez en 2021 del shock sufrido en el año anterior, siguiendo un camino similar al resto los países de la UE.

El PIB debería situarse en 2021 entre un 5 y un 7% por encima del estimado en la CN

El panorama descrito pide a gritos una conciliación de las estimaciones del PIB con la información tributaria y estadística disponible para evitar las graves incoherencias que manifiestan las estimaciones al uso. Cabe recordar que este tipo de arbitraje es moneda común en la elaboración de las Cuentas Nacionales como subrayo en mi artículo antes citado sobre "la economía y sus medidas" y ha sido practicado en países que van desde EEUU a Francia para conciliar las estimaciones de la CN con las informaciones tributarias u otras. Pero esta conciliación debería de hacerse de forma consensuada y transparente. Pues en caso contrario la oposición política haría presa de nuevo sobre el tema acusando al gobierno de manipular datos a su favor. Y dado que esta tarea conciliadora afecta a distintos componentes y formas de estimar el PIB, debería dar lugar a un verdadero un cambio de base que restablezca la coherencia y refuerce la solvencia del Sistema de Cuentas Nacionales en su conjunto.

* Artículos publicados por Miguel Artola y Francisco Mélis en Eldiario.es, los días 11, 18, 26 de diciembre de 2022 y 2 de enero de 2023.

**Naredo, J.M. (2022) “La economía y sus medidas”, SISTEMA, 263, septiembre 2022, pp.19-36.

Una serie de artículos* han confirmado plenamente que el PIB estimado por el INE está dando señales equivocadas del pulso de la coyuntura económica al magnificar la caída ocasionada por la pandemia y al minimizar la recuperación posterior. En lo que sigue sintetizamos las razones de peso que respaldan esta idea, así como las consecuencias que se derivan de la reciente aversión al alza que muestran las estimaciones oficiales del PIB.

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