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¿La italianización de España?

Los italianos llevan años sin tomarse la política en serio, porque ni unos ni otros han sabido liderar un Gobierno y unas instituciones capaces de responder a las necesidades y demandas de la ciudadanía

Foto: La primera ministra italiana, Giorgia Meloni. (Reuters/Guglielmo Mangiapane)
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni. (Reuters/Guglielmo Mangiapane)

Hace apenas unos días, unos amigos italianos vinieron de visita a Madrid. Paseamos, cenamos y tuvimos charlas de lo más interesante. Entre todos los temas tratados, cómo no, salió la política. Yo me interesé por conocer de primera mano cómo se vivía en Italia la nueva etapa liderada por Giorgia Meloni.

Como es de sobra conocido, Italia atraviesa décadas de inestabilidad política. Las numerosas elecciones generales y sus sucesivos gobiernos en estos últimos años han acabado por imprimir en el conjunto del electorado un sentimiento de hartazgo, cabreo y desconfianza hacia su clase política y sus instituciones. En este contexto es en el que han nacido liderazgos surrealistas como el de Berlusconi o liderazgos que no tienen ni pizca de gracia como el de Meloni.

Foto: Moción de confianza en el Senado de Italia. (EFE/Angelo Carconi)

Los italianos llevan años sin tomarse la política en serio, porque ni unos ni otros han sabido liderar un Gobierno y unas instituciones capaces de responder a las necesidades y demandas de la ciudadanía. Cualquiera que conozca un poco el país se da cuenta del progresivo abandono y retraso que va acumulando. Las conversaciones más recurrentes son la falta de seriedad de sus representantes políticos y, sobre todo, la falta de una alternativa viable y seria de la izquierda, que durante años ha preferido sumarse al hacer berlusconiano. Esto explica que el electorado, tras las etapas de Berlusconi, haya designado a la posfascista Meloni primera ministra. En política como en la vida, quien siembra vientos cosecha tempestades.

Lo peor es que fenómenos como la irrupción de la derecha esperpéntica de Berlusconi y la ultraderecha fascistoide de Meloni suceden, cada vez más, al margen de la valoración, implicación y legitimación de gran parte de la ciudadanía. Sin ir más lejos, las pasadas elecciones generales, que se celebraron en septiembre del año 2022, tuvieron la abstención más alta de su historia. Esto es una mala noticia para la democracia, para el desarrollo y el bienestar del país. Las instituciones son de todos y todas, pero sobre todo son de esa mayoría social que necesita que servicios públicos como el transporte, los hospitales o los colegios funcionen. Sin embargo, el sistema político italiano lleva décadas expulsando precisamente a buena parte de esta mayoría social.

Foto: Giorgia Meloni. (Reuters/Guglielmo Mangiapane)

Tras el significativo aumento de poder institucional de la derecha y la ultraderecha en las elecciones autonómicas y municipales del pasado 28-M aquí en España, mis amigos italianos me escribieron un mensaje que decía: "È il vostro turno!" (Es vuestro turno). Me entró pánico. Es cierto que las tendencias totalitarias y antidemocráticas son una realidad en Europa, por lo que no sería imposible que acabáramos con un Gobierno en España condicionado por la ultraderecha de Vox. Seguramente Meloni estaría encantada.

Hay que aprender de Italia, donde lo peor es que la izquierda no ha tenido proyecto. Para estar a la altura, hay que tomárselo en serio

Para que esto no sea una realidad, no vale con desplegar una campaña de miedo al fascismo. Esa carta no funciona, y lo hemos visto a lo largo de estos últimos años. Por eso el PSOE debe abandonar esta senda y encarar una campaña que muestre un proyecto, un futuro y una forma de estar en el mundo. Para eso, es vital pensar qué país se quiere más allá del 23 de julio. Si esto no se sabe, no hay comunicación que valga. Y esto es aún más importante si tenemos en cuenta que Pedro Sánchez tiene en las próximas generales la oportunidad de consolidarse como el líder del bloque progresista. El panorama a su izquierda es desolador, sumido en el caos, batallas internas, malos resultados electorales y proyectos que no arrancan. Por lo que la oportunidad es tan grande como la responsabilidad. Hay que aprender de Italia, donde lo peor es que la izquierda no ha tenido proyecto. Para estar a la altura, hay que tomárselo en serio.

*Paola Cannata, politóloga.

Hace apenas unos días, unos amigos italianos vinieron de visita a Madrid. Paseamos, cenamos y tuvimos charlas de lo más interesante. Entre todos los temas tratados, cómo no, salió la política. Yo me interesé por conocer de primera mano cómo se vivía en Italia la nueva etapa liderada por Giorgia Meloni.

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