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Libertad, igualdad, fraternidad: tres razones para apoyar el proyecto 'Jacobino'
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Francisco Igea

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Libertad, igualdad, fraternidad: tres razones para apoyar el proyecto 'Jacobino'

Si algo han demostrado estos días de noviembre, es la urgencia de un proyecto de izquierdas para España. Uno que se sustente sobre esos tres pilares

Foto: Manifestación multitudinaria contra la amnistía en la plaza de Cibeles de Madrid. (EFE/Fernando Alvarado)
Manifestación multitudinaria contra la amnistía en la plaza de Cibeles de Madrid. (EFE/Fernando Alvarado)

Son estos días intensos. Días en los que la legítima protesta de la inmensa mayoría se mezcla con la ira incontrolada de los menos. Días en los que intentan explicarnos que la amnistía es cosa que solo preocupa a los ricos. En estos tristes días de España, conviene intentar refrenar las entrañas y usar la cabeza. Citaré a Machado, con permiso de Ismael Serrano: “De diez cabezas, nueve embisten y una piensa”.

Si algo han demostrado estos días de noviembre es la urgencia de un proyecto de izquierdas para España. Uno que se sustente sobre esos tres pilares.

Libertad

Hoy, más necesaria que nunca. No hay libertad donde no rige el Estado de derecho. La feudal proclama del PSOE en estos días, tratando de explicar a los ciudadanos que quienes se preocupan de estas cosas son los ricos y que a los pobres solo les interesa el salario mínimo, es el mayor atentado a las libertades que he conocido desde la dictadura. Nos devuelve a un Estado premoderno y feudal. Un Estado donde el poder del señor te aseguraba protección y alimento, pero se reservaba para él el reparto de la justicia y la impunidad. Si algo define las revoluciones liberales, es el establecimiento de la igualdad de derechos.

La Declaración de los derechos del hombre y el ciudadano de 1789 debería de ser lectura obligada de estos días. Artículo primero: “Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Las distinciones sociales solo pueden fundarse en la utilidad común”. Artículo sexto: “La ley ha de ser para todos tanto para proteger como para sancionar”. Artículo 16: “Una sociedad que no tiene establecida la garantía de los derechos y la separación de poderes no tiene Constitución”.

Foto: Foto aérea del escenario en la Puerta del Sol. (Europa Press/Diego Radamés)
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Esta vuelta al jacobinismo más esencial es imprescindible para explicar, hoy en España, los pilares de la libertad.

Igualdad

No existe la igualdad si se destroza la nación. La nación es el sustrato de la solidaridad.

Foto: La ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (Europa Press)

La redistribución no es compatible con el troceamiento fiscal. Nunca la izquierda, hasta hoy, sostuvo que los impuestos de las zonas más ricas quedarán en las zonas más ricas. Tampoco sostuvo nunca dar más al que más tiene, como dice literalmente el pacto con Esquerra, al vincular las inversiones del Estado al PIB de las comunidades autónomas. Otro tanto ocurre con la condonación de la deuda bajo la falsa apariencia de igualdad. No le perdonan lo mismo al que debe 75.000 millones que al que debe 2.000, o al que no debe nada. Es una maniobra claramente desigual. Elimina, además, el riesgo moral sobre el que se basa el normal funcionamiento de la economía. Básicamente, la propuesta del pacto consiste en que Cataluña privatiza sus ingresos y socializa su deuda. No puede haber mayor descaro capitalista.

Los territorios no pagan impuestos. Cuántas veces habrá de explicarse esto. Son los ciudadanos y las empresas, en función de sus rentas o beneficios, quienes contribuyen al bien común. Esta es la base del estado de bienestar y el pilar de la socialdemocracia moderna. El PSOE renuncia a representar a la izquierda al admitir los postulados del partido de la burguesía catalana.

Fraternidad

Este es quizás el pilar más necesario. Necesitamos una nación más fraterna. Una nación no fundada sobre el odio y el enfrentamiento que atraviesa estos días nuestras calles, sino sobre la certeza de que el otro es igual a mí. La fraternidad exige más convicción y menos visceralidad que lo que estamos viendo estos días. La fraternidad también nos obliga al compromiso con la universalidad de los derechos humanos y a enfrentarnos con firmeza a la xenofobia y el egoísmo que articulan los mensajes de la extrema derecha patria.

Es urgente hoy que surja un proyecto político netamente de izquierdas. Un proyecto como el abanderado por los miembros de 'El Jacobino'

Los gritos, los mensajes y las propuestas de la extrema derecha no son compatibles con nuestro proyecto de sociedad. Debemos de reconocer su derecho a participar en la vida pública, pero también exigirles respeto a la legalidad y enfrentar su modelo de sociedad. Una cosa es saludarles cortésmente al cruzarse en las calles, otra compartir su camino de intolerancia.

Por estas tres razones, es urgente hoy que surja un proyecto político netamente de izquierdas. Un proyecto como el abanderado por los miembros de El Jacobino. Reformista, sí. Tolerante y dialogante, también. Pero un proyecto firme en sus convicciones. Porque es urgente levantar la bandera de la igualdad que el PSOE ha entregado a cambio del poder. Porque es urgente hacerlo mostrando un compromiso firme con los derechos humanos y frente a la intolerancia. Porque el dumping fiscal de la derecha ayusista y la aceptación del privilegio nacionalista por parte del PSOE van a poner en jaque nuestro estado de bienestar. Porque, desgraciadamente, el espacio central perdió su credibilidad cuando Ciudadanos, frente a las protestas de unos pocos y el clamoroso silencio de quienes hoy lo dirigen, decidió su estrategia suicida de intentar sustituir a la derecha.

Libertad, igualdad y fraternidad. A las urnas, ciudadanos.

Son estos días intensos. Días en los que la legítima protesta de la inmensa mayoría se mezcla con la ira incontrolada de los menos. Días en los que intentan explicarnos que la amnistía es cosa que solo preocupa a los ricos. En estos tristes días de España, conviene intentar refrenar las entrañas y usar la cabeza. Citaré a Machado, con permiso de Ismael Serrano: “De diez cabezas, nueve embisten y una piensa”.

Amnistía
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