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Putin acertó en sus predicciones y seguirá en el poder hasta 2030
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Ramón González Férriz

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Putin acertó en sus predicciones y seguirá en el poder hasta 2030

Esta misma semana, el presidente ruso anunció que, tras promover un cambio constitucional que eliminaba los límites de la permanencia del presidente en el poder, volvería a presentarse a las elecciones de marzo de 2024

Foto: Putin, en la conferencia navideña de prensa. (EFE/Alexander Zemlianichenko)
Putin, en la conferencia navideña de prensa. (EFE/Alexander Zemlianichenko)
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¿Por qué una caja de huevos cuesta ya 550 rublos en Daguestán? Esta fue una de las preguntas que esta semana formularon a Vladímir Putin durante su tradicional rueda de prensa navideña. Se trata de un larguísimo evento muy controlado por el Estado durante el cual Putin responde a preguntas de periodistas y de ciudadanos de a pie que le transmiten también su adhesión y sus felicitaciones. El objetivo es demostrar que el presidente está al mando de todo y vive constantemente preocupado por el bienestar del ruso común.

El año pasado, el acto se suspendió a causa de las dificultades que pasaba el país por el fallido intento de invasión de Ucrania. En esta ocasión, además de explicar las razones de la inflación, el presidente ruso analizó las estadísticas sobre el uso de los autobuses interurbanos, aseguró a un batallón de soldados que sus condiciones de vida mejorarán de manera inmediata y dio varias lecciones de historia: la culpa de la guerra en Ucrania, explicó pacientemente, es de Lenin y de Estados Unidos.

Preguntado por cuándo terminaría, dijo que los objetivos de Rusia siguen siendo los mismos: la desnazificación y la desmilitarización del país; es decir, que renuncie a su soberanía y se someta a Rusia, que Occidente no va a seguir dándole al Gobierno de Volodímir Zelenski armas y dinero al ritmo con el que lo hacía hasta ahora, y que la actuación de su ejército en Ucrania es incomparable con la de Israel en Gaza. Después, ante los rumores de que un doble le sustituye durante algunas apariciones en público, dialogó con un Putin digital creado con inteligencia artificial para mostrar su predisposición a reírse bondadosamente de la rumorología y exhibir que Rusia está en la vanguardia tecnológica. Aunque en Occidente esta clase de rituales de glorificación del líder susciten perplejidad o condescendencia, no deberíamos reírnos mucho.

Foto: El presidente ruso, Vladímir Putin, asiste a su rueda de prensa anual retransmitida en directo con los federales rusos. (EFE/Vladímir Gerdo)

Porque la celebración de este espectáculo televisivo significa que, pese a que el país ha perdido a más de 300.000 soldados en Ucrania y ya dedica un tercio de su presupuesto al ejército, Putin vuelve a confiar en su capacidad para transmitir confianza sobre la guerra. Pero también porque esta misma semana anunció que, tras promover un cambio constitucional que eliminaba los límites de la permanencia del presidente en el poder, iba a presentarse a las elecciones del mes de marzo. Fue también durante un acto meticulosamente teatral: tras un encuentro en el Kremlin, un veterano de la guerra del Donbás le pidió de manera aparentemente espontánea que repitiera como presidente, dado que la lucha allí no había terminado.

"Tienes razón —respondió Putin—. Ahora es el momento de tomar decisiones y me presentaré a las elecciones al cargo de presidente de la Federación Rusa". Como las elecciones también son una farsa y las ganará por el margen que él decida, si su salud no lo impide, cuando termine ese nuevo mandato presidencial habrá gobernado Rusia durante treinta años. Tendrá entonces 78. No sería nada raro que pretendiera repetir, porque el objetivo explícito y obsesivo de su presidencia es restituir la grandeza del Imperio Ruso. Eso implica desestabilizar a la Unión Europea, desplazar la frontera entre Occidente y Rusia cada vez más hacia el Oeste, hacer que el país sea cada vez más autónomo tecnológica y económicamente y destruir para siempre lo que suele llamar "influencia extranjera" y que, en realidad, es cualquier forma de disidencia moral o política. Cuando uno se plantea esos objetivos, y sabe convertirlos en un teatro patriótico, nunca tiene la sensación de que su trabajo haya terminado.

Tenía razón en muchos pronósticos

Además, Putin tiene motivos para pensar que se está saliendo con la suya. Acertó en su pronóstico de que los occidentales serían cada vez más renuentes a apoyar a Ucrania y de que surgirían entre ellos divisiones paralizantes. Tenía razón al pensar que ayudar a líderes como Viktor Orbán en la Unión Europea, y a Donald Trump y otros republicanos en Estados Unidos, le acabaría dando frutos. Acertó al creer que China y otros países del llamado "Sur global" le apoyarían o, al menos, no se enfrentarían a él.

Tenía razón al pensar que, ante las imprevistas dificultades en Ucrania, muchos rusos mostrarían inquietud y malestar, pero no surgiría un movimiento de insurrección. Era cierto que las sanciones occidentales no iban a hacer un daño irreparable a la economía rusa. Parece claro que no logrará su objetivo inicial de someter totalmente a Ucrania, pero de acuerdo con su visión sagrada de la política, que, sin embargo, sabe matizar con consideraciones pragmáticas. Piensa que está liderando un proceso de salvación de la civilización rusa y que, pese a las dificultades, esta puede mostrar confianza.

Foto: Viktor Orbán, primer ministro húngaro. (EFE/EPA/Olivier Matthys)

Durante décadas, Occidente no entendió a Vladímir Putin. Tras la invasión de Ucrania en 2021, todos sabemos ya qué quiere. Muchos en el mundo celebran que se enfrente con vigor a Occidente. Muchos en la extrema derecha y la extrema izquierda de Occidente celebran que se enfrente a la democracia liberal. Muchos pensamos que, al hacer sus intenciones explícitas de manera tan sangrienta, nos obliga a tener ante él una posición mucho más robusta, activa y decidida. En parte, eso se ha conseguido.

Pero ahora sabemos tres cosas más: a corto plazo, Ucrania no va a ganar la guerra. Putin sigue gozando de apoyo interno. Y va a permanecer en el poder, por lo menos, siete años más. Podemos mostrar condescendencia ante la absurda teatralidad que rodea su mandato, y la manera en que en él se confunden farsa y patriotismo, preocupación por el hombre común y pura ficción. Pero ahí seguirá él. Cometió un catastrófico error de cálculo al decidir invadir Ucrania, pero tenía razón acerca de muchas de las cosas que han sucedido después.

¿Por qué una caja de huevos cuesta ya 550 rublos en Daguestán? Esta fue una de las preguntas que esta semana formularon a Vladímir Putin durante su tradicional rueda de prensa navideña. Se trata de un larguísimo evento muy controlado por el Estado durante el cual Putin responde a preguntas de periodistas y de ciudadanos de a pie que le transmiten también su adhesión y sus felicitaciones. El objetivo es demostrar que el presidente está al mando de todo y vive constantemente preocupado por el bienestar del ruso común.

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