Es noticia
Sevilla en Estados Unidos (y viceversa)
  1. España
  2. Tribuna
TribunaEC17

Tribuna

Por

Sevilla en Estados Unidos (y viceversa)

El vínculo histórico de Sevilla con Estados Unidos redunda en la autoconfianza del legado andaluz, orillado entre el tópico y una, presunta, alegría congénita e inmarchitable

Foto: Vista de la plaza de España de Sevilla. (EFE/José Manuel Vidal)
Vista de la plaza de España de Sevilla. (EFE/José Manuel Vidal)

Asumiendo el riesgo de que el título provoque la misma sensación de abismo etnocéntrico que cuando las soberbias cantaoras Fernanda y Bernarda se asomaron a las alturas del Empire State Building de Nueva York y, una a la otra, proyectando sus ojos más allá de la isla de Manhattan, se preguntaron, "Desde aquí, ¿por dónde caerá Utrera?", resulta pertinente poner sobre el tapete la íntima y rentable relación con Estados Unidos de América (y viceversa).

Es un misterio el conocimiento que Kamala Harris o Donald Trump (¿?) puedan tener sobre Andalucía en su conjunto o sobre Granada, Málaga, Sevilla, Jaén, Cádiz, Córdoba, Almería o Huelva, topónimos diseminados por distintos estados, incluso con la variante del seseo, Andalusía en, pongamos por caso, la ciudad localizada con tal grafía en Alabama. Y probablemente es mejor que ese misterio permanezca por desvelar para evitar comprobar ignorancias y, peor aún, ignorancias estratégicas. Kamala Harris cargó recientemente contra los exploradores europeos que, a su juicio ―juicio electorero ante estas elecciones presidenciales―, solo llevaron enfermedades, devastación y ruina. Es difícil confiar en que Trump pueda albergar algún conocimiento nítido sobre esta parcela de la Historia hispano-estadounidense después de que, en un reciente mitin, afirmara que el Ejército de Washington se hizo con el control de los aeropuertos y, gracias a esa astucia ―la toma de las posiciones aéreas británicas de finales del siglo XVIII, ¡Aviones en la década de 1780!―, los revolucionarios ganaron la guerra y se constituyeron como país. No trate de entenderlo, es Trump.

La oscuridad del desconocimiento oculta muchas cosas, pero ni borra ni crea nada. Debidamente expuesto, el vínculo histórico de Sevilla con Estados Unidos redunda en la autoconfianza del legado andaluz, orillado entre el tópico y una, presunta, alegría congénita e inmarchitable.

Foto: Casa de la Contratación de Sevilla. (CC)

Sobre esta relación tiene un sólido conocimiento, Amparo Graciani, catedrática de Historia de la Construcción de la Universidad de Sevilla, doctora en Historia del Arte y Comisaria del Centenario de la Exposición Iberoamericana de 1929. Durante la preparación de la Exposición del 29, Estados Unidos debatió la importancia de su participación. Entonces, en un alarde de su ya descollante poderío económico, decidió retrasar la construcción de su Pabellón en Sevilla ―ubicado entre el Costurero de la Reina y la actual biblioteca pública Infanta Elena―, hasta los meses precedentes a la inauguración de la muestra, para poder exhibir que sus avances técnicos permitían levantar tal inmueble en unas pocas semanas de trabajo frente al “penoso ritmo constructivo de los europeos”.

En 1892, durante la conmemoración del cuarto centenario del primer viaje de Cristóbal Colón, Estados Unidos pugnó por emplear la figura del descubridor como parte esencial de su legado, una visión, ya entonces, no exenta de controversias y cambios de posición en la propia Casa Blanca. Colón también formaba parte entonces de la idea del poder mundial de Estados Unidos. De Norte a Sur y del Atlántico al Pacífico, Estados Unidos quería representar la potencia imprescindible.

Foto: Castillo de San Marcos en San Agustín (Fuente: iStock)

Ahora que voces bien financiadas y poderosas del establishment del Distrito Federal cargan contra su indubitable herencia española, es oportuno recordar los que sucedió durante la preparación de la Exposición Iberoamericana de Sevilla.

La celebración del Centenario, que impulsa el Ayuntamiento de la ciudad, con la dirección de Graciani, será también la celebración de una parte constituyente de la capital andaluza. Según recuerda la historiadora Ana Moreno Garrido ―se recomienda leer su ensayo De Forasteros y Turistas: Una Historia del Turismo en España (1880-1936)―, hubo importantes intercambios económicos relativos al turismo y a la importancia de Sevilla en ese tiempo respecto a Estados Unidos.

Tras la Exposición de 1929, se produjeron acalorados debates en el Ayuntamiento sevillano y algunos concejales señalaron que la imagen de la ciudad se proyectaba adecuadamente al comerciar internacionalmente sus productos emblemáticos, “cuando la imagen de la Giralda viajaba en las latas de productos de ultramar”.

La doctora en Historia Contemporánea por la Universidad Autónoma de Madrid, Aida Rodríguez Campesino, que ha estudiado la relación de España, Hispanoamérica y Estados Unidos durante la Exposición de 1929 y otras posteriores y precedentes, recuerda la importancia de la muestra sevillana. Importancia sustentada en la decisión de la administración de Calvin Coolidge, presidente norteamericano entre 1923 y 1929, de participar con brillantez para poder señalar la dimensión de Estados Unidos como líder en su ámbito geográfico ―del Norte al Sur americano― y líder también en España, desde y en Sevilla, como la representación del otro lado del Atlántico en Europa.

Asumiendo el riesgo de que el título provoque la misma sensación de abismo etnocéntrico que cuando las soberbias cantaoras Fernanda y Bernarda se asomaron a las alturas del Empire State Building de Nueva York y, una a la otra, proyectando sus ojos más allá de la isla de Manhattan, se preguntaron, "Desde aquí, ¿por dónde caerá Utrera?", resulta pertinente poner sobre el tapete la íntima y rentable relación con Estados Unidos de América (y viceversa).

Noticias de Andalucía Sevilla Estados Unidos (EEUU)